lunes, 29 de abril de 2024

Día de preparación. LA VISITA A MARÍA SANTÍSIMA. VISITAS A LA VIRGEN MARÍA EN EL MES DE MAYO

 


Día de preparación

LA VISITA A MARÍA SANTÍSIMA

 

VISITAS A LA VIRGEN MARÍA EN EL MES DE MAYO

CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

 

INVOCACIONES INICIALES  A LA VIRGEN MARÍA

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, saludemos a la Virgen María con el saludo del Arcángel San Gabriel, sabiendo que al alabar a la Virgen, glorificamos a la Santísima Trinidad:

 

1.-Dios te Salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

2.-Dios te Salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

3.-Dios te Salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames, nuestros dones y carismas para que los perfecciones y todas nuestras necesidades para que las remedies, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

4.-Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa Original. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

[Después se lee lo propio para cada día del mes, y se termina con la siguiente oración]

Día de preparación

LA VISITA A MARÍA SANTÍSIMA

Por lo que hace a las visitas a María Santísima es célebre y seguida comúnmente la sentencia de san Bernardo, de que Dios no concede gracia alguna si no es por manos de María. De aquí que el Padre Suárez asegure que hoy es sentir general de la Iglesia universal que la intercesión de María no sólo es útil, sino también necesaria para conseguir las gracias. Prueba de ello es el notar que la santa Iglesia aplica a María las palabras de la Sagrada Escritura, que pone en sus labios, cuando dice que en ella está toda la esperanza de vida y virtud, por lo cual nos invita a que vayamos a ella. Venid a mí, nos dice, porque soy la esperanza de todo vuestro bien. Y a continuación añade: Feliz el hombre que me escucha y hace guardia todos los días a mis puertas (Prov. 8, 34). Dichoso el que es diligente en acudir a diario a las puertas de mi poderosa intercesión, pues, hallándome, hallará la vida eterna. Con razón quiere la santa Iglesia que llamemos todos a María Santísima nuestra esperanza: Dios te salve, esperanza nuestra.

San Bernardo, que llegó a llamar a María “toda la razón de su esperanza”, nos exhorta a que busquemos las gracias y las busquemos por medio de María; de otro modo, añade san Antonino, si pidiéramos las gracias sin su intercesión, sería como si quisiéramos volar sin alas y no alcanzaríamos nada.

En el libro del Padre Auriemma, Afectos recíprocos, se narran las innumerables gracias otorgadas por la Madre de Dios a cuantos practican esta utilísima devoción de visitar a menudo en su casa y en sus imágenes, las gracias que dispensó en tales visitas a san Alberto Magno, al abad Ruperto, al Padre Suárez, alcanzándole especialmente el don del entendimiento, con lo que tan célebres fueron después en la iglesia por su saber. Las gracias que concedió a San Juan Berchamans, de la Compañía de Jesús, el cual solía visitar a diario a María en una capilla del Colegio Romano, haciendo protesta de renunciar a todos los amores mundanos para amarla solamente  a ella, después de Dios, en fe de lo cual tenía escrito al pie de su imagen de la amada Señora: “No descansare hasta que haya logrado un tierno amor a mi Madre.” Léanse las gracias que dispensó a San Bernardino de Siena, que en su juventud no cesaba de visitarla diariamente en una capilla cercana a la ciudad, diciendo que aquella Señora le había robado el corazón, por lo que la llamaba su amad, y decía que no podía menos de visitarla con frecuencia, obteniendo después por su mediación, la gracia de abandonar el mundo y llegar a ser el gran santo y apóstol de Italia.

Así pues, procurad, también vosotros diariamente unir siempre a la visita al Santísimo Sacramento la visita a María Santísima, en una iglesia, o al menos, en casa, ante una devota imagen suya, Y si la practicaseis con afecto y confianza, tened esperanza de que recibiréis extraordinarias mercedes de esta Señora agradecidísima, que en sentir de san Andrés Cretense, acostumbra a pagar con grandes dones los más mínimos obsequios.

 

Jaculatoria

Dulce María esperanza mía,

¿Quién se podría olvidar de ti?

Ten, Reina mía, piedad de mí.

 

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR LA VISITA DIARIA

¡Inmaculada Virgen y Madre mía santísima! A ti, que eres la “Madre de mi Señor”, la Reina del mundo, la abogada, la esperanza y el refugio de los pecadores, acudo en este día yo que soy el más necesitado de todos.

Te alabo, Madre de Dios y te agradezco todas las gracias que hasta ahora me has hecho, especialmente la de haberme librado del infierno que tantas veces he merecido.

Te amo, Señora y Madre mía, y por el amor que te tengo te prometo servirte siempre y hacer todo lo posible para que seas también amada de los demás. En ti pongo mi esperanza y mi eterna salvación.

Madre de misericordia, acéptame por tu hijo y acógeme bajo tu manto, y ya que eres tan poderosa ante Dios, líbrame de las tentaciones y dame fuerza para vencerlas hasta la muerte. Te pido el verdadero amor a Jesucristo. De ti espero la gracia de una buena muerte.

Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te ruego que siempre me ayudes, pero mucho más en el último momento de mi vida. No me desampares mientras no me veas a tu lado en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad. Amén.


[Se puede terminar con alguna oración popular a la Virgen como la Salve, Oh Señora mía, Bendita sea tu pureza, etc, o un canto apropiado.]

CONSAGRACIÓN FINAL A LA VIRGEN

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A ti, celestial princesa,

Virgen Sagrada María

yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía. Amén

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María purísima, sin pecado concebida.

ENCOMIENDA CRISTO A PEDRO SUS OVEJAS. MARTES DE LA IV SEMANA DE PASCUA

 


ENCOMIENDA CRISTO A PEDRO SUS OVEJAS.

MARTES DE LA IV SEMANA DE PASCUA

 

MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

MARTES DE LA IV SEMANA DE PASCUA

ENCOMIENDA CRISTO A PEDRO SUS OVEJAS.

 

1.- Habiendo, pues, comido, dice Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan ¿ámasme tú más que éstos? El dice: Sí, Señor, tu sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos (1). Es destinado Pedro para supremo pastor. Al que es tal le espera mucho trabajo, el que nunca podrá llevar, si es que no tenga mucho amor. Por esto dice san Agustín (2): Al tiempo que se examina el amor se ordenaba el trabajo. El mayor, pues, en la estimación de Cristo es el que más le ama. Trabaja tú, pues, para lograr esta mayoría. Ten en nada las demás. Respondió Pedro: Tú lo sabes, escarmentado ya para no creerse a sí mismo. Ni asegura, más que estos, acordándose de su presunción bien confundida, Nunca te prefieras a otros, porque falta el fervor y es humillada la presunción.

2.- Dícele segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿ámasme? Dícele, etc. (3). Repite la pregunta para sacar la constancia del amor en el pastor de las almas. Sin éste ni tú gobernarás bien tu alma. ¡Dichoso Pedro, que pudo responder: ¡Yo te amo! ¡Infeliz de mí, que debería responder: a mí solo me amo, a mis comodidades; empleo mi amor en las criaturas! Y si alguna vez os amo, ¡que prontamente os falto y me entibio! Más no será así en adelante.

3.- Dícele tercera vez: Simón, hijo de Juan ¿ámasme (4)? ¿Por qué se lo pregunta tercera vez? Optato Milevitano dice (2): Para que no despreciasen con severidad los Apóstoles al que había negado a Cristo. Así mira por la autoridad de los superiores. San Ambrosio (3): Porque tercera vez había negado, tercera vez confiesa. ¿Cuántas veces le negaste tú? cuantas pecaste. ¿Y acaso le confesaste otras tantas por actos verdaderos de viva fe y de amor? Acostúmbrate a semejantes actos, que son el origen de todo bien. Contrístose Pedro de que tercera vez le preguntase; porque se acordó y renovó el dolor del pecado antiguo, o le asaltó temor de sí mismo, aunque nada le remordía. Teme tú también de tí; porque no por eso eres justo, porque nada en ti descubres de mal.

 

(1) Joan.,21. (2) Tract. 124 in Joan. (3) Joan., 21.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Oración del papa Clemente XI

 

Creo, Señor, haz que crea con más firmeza;

espero, haz que espere con más confianza;

amo, haz que ame con más ardor;

me arrepiento, haz que tenga mayor dolor.

 

Te adoro como primer principio;

te deseo como último fin;

te alabo como bienhechor perpetuo;

te invoco como defensor propicio.

 

Dirígeme con tu sabiduría,

átame con tu justicia,

consuélame con tu clemencia,

protégeme con tu poder.

 

Te ofrezco, Señor,

mis pensamientos, para que se dirijan a ti;

mis palabras, para que hablen de ti;

mis obras, para que sean tuyas,

mis contrariedades, para que las lleve por ti.

 

Quiero lo que quieras,

quiero porque quieres,

quiero como lo quieres,

quiero hasta que quieras.

 

Señor, te pido que ilumines mi entendimiento,

inflames mi voluntad,

limpies mi corazón,

santifiques mi alma.

 

Que me aparte de mis pasadas iniquidades, rechace las tentaciones futuras, corrija las malas inclinaciones, practique las virtudes necesarias.

 

Concédeme, Dios de bondad,

amor a ti, odio a mí,

celo por el prójimo

y desprecio a lo mundano.

 

Que sepa obedecer a los superiores,

ayudar a los inferiores,

aconsejar a los amigos

y perdonar a los enemigos.

 

Que venza la sensualidad con la mortificación,

la avaricia con la generosidad,

la ira con la bondad,

la tibieza con la piedad.

 

Hazme prudente en los consejos,

constante en los peligros,

paciente en las contrariedades,

humilde en la prosperidad.

 

Señor, hazme atento en la oración,

sobrio en la comida,

constante en el trabajo,

firme en los propósitos.

 

Que procure tener inocencia interior,

modestia exterior,

conversación ejemplar

y vida ordenada.

 

Haz que esté atento a dominar mi naturaleza,

a fomentar la gracia,

servir a tu ley

y a obtener la salvación.

 

Que aprenda de ti qué poco es lo terreno,

qué grande lo divino,

qué breve el tiempo,

qué durable lo eterno.

 

Concédeme preparar la muerte,

temer el juicio,

evitar el infierno

y alcanzar el paraíso.

 

Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

V/. Regina cæli, lætare; alleluia.

R/. Quia quem meruisti portare; alleluia.

V/. Resurrexit sicut dixit; alleluia.

R/. Ora pro nobis Deum; alleluia.

V/. Gaude et lætare, Virgo Maria; alleluia.

R/. Quia surrexit Dominus vere; alleluia.

 

Oremus:

Deus, qui per resurrectionem Filii tui Domini nostri Iesu Christi mundum lætificare dignatus es, præsta, quæsumus, ut per eius Genetricem Virginem Mariam perpetuæ capiamus gaudia vitæ. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

 

Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace. R.Amen.

 

***

 

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.