sábado, 31 de diciembre de 2022

1 de enero. DEL NOMBRE DE JESÚS. NAVIDAD CON SAN ALFONSO MARÍA

1 de enero

DEL NOMBRE DE JESÚS

NAVIDAD CON SAN ALFONSO MARÍA

 

ORACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

                        

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Se reza tres veces Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo

 

Gloria al Padre

y al Hijo

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

***

1 de enero

DEL NOMBRE DE JESÚS

 

El Nombre de Jesús es Nombre divino, anunciado a María, de parte de Dios, por el Arcángel san Gabriel y, por esto, dijo san Pablo, que era Nombre sobre todo nombre, en el que solamente se halla la salvación.

Este Nombre es comparado por el Espíritu Santo al aceite, por la razón, dice san Bernardo, de que así como el aceite es luz y comida, y también medicina; así el Nombre de Jesús es luz para el entendimiento, alimento para el corazón y medicina para el alma.

Es luz para el entendimiento, pues con este Nombre se convirtió el mundo, sacándole de las tinieblas de la idolatría a la luz de la fe. Nosotros, que hemos nacido en estas regiones, donde antes de la venida de Jesucristo todos nuestros antepasados eran gentiles, seríamos aún tales, si no hubiese venido el Mesías a iluminarlos.

¡Cuánto, pues, debemos agradecer a Jesucristo el don de la fe! Y ¿qué sería de nosotros en el África o en América, entre herejes o cismáticos? El que no cree, está perdido y, verosímilmente, del mismo modo, nos hubiésemos perdido nosotros.

Es también el Nombre de Jesús el alimento que nutre nuestros corazones; porque Él nos recuera lo que Jesús ha hacho por salvarnos. De aquí es, que nos consuela este Nombre en las tribulaciones, nos da fuerza para andar por el camino de la salvación, nos anima en las desconfianzas, nos enciende para amar, recordando lo que ha padecido nuestro Redentor por salvarnos.

Este Nombre, finalmente, es medicina para el alma, haciéndola fuerte contra las tentaciones de nuestros enemigos.

Tiembla el infierno y huye al invocar este santo Nombre, según aquello que dice el Apóstol: En el nombre de Jesús se dobla toda rodilla de los que están en el cielo, en la tierra y en los infiernos (Flp 2, 10).

El que es tentado y llama a Jesús, no cae y quién siempre le invocare no caerá y será salvo, según la palabra del salmo: Invocaré al Señor alabándole: y seré salvo de mis enemigos (Sal 18, 4).

Y ¿quién, que siendo tentado le ha invocado, se ha perdido jamás? Se pierde el que no le invoca en su ayuda, o quien, persistiendo la tentación, deja de invocarle.

 

AFECTOS Y SÚPLICAS.

¡Os hubiese yo siempre invocado, Jesús mío, y nunca habría sido vencido por el demonio! He perdido miserablemente vuestra gracia, porque en las tentaciones me he descuidado de llamaros en mi ayuda.

Ahora lo espero todo de vuestro santo Nombre. Escribid, pues, ¡oh, Salvador mío!, grabad en mi pobre corazón vuestro poderosísimo Nombre para que, teniéndolo allí impreso juntamente con el amor a Vos, lo tanga siempre en la boca, pronunciándolo en todas las tentaciones que me prepara el infierno, para volver a hacerme su esclavo y separado de Vos.

En vuestro Nombre encontraré yo todo bien. Si fuese afligido, Él me consolará, pensando cuánto os habéis afligido por mi amor. Si me viese desconfiado por mis pecados, Él me dará valor, recordándome que habéis venido al mundo para salvar los pecadores. Si fuese tentado, vuestro Nombre me dará fortaleza trayéndome a la memoria que más podéis Vos ayudarme, que abatirme el infierno. Si, finalmente, me hallase frío en vuestro amor, Él me dará fervor, representándome cuánto Vos me habéis amado.

Jesús mío, Vos sois y espero que siempre seréis el único amor mío. Os doy todo mi corazón y a Vos solamente quiero amar y quiero invocaros cuanto más a menudo pueda.

Quiero morir con vuestro Nombre en la boca. Nombre de esperanza, Nombre de salvación, Nombre de amor.

¡Oh, María! Si me amáis, ésta es la gracia que habéis de alcanzarme. Hacedme invocar siempre vuestro Nombre y el de vuestro Hijo. Haced que ellos sean el respiro de mi alma y que los repita siempre en vida, para repetirlos en el último aliento que tendré en la hora de la muerte.

Jesús y María, ayudadme. Jesús y María, yo os amo. Jesús y María, a Vos encomiendo mi alma.

 

 

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos recibir a tu Hijo con tu pureza, humildad y devoción, tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

RESPONSO POR EL ETERNO DESCANSO DE S.S. EL PAPA BENEDICTO XVI


 

RESPONSO

POR EL ETERNO DESCANSO

DE S.S. EL PAPA BENEDICTO XVI

 

V/ . Ne recordéris peccáta mea, Dómine.

R/. Dum véneris iudicáre sǽculum per ignem.

V/ . Dírige, Dómine Deus meus, in conspéctu tuo viam meam.

R/. Dum véneris iudicáre sǽculum per ignem.

V/ . Réquiem ætérnam dona ei, Dómine, et lux perpétua lúceat ei.

R/. Dum véneris iudicáre sǽculum per ignem.

 

 

V/ . Kýrie, eléison.

R/. Christe, eléison. Kýrie, eléison.

Sacérdos dicit alta voce:

Pater noster.

Et secréto continuátur ab ómnibus. Póstea sacérdos dicit:

V/ . Et ne nos indúcas in tentatiónem.

R/. Sed líbera nos a malo.

V/ . A porta ínferi.

R/. Érue, Dómine, ánimam eius.

V/ . Requiéscat in pace.

R/. Amen.

V/ . Dómine, exáudi oratiónem meam.

R/. Et clamor meus ad te véniat.

V/ . Dóminus vobíscum.

R/. Et cum spíritu tuo.

Oremus: DEUS, qui inter summos Sacerdótes fámulum tuum Benedictum XVI, ineffábili tua dispositióne connumerári voluísti: praesta, quaésumus ; ut, qui Unigéniti Fílii tui vices in terris gerébat, sanctórum tuórum Pontíficum consórtio perpétuo aggregétur. Per Christum Dominum nostrum. Amén.

 

V/. Réquiem ætérnam dona ei, Dómine.

R/. Et lux perpétua lúceat ei.

V/ . Requiéscat in pace.

R/. Amen.

V/ . Ánima eius et ánimæ ómnium fidélium defunctórum per misericórdiam Dei requiéscant in pace.

R/. Amen.

V/. No te acuerdes, Señor, de mis pecados.

R/. Cuando vengas a juzgar al mundo por medio del fuego.

V/. Señor, Dios mío, dirige mis pasos en tu presencia.

R/. Cuando vengas a juzgar al mundo por medio del fuego.

V/. Concédele, Señor, el descanso eterno, Y que le alumbre la luz eterna.

R/. Cuando vengas a juzgar al mundo por medio del fuego.

 

V/. Señor, ten piedad.

R. Cristo, ten piedad, Señor, ten piedad.

 

Padre nuestro…

 

V/. Y no nos dejes caer en la tentación,

R/. Y líbranos del mal.

V/. Libra, Señor, su alma.

R/. De las penas del infierno.

V/. Descanse en paz.

R/. Amén.

V/. Señor, escucha mi oración.

R/. Y llegue a ti mi clamor.

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

 

Oremos: Oh Dios, que por una inefable disposición tuya, quisiste contar entre los Sumos Sacerdotes a tu siervo Benedicto XVI, concede propicio, que el que en la tierra hizo las veces de tu Unigénito Hijo, sea agregado a la eterna sociedad de tus sumos pontífices. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

V/. Concédele Señor, el descanso eterno.

R/. Y brille para él la luz eterna.

V/. Descanse en paz.

R/. Amén.

V/. Su alma y las de todos los fieles difuntos descansen en paz, por la misericordia del Señor.

R/. Amén.

 

TRES REFLEXIONES SOBRE EL AÑO TRANSCURRIDO. Juan Esteban Grosez, S.J.

 

Meditación

Tres reflexiones sobre el año transcurrido

  Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J.

1.-¿Podría decir con verdad como San Pablo: He combatido con valor, he concluido la carrera, he guardado la fe? Hete aquí al término del año; repasa en tu espíritu todo el bien y todo el mal que has hecho durante este año, y mira si tus buenas acciones son más numerosas que las malas. ¿Cuántos días transcurrieron sin que hicieras nada para Dios? Sin embargo, este año te fue dado únicamente para servirlo, para hacer penitencia de tus pecados y merecer el cielo mediante la práctica de las buenas obras.
2.-¿Dónde están ahora los placeres y los honores de que gozaste durante este año? ¡Todo ha pasado, y no te queda sino el triste recuerdo de haber ofendido a Dios por bienes pasajeros y falaces! ¿No es verdad que, al contrario, experimentas una gran alegría por el bien que hiciste tratando de agradar a Dios? Ya no experimentas el esfuerzo que tus buenas obras te costaron y tienes la esperanza de ser recompensado por ellas. Tu vida pasará como este año, tus placeres pasarán tanto como tus trabajos, y el único consuelo que te quedará será haber servido al Señor. ¿Quién me devolverá este día, este año que perdí en la vanidad? (San Euquerio).
3.-Acaso pasaste parte de este año en pecado mortal. Si durante esa época hubieras muerto, ¿dónde estarías ahora? Dios te ha dado tiempo para hacer penitencia; aprovéchalo mejor en lo porvenir ¡acaso no tengas más que este año de vida! Prepárate, pues, a morir, haz una buena confesión, y si quieres pasar santamente todos los días del año que va a comenzar piensa todos los días en la muerte y en la eternidad. Dios te ha ocultado tu último día, para que te prepares a él todos los días de tu vida (San Agustín).
 

MEDITACIONES PARA FIN DE AÑO