30 de septiembre. San Jerónimo, confesor y docto de la Iglesia
Jerónimo, hijo de Eusebio, nació en Stridón (Dalmacia) en tiempo del emperador Constancio, y fue bautizado de adolescente en Roma, e instruido en las ciencias liberales en la escuela de Donato y de otros sabios. Por el deseo de conocimientos recorrió las Galias, teniendo relación con algunos varones versados en las Sagradas Escrituras, y transcribió varios de sus libros. Luego fue a Grecia donde, estando ya instruido en filosofía y retórica, se perfeccionó más con la amistad de ilustres teólogos. Fue discípulo predilecto de Gregorio Nazianceno, en Constantinopla, al cual debe, según propia confesión, su ciencia escriturística. Visitó luego, por devoción, los lugares de la infancia de nuestro Señor Jesucristo, y toda la Palestina. Este viaje le puso en relación con hebreos eruditos, sirviéndole de mucho, según él declara, para penetrar en el sentido de la sagrada Escritura.
Se retiró después a un desierto de Siria, dedicándose cuatro años al estudio de los libros sagrados y a meditar sobre la felicidad del cielo, mortificándose con abstinencias y maceraciones corporales y derramando lágrimas. Ordenado sacerdote por Paulino, Obispo de Antioquía, pasó a Roma, para tratar con el Papa Dámaso de las diferencias habidas entre algunos obispos de Paulino y Epifanio, y fue secretario del Papa en su correspondencia. Deseoso de volver a la soledad, regresó a Palestina, donde en el monasterio fundado en Belén, donde nació nuestro Señor Jesucristo, por Paula, noble matrona romana, adoptó un género de vida celestial. A pesar de las varias enfermedades y dolencias que le afligían, se sobreponía, entregándose a devotas ocupaciones y a la lectura y a la composición de sus escritos.
Acudían a él de todos los lugares, para la explicación de las cuestiones relativas a las sagradas Escrituras. Le consultaban con frecuencia sobre los pasajes más difíciles de los Libros sagrados el Papa Dámaso y San Agustín, fiados en su erudición, y en su dominio del latín, del griego, del hebreo y del caldeo, y en el conocimiento que tenía por sus lecturas, según atestigua San Agustín, de las obras de casi todos los escritores. Combatió a los herejes con escritos enérgicos, y se atrajo siempre el favor de los fervientes ortodoxos. Tradujo el Antiguo Testamento del hebreo al latín; corrigió, por orden de Dámaso, el Nuevo Testamento conforme a los manuscritos griegos, y comentó parte del mismo. Vertió al latín los escritos de multitud de sabios, e ilustró las ciencias cristianas con otras obras suyas. Llegado a una edad muy avanzada, siendo ilustre por su santidad y sabiduría, voló al cielo, en tiempo de Honorio. Sepultado primero en Belén, fue después trasladado a Roma, a la basílica de Santa María la Mayor.
Oremos.
Oh Dios, que para exponer las sagradas Escrituras te dignaste proporcionar a la Iglesia, como Doctor máximo, al bienaventurado Jerónimo, tu Confesor; haz, te rogamos, que, secundados por sus méritos, podamos practicar, con tu auxilio, lo que él enseñó de palabra y con las obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.
LA VIRGEN MARÍA RECIBIÓ TODAS LAS GRACIAS. San Jerónimo
CRISTO DESCONOCE EL DÍA DEL JUICIO EN PROVECHO NUESTRO. San Jerónimo
LA FE EN LA LEY CORROBORÓ LA FE EN EL EVANGELIO. San Jerónimo
JUAN APARECIÓ: NUESTRO DIOS EXISTÍA. San Jerónimo
CRISTO TIENE POR ESPOSA A LA IGLESIA, YO SOY SIMPLEMENTE EL AMIGO DEL ESPOSO. San Jerónimo
SÉ QUE EL VERBO SE HIZO CARNE. San Jerónimo
ENTRE EL ESTIÉRCOL NACE PARA LEVANTAR A QUIENES EN EL ESTIÉRCOL SE ENCONTRABAN. San Jerónimo
PAZ A QUIENES RECIBEN A CRISTO RECIÉN NACIDO. San Jerónimo
VEÍA A SU HIJO, PERO ERA EL HIJO DE DIOS. San Jerónimo
HOY NOS NACE EL SOL DE JUSTICIA. San JErónimo
EL EXCELSO DIOS, QUE DURANTE TANTO TIEMPO TRONÓ EN LOS CIELOS SIN SALVARNOS, AHORA QUE DEJA OÍR SUS VAGIDOS NOS TRAE LA SALVACIÓN. San Jerónimo
El clamor del corazón. San Jerónimo
LA FE, HUMILDAD Y PRUDENCIA DEL CENTURIÓN. San Jerónimo
LA LUZ BROTÓ PARA LOS RECTOS DE CORAZÓN. San Jerónimo
TODOS POR IGUAL RECIBEN EL PREMIO. San Jerónimo
ESTE SEMBRADOR QUE SIEMBRA ES EL HIJO DE DIOS. San Jerónimo
EL SEÑOR LAVA EL ERROR DE LOS OJOS DEL CIEGO. San Jerónimo
VUESTRAS ARMAS SON LOS AYUNOS, VUESTRA LUCHA ES LA HUMILDAD. San Jerónimo
Cuando leo el Evangelio y descubro allí el testimonio de la ley y los profetas, pongo mi atención solamente en Cristo. San Jerónimo
SU CARNE FUE TENTADA Y VENCE, Y EN ELLA VENCEMOS NOSOTROS. San Jerónimo
Se habían hecho dignos de la solicitud del Señor. San Jerónimo
EL NO CONOCIÓ PECADO. San Jerónimo
Cristo es la única voz: a él alaban, a él aclaman al unísono. San Jerónimo
Esa carne que posees es parte de mi carne, por tanto, sal del hombre. San Jerónimo
Tomad primero los pies del Salvador, lavadlos con vuestras lágrimas, secadlos con vuestros cabellos. San Jerónimo
POR LA PUERTA ENTRARÁN LOS JUSTOS. San Jerónimo
Sobre la sepultura del Señor. San Jerónimo
EL SEÑOR DE LAS VENGANZAS ACTÚO. San Jerónimo
LOS APOSTOLES NECESITABAN PURIFICACIÓN. San Jerónimo
CRISTO FUE CRUCIFICADO PARA REINAR. San Jerónimo
COMEREMOS LOS PANES AZIMOS DE LA SINCERIDAD. San Jerónimo
ESTE ES EL DÍA. San Jerónimo
LA SANTIDAD, SEÑOR, HERMOSEA TU CASA. San Jerónimo
EL CLAMOR DEL CORAZÓN. San Jerónimo
Los astros nos sirven a nosotros, y nosotros no servimos al Señor. San Jerónimo
EL ESPÍRITU SANTO. San Jerónimo
NOSOTROS CREEMOS EN LA TRINIDAD. San Jerónimo
DICHOSO QUIEN PENETRA EN LA SUSTANCIA DE ESE TRIGO. San Jerónimo
TENGAMOS HAMBRE DE CRISTO. San Jerónimo
EL SALVADOR SALE A NUESTRO ENCUENTRO. San Jerónimo
La fe verdadera no conoce intervalo; tan pronto se oye, cree, sigue. San Jerónimo
NO HAY SEGURIDAD EN EL EVANGELIO, SINO ESTÁ CONFIRMADO POR PEDRO. San JErónimo
CUANDO EL ESPÍRITU ESTÁ O NO ESTÁ EN NOSOTROS. San Jerónimo
NO TENÍA FRUTOS, PORQUE NO ESTABA EN EL CAMINO, SINO JUNTO AL CAMINO. San Jerónimo
SI VOSOTROS OS PORTÁIS DE TAL MANERA, MERECÉIS EL REINO DE LOS CIELOS. San Jerónimo
NADIE SE LE OPUSO, NADIE SE ATREVIÓ A ENFRENTÁRSELE, NADIE SE ATREVIÓ A RESISTIR AL HIJO, QUE DEFENDÍA A SU PADRE DE LA INJURIA. San Jerónimo
PREPAREMOS UN TABERNÁCULO PARA EL SEÑOR. San Jerónimo
Quien tenga soberbia, en vano posee las demás virtudes. San Jerónimo
IMITEMOS MEJORES EJEMPLOS. San Jerónimo
DESATA EL SEÑOR LA LENGUA, PARA QUE PRONUNCIE LA BUENA PALABRA. Pseudo-Jerónimo
NO OFREZCAS A CRISTO ÚNICAMENTE DINERO, SINO QUE TE OFREZCAS A TI MISMO. San Jerónimo
MANTIENE SU ANTIGUO NOMBRE, PARA QUE SE MANIFIESTE EL PODER DE DIOS. San JErónimo
'¡CUANTO MÁS LOS HOMBRES! San Jerónimo
LO BREVE Y CADUCO ABRA PASO A LO ETERNO. San Jerónimo
PARA LOS QUE AMAN NO HAY NADA DURO. San JErónimo
SOPORTARÉ RESIGNADO MIS SUFRIMIENTOS, PARA QUE SE ME CONCEDA LA GLORIA FUTURA. San Jerónimo
CON TODO EL ARDOR DEL ALMA. San Jerónimo
LOS ANGELES CUSTODIOS. San Jerónimo
LO LLAMA HIJO. San Jerónimo
HERMANOS DEL SEÑOR POR AFECTO. San Jerónimo
LA BLASFEMIA IRREMISIBLE. San Jerónimo
ENTONCES EL REY QUEDARÁ PRENDADO DE TU BELLEZA. San Jerónimo
LAS BIENAVENTURANZAS. Comentario de san Jerónimo
NOS SOSTIENE EL CONSUELO DE QUE EN BREVE VEREMOS A AQUELLOS POR QUIENES LLORAMOS. San Jerónimo
QUE NOS TOQUE TAMBIÉN A NOSOTROS JESÚS Y ECHAREMOS A ANDAR. San Jerónimo
FUE LLENA DE GRACIA. San Jerónimo
TOMEMOS, PUES, NOSOTROS, LAS PLUMAS DE LA PALOMA, A FIN DE QUE VOLANDO A LAS COSAS MÁS ALTAS PODAMOS HABITAR EN LAS RAMAS DE ESE ÁRBOL, COLOCAR NUESTROS NIDOS EN LAS VERDADES, Y HUYENDO DE LA TIERRA SUBIR CON PRONTITUD AL CIELO. San Jerónimo
CREERÁN LOS JUDÍOS, POR TANTO, PERO CREERÁN AL FIN DEL MUNDO. San Jerónimo