Ofrecemos
las Visitas a San José escritas por san José Manyanet tomado del Tomo VI de sus
obras completas ¡Un Nazaret en cada
hogar!, para realizar el mes en honor del Santo como preparación para su
fiesta y para la renovación de la consagración al Glorioso Patriarca.
Las
31 visitas hacen un retrato hermosísimo del Santo invitándonos a su imitación.
El
autor quiere completar el libro de San Alfonso María de Ligorio de las Visitas
al Santísimo con “una visitadiaria para cada día del mes a San José, ya
que tan valiosa es la intercesión de este Santo para con Jesús al que tanto
honró y obedeció durante su vida.” Y así exhortaba a los lectores: “Sólo te diré, amado lector, que si el ser
devoto de María es, según común sentir de los Santos Padres, señal inequívoca
de predestinación, serlo asimismo de veras de San José es prenda segura de que
el alma aprovecha en la virtud, como lo asegura entre otros la seráfica Santa
Teresa, que encarece a todos a que se lo prueben para si quieren experimentar
la verdad de sus palabras.”
Pidamos
que al venerar a tan celestial padre, se
nos conceda como él, conocer, amar y
servir a Jesús y María.
+Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dispongámonos a
hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro
corazón; y hagamos un acto de fe, esperanza y caridad:
ACTO DE FE, ESPERANZA
Y CARIDAD
Creo en Dios Padre; Creo en Dios
Hijo; Creo en Dios Espíritu Santo;Creo
en la Santísima Trinidad;Creo en mi
Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.
Espero en Dios Padre;Espero en Dios Hijo;Espero en Dios Espíritu Santo;Espero en la Santísima Trinidad;Espero en mi Señor Jesucristo,Dios y hombre verdadero.
Amo a Dios
Padre;Amo a Dios Hijo;Amo a Dios Espíritu Santo;Amo a la Santísima Trinidad;Amo a mi Señor Jesucristo,Dios y hombre verdadero. Amo a María
santísima, madre de Diosy madre nuestra
y amo a mi prójimocomo a mí mismo.
Amo a San
José, alos ángeles y a mis hermanos los
santos,particularmente a mis santos
patrones y protectores. Amo a los que me aman, mis familiares y amigos, amo a
los que me odian y a los que les soy molesto o indiferente.Amo a los que he hecho mal o he inducido a
pecar. Pido para ellos y para mí, las gracias necesarias para la salvación. Amén.
Capítulo 20.2
AMOR A LA SOLEDAD Y AL SILENCIO.
4.
Muchos que en opinión general eran considerados como los mejores han caído gravemente
por su exagerada confianza en sí mismos. Por eso es tan útil que a las personas
no les falten del todo las tentaciones y que con frecuencia se sientan acosadas
para que no estén tan seguras de sí no vaya a ser que se crean superiores a los
demás y desvergonzadamente resbalen hacia consuelos exteriores. Conservará la
conciencia tranquila el que no ande detrás de satisfacciones inconsistentes y
le dé a cada asunto la importancia que se merece. ¡Qué gran paz y tranquilidad
poseerá quien sepa liberarse de preocupaciones poco serias, solamente piense en
lo que es saludable y divino y establezca en Dios toda su esperanza!
5.
Nadie merece experimentar la alegría de la comunicación con Dios si no se
ejercita amorosamente hasta lograr el arrepentimiento que lo lleve a la
conversión. Si quieres de verdad conmover tu corazón entra en tu habitación y
excluye toda distracción, según está escrito: "Tiemblen, no pequen;
reflexionen en su lecho" (Sal 4, 5). En tu propia habitación encontrarás
lo que pierdes muchas veces al salir. El retiro frecuentado se hace agradable y
el poco usado causa fastidio. Si al comienzo de tu conversión a Dios lo
cultivas y defiendes con el tiempo será para ti querido amigo y gratísima
experiencia.
6.
En el silencio y la calma progresa el espíritu y se aprenden los secretos de la
Palabra de Dios; ahí uno encuentra suficiente motivos de arrepentimiento por
haberse comportado mal, purificándose así todas las noches, para que su Creador
sea más cercano a él, mientras más apartado viva de todo lo que le ofende. A
quien se retira de conocidos y amigos se le acerca Dios con sus santos
Mensajeros. Es mejor permanecer retirado y tener cuidado de sí mismo que,
descuidándose de sí, realizar obras impresionantes pero exteriores. Es
una gran cosa que los religiosos salgan raras veces, traten de pasar
desapercibidos y eviten fijarse demasiado en los demás.
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Concluyamos
nuestra oración recitando las preces de las letanías del santo nombre de Jesús.
PRECES
DE LAS LETANÍAS
DEL
SANTO NOMBRE DE JESÚS
Jesús,
óyenos. Jesús, óyenos
Jesús,
escúchanos. Jesús, escúchanos
Sednos
propicio, perdónanos, Jesús
Sednos
propicio, escúchanos, Jesús
De
todo mal, líbranos, Jesús
De
todo pecado, líbranos, Jesús
De
tu ira,líbranos, Jesús
De
las asechanzas del demonio, líbranos,
Jesús
Del
espíritu impuro, líbranos, Jesús
De
la muerte eterna, líbranos, Jesús
Del
menosprecio de tus inspiraciones, líbranos,
Jesús
Por
el misterio de tu santa encarnación, líbranos,
Jesús
Por
tu natividad, líbranos, Jesús
Por
tu infancia, líbranos, Jesús
Por
tu divinísima vida, líbranos, Jesús
Por
tus trabajos, líbranos, Jesús
Por
tu agonía y pasión,líbranos, Jesús
Por
tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús
Por
tus sufrimientos, líbranos, Jesús
Por
tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús
Por
tu resurrección, líbranos, Jesús
Por
tu ascensión, líbranos, Jesús
Por
tu institución de la santísima eucaristía,líbranos, Jesús
Por
tus gozos, líbranos, Jesús
Por
tu gloria, líbranos, Jesús
Oremos:
Señor nuestro Jesucristo, que dijiste:
pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; te suplicamos
nosotros que pedimos la ternura de tu divino amor, que, amándote de palabra, de
obra y de todo corazón, nunca dejemos de bendecir tu santo nombre.
Haz, Señor, que reine siempre en
nosotros un temor respetuoso y un amor ardiente a tu santo nombre; ya que tu
providencia no abandona jamás a los que has establecido en la solidez de tu
amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
***
Sagrado Corazón
de Jesús, en vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso
Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles
Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos
y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido
hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y
amigos.
Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen
Inmaculada de Lourdes, acudimos a tus pies en la humilde gruta donde
aparecisteis para indicar a los extraviados el camino de la oración y
penitencia, dispensando a los que sufren las gracias y prodigios de tu soberana
bondad.
Recibid, oh Reina compasiva, las alabanzas y súplicas
que pueblos y naciones, unidos en la angustia y la amargura, elevan confiados a
Ti.
¡Oh blanca visión del paraíso, aparta de los espíritus
las tinieblas del error con la luz de la fe!
¡Oh mística rosa, socorre las almas abatidas, con el
celeste perfume de la esperanza!
¡Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los
corazones endurecidos, con la ola de la divina caridad!
Haz que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las
penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu
dulce Jesús, y merezcamos los goces eternos junto a Ti. Amén
SÉPTIMO DÍA
LA 16ª APARICIÓN
Pasaron tres semanas sin
novedad. El párroco no había organizado ninguna procesión tal y como le dijo Bernardita.
El día 25 de marzo de 1858, Bernardita se siente llamada de nuevo a la gruta y
acude. Será la décimo sexta aparición. La Señora le revela finalmente su
nombre. Bernardita cuenta: la Virgen "levantó los
ojos hacia el cielo, juntando en signo de oración las manos que tenía abiertas
y tendidas hacia el suelo, y me dijo: yo soy la Inmaculada Concepción”.
La joven corre a repetir el mensaje al párroco. Éste se convence y cree
finalmente a Bernardita, pues son conscientes de que ella no pudo inventar esas
palabras.
Solo cuatro años antes, el 8
de diciembre de 1854, el papa Pío IX había declarado el dogma de fe acerca de
la Inmaculada Concepción en su bula Ineffabilis Deus: "Declaramos,
proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen
María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer
instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente,
en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está
revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos
los fieles." En Lourdes, el cielo confirma la fe de la Iglesia.
Así
explicaba el Papa Benedicto XVI este dogma y su importancia para nosotros: “El
misterio de la Inmaculada Concepción es fuente de luz interior, de esperanza y
de consuelo. En medio de las pruebas de la vida, y especialmente de las
contradicciones que experimenta el hombre en su interior y a su alrededor,
María, Madre de Cristo, nos dice que la Gracia es más grande que el pecado, que
la misericordia de Dios es más poderosa que el mal y sabe transformarlo en
bien. Por desgracia, cada día nosotros experimentamos el mal, que se manifiesta
de muchas maneras en las relaciones y en los acontecimientos, pero que tiene su
raíz en el corazón del hombre, un corazón herido, enfermo e incapaz de curarse
por sí solo. La Sagrada Escritura nos revela que en el origen de todo mal se
encuentra la desobediencia a la voluntad de Dios, y que la muerte ha dominado
porque la libertad humana ha cedido a la tentación del Maligno. Pero Dios no
desfallece en su designio de amor y de vida: a través de un largo y paciente
camino de reconciliación ha preparado la alianza nueva y eterna, sellada con la
sangre de su Hijo, que para ofrecerse a sí mismo en expiación «nació de mujer».
Esta mujer, la Virgen María, se benefició anticipadamente de la muerte
redentora de su Hijo y desde la concepción fue preservada del contagio de la
culpa. Por eso, con su corazón inmaculado, nos dice: confiad en Jesús, él os
salvará!
En su camino de regreso,
Bernardita dijo: "Estoy muy contenta, he cumplido con mi misión".
ORACIONES PARA TERMINAR
TODOS LOS DÍAS
Pídase la
gracia que se desea alcanzar por la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes.
3 Avemarías
Consagración a la Virgen
de Santa Bernardita
Oh
María, tú te convertiste en mi Madre en el colmo del dolor y de la prueba, por
eso debo tener una gran y completa confianza en Ti.
Cuando esté sujeto a la prueba de las
criaturas y expuesto a la tentación y a la desolación de mi alma, vendré a
refugiarme en tu Corazón, mi buena Madre, y te suplicaré que no me dejes
perecer, que me concedas la gracia de ser sumiso y confiado en la prueba,
siguiendo tu ejemplo, de sufrir con amor.
Que,
como tú, yo permanezca al pie de la Cruz y clavado en la Cruz, si tal es el
beneplácito de tu amado Hijo.
¡Jamás
podrá perecer un hijo devoto de María! Madre mía, ten piedad de mí; me entrego
enteramente a Ti, para que Tú me entregues a tu amado Hijo, a quien quiero amar
con todo mi corazón.
Madre
mía, dame un corazón ardiente por Jesús.
Amén.
***
Sagrado
Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, sed la salvación mía.