Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: Se hace hoy memoria de la consagración episcopal de san
Basilio, llamado el Grande, Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia; el cual,
en tiempo del Emperador Valente, señalado en doctrina y sabiduría, y adornado
de todas las virtudes, resplandeció maravillosamente y defendió con
inexpugnable constancia la Iglesia, contra los Arrianos y Macedonianos. Con
algunas de sus enseñanzas meditamos el rosario de hoy.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“¿Cómo
nos haremos imitadores de su muerte? Sepultándonos con El en el Bautismo (cfr.
Rm 6, 4-5). ¿De qué modo es la sepultura y qué fruto se deriva de tal
imitación? Primero es necesario cortar radicalmente con la vida pasada. Y esto
sólo es posible mediante una nueva generación, según las palabras del Señor
(cfr. Jn 3, 3): la misma palabra regeneración significa el principio de una
segunda vida, de modo que, antes de alcanzarla, es necesario dar fin a la
anterior. Pues así como los que han llegado al final del estadio, antes de dar
la vuelta, se paran y descansan un momento, así también parecía necesario que
mediara la muerte en el cambio de las vidas, de manera que acabe primero una y
comience después la siguiente.”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“La
fuerza de la oración se encuentra en el sentimiento del alma y las obras
virtuosas de toda nuestra vida. San Pablo habla: "En cualquier caso, ya
coman, ya beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de
Dios" (1 Co. 10:31). Entonces cuando te sientas a la mesa, reza, cuando
tomas el pan, agradece al Dador. Cuando refuerzas tu débil cuerpo con vino,
entonces piensa en Aquel, que te concede estos dones para alegrarte y
reforzarte en las debilidades. Y a pesar de tu poco tiempo para alimento,
siempre recuerda al Bienhechor, jamás te olvides.”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“No
podemos convertir nuestra vida de piedad en un pretexto para la pereza o para
huir de la obligación. Todo lo contrario. Es un motivo de mayor empeño en la
actividad y de mayor paciencia ante las tribulaciones, para que podamos
repetir: con trabajos y fatigas, en frecuentes vigilias, con hambre y sed (2
Cor 11, 27). Este tenor de vida no sólo nos sirve para mortificar el cuerpo,
sino también para demostrar nuestro amor al prójimo, y que, mediante nuestras
manos, Dios conceda lo necesario a los hermanos más débiles.”
4.-La Transfiguración del Señor
“Precisamente
en esto consiste la presencia de Dios: en tener a Dios dentro de sí mismo,
reforzado por la memoria. De este modo nos convertimos en templo de Dios:
cuando la continuidad del recuerdo no se ve interrumpida por preocupaciones
terrenas, cuando la mente no es turbada por sentimientos fugaces, cuando el que
ama al Señor está desprendido de todo y se refugia sólo en Dios, cuando rechaza
todo lo que incita al mal y gasta su vida en el cumplimiento de obras
virtuosas..”
5.- La institución de la Eucaristía
“Conozco,
oh Señor, que comulgo con tu purísimo Cuerpo y tu purísima Sangre, y que como y
bebo mi propia condenación, sin considerar el valor de tu Cuerpo y tu Sangre,
de mi Cristo y Dios. Pero, con atrevimiento acudo a tu misericordia, porque Tú
has dicho: El que come de mi Carne y bebe mi Sangre está en Mí y Yo en él.
Apiádate pues Señor, y no me condenes a mí, pecador, trátame según tu
benevolencia, para que tus Santidades sean para mí curación, purificación,
esclarecimiento, conservación, salvación y santificación del alma y cuerpo.”