miércoles, 30 de noviembre de 2022

DÍA 1. SE ENCARNÓ Y SE HIZO HOMBRE. San Alfonso María de Ligorio

1 de diciembre

Y SE ENCARNÓ POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO, Y SE HIZO HOMBRE.

 San Alfonso María de Ligorio

 

ORACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

                        

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Se reza tres veces Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo

 

Gloria al Padre

y al Hijo

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

28 de noviembre

Y SE ENCARNÓ POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO, Y SE HIZO HOMBRE.

Considera cómo habiendo criado Dios al primer hombre para que le sirviese y amase en esta vida, y después conducirle a la vida eterna a reinar en el paraíso; a este fin le enriqueció de luces y de gracias. Pero el hombre ingrato se reveló contra Dios, negándole la obediencia que le debía de justicia y por gratitud, quedando de esta suerte, el miserable, privado con toda su descendencia de la divina gracia y excluido por siempre del paraíso. Mira después de esta ruina del pecado perdidos a todos los hombres. Todos vivían ciegos entre las tinieblas, en las sombras de la muerte. Mas Dios, viéndolos reducidos a este miserable estado, determina salvarlos. Y ¿cómo? No manda ya a un Ángel o a un Serafín; sino que, para manifestar al mundo el amor inmenso que tenía a estos gusanos ingratos, envió a su mismo Hijo a hacerse hombre y a vestirse de la misma carne de los pecadores, para que satisficiese con sus penas y con su muerte a la justicia divina por los delitos de ellos y así los librase de la muerte eterna; y reconciliándolos con su divino Padre, les alcanzase la Divina Gracia y los hiciese dignos de entrar en el reino eterno. Pondera aquí de una parte la ruina inmensa que trae el pecado, privándonos de la amistad de Dios y del paraíso y condenándonos a una eternidad de penas. Pondera, de la otra, el amor infinito que Dios mostró en esta grande obra de la Encarnación del Verbo, haciendo que, su Unigénito viniese a sacrificar su vida Divina por manos de verdugos sobre la cruz en un mar de dolores y vituperios, para alcanzarnos el perdón y la salvación eterna. ¡Ah! Que al contemplar este gran misterio y este exceso de amor cada cual no debería hacer otro que exclamar: ¡Oh, Bondad Infinita! ¡Oh, Misericordia Infinita! ¡Oh, Amor Infinito! ¿Un Dios hacerse hombre para venir a morir por mí?

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

Pero ¿cómo es, Jesús mío, que aquella ruina de pecado que Vos habéis reparado con vuestra muerte yo tantas veces he vuelto después a renovármela voluntariamente con tantas injurias como os he hecho? ¡Vos a tanta costa me habéis salvado y tantas veces yo he querido perderme, perdiéndoos a Vos, bien infinito! Pero, me da confianza lo que vos habéis dicho: que, cuando el pecador que os ha vuelto la espalda se convierte después a Vos, no dejáis de abrazarlo: Volveos a mí y yo me volveré a vosotros decís por el Profeta Zacarías. (Za 1, 3).

Habéis también dicho: Si alguno me abriere la puerta, yo entraré a él (Ap 3, 20). He aquí Señor, yo soy uno de estos rebeldes, ingrato y traidor, que muchas veces os he vuelto las espaldas y os he desechado de mi alma; más ahora me arrepiento con todo el corazón de haberos, de tal manera, maltratado y despreciado vuestra gracia. Me arrepiento y os amo sobre todas las cosas. Ved la puerta de mi corazón ya abierta; entrad, Señor, pero entrad para no salir jamás. Yo sé que Vos nunca saldréis si yo no vuelvo a desecharos; pero entrad para no salir jamás, pero ¡ah! Este es un temor, y esta es también la gracia que os pido y espero siempre pediros: hacedme morir antes que yo use con Vos esta nueva y mayor ingratitud. Amable Redentor mío, por la ofensa que os he hecho no merecería ya amaros; pero os pido por vuestros méritos el don del santo amor. Para esto hacedme conocer cuán gran bien es el amor que me habéis tenido y cuánto habéis hecho para obligarme a amaros. ¡Ah! Mi Dios y Salvador, no me hagáis vivir más tiempo ingrato a tanta bondad vuestra. Yo no quiero dejaros más, Jesús mío. Basta cuanto os he ofendido. Razón es que estos años que me están de vida los emplee todos en amaros y daros gusto. Jesús mío, Jesús mío, ayudadme; ayudad a un pecador que quiere amaros.

¡Oh, María Madre mía! Vos todo lo podéis con Jesús, sois su Madre. Decidle que me perdone; decidle que me encadene con su santo amor. Vos sois mi esperanza, en Vos confío.

 

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos recibir a tu Hijo con tu pureza, humildad y devoción, tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

NOVENA A LA INMACULADA. Día 3

 

TEXTO

NOVENA A LA INMACULADA 2015. DÍA TERCERO

30 de noviembre. SAN ANDRÉS APÓSTOL

TEXTO 30 de noviembre. San Andrés, apóstol.

martes, 29 de noviembre de 2022

NOVENA A LA INMACULADA. DÍA 2

 

TEXTO

NOVENA A LA INMACULADA 2015. DÍA SEGUNDO

DÍA 30. CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS

DÍA 30

CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS

 

*

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:

 

Señor mío Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podáis castigarme

con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia

que me fuera impuesta. Amén

 

*

MEDITACIÓN DIARIA ASIGNADA A CADA DÍA

 

DÍA 30

CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS

Y la vida, en su voluntad. Salmo 29, 6

 

La perfección del amor es la unión de nuestra propia voluntad con la voluntad divina, porque en esto se cifra—como dice el Areopagita—el principal efecto del amor, en unir de tal modo la voluntad de los amantes, que no tengan más que un solo corazón y un solo querer.

Tal ha de ser el blanco de nuestros deseos, de nuestras devociones, comuniones y demás obras piadosas, el cumplimiento de la voluntad divina. Este debe ser el norte y mira de nuestra oración: el impetrar la gracia de hacer lo que Dios quiera de nosotros.

El Beato Enrique Susón exclama: «Preferiría ser el gusano más vil de la tierra, por voluntad de Dios, que ser por la mía un serafín.»

Para esto hemos de pedir la intercesión de nuestros santos protectores, y especialmente de María Santísima, para que nos alcance luces y fuerzas, con el fin de que se conforme nuestra voluntad con la de Dios en todas las cosas, y sobre todo en las que repugnan a nuestro amor propio.

Todo acaece por la divina voluntad, así los bienes como los males. Llamamos males a ciertos accidentes, porque nosotros les damos ese nombre, y en males los convertimos, pues si los aceptásemos como es debido, resignándonos en manos de Dios, serían para nosotros, no males, sino bienes.

El pecador es mudable como la luz de la luna, que hoy crece y otros días mengua. Ora se muestra alegre y tranquilo; ora afligido y furioso. Cambia y varía, en fin, como las cosas prósperas o adversas que le suceden. Pero el justo, como el sol, se mantiene en su ser con igualdad y constancia. Ningún acaecimiento le priva su dichosa tranquilidad, porque esa paz de que goza es hija de su conformidad perfecta con la voluntad de Dios.

No olvidemos la tercera petición del Padrenuestro: «Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el Cielo.» Digámosla a menudo, con gran afecto, y repitámosla muchas veces... ¡Dichosos nosotros si vivimos y morimos diciendo: Fiat voluntas tua!

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

Amadísimo Redentor, divino Rey de mi alma, reinad en ella, desde ahora, únicamente Vos. Aceptad mi voluntad toda, de modo que no desee, ni quiera, sino lo que Vos queráis. Bien sé cuánto os he ofendido oponiéndome a vuestra santa voluntad, y de ello me pesa y me arrepiento de todo corazón.

Desde ahora os consagro mi vida y acepto la muerte que me enviéis, con todos los dolores y circunstancias que la acompañen, uniendo este sacrificio al gran sacrificio de vuestra vida que Vos, Jesús mío, hicisteis en la cruz por mí. Deseo morir a mí mismo, para que se cumpla vuestra voluntad

¡Oh, María, Madre y Señora nuestra, que cumpliste continuamente la voluntad divina!, alcanzadme Vos que la cumpla yo también. Reina de mi vida, concededme esa gracia que por vuestro amor a Cristo espero conseguir.

*

 

PARA FINALIZAR CADA DÍA

 

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.

*

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO  PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1

lunes, 28 de noviembre de 2022

I DOMINGO DE ADVIENTO. Reportaje fotográfico

COMENZAMOS ESTE SANTO TIEMPO DE ADVIENTO. Homilía

NOVENA A LA INMACULADA. DÍA 1

 

TEXTO

NOVENA A LA INMACULADA 2015. DÍA PRIMERO

DÍA 29. DE LA SAGRADA COMUNIÓN Y SU PERMANENCIA EN EL SACRAMENTO

DÍA 29

DE LA SAGRADA COMUNIÓN Y SU PERMANENCIA EN EL SACRAMENTO

*

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:

 

Señor mío Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podáis castigarme

con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia

que me fuera impuesta. Amén

 

*

MEDITACIÓN DIARIA ASIGNADA A CADA DÍA

 

DÍA 29

DE LA SAGRADA COMUNIÓN Y SU PERMANENCIA EN EL SACRAMENTO.

 

Tomad y comed; éste es mi Cuerpo. Mt 26, 26.

 

Consideremos la grandeza de este Santísimo Sacramento de la Eucaristía, el amor inmenso que Jesucristo nos manifestó con tan precioso don y el vivo deseo que tiene de que le recibamos sacramentado.

En primer lugar, la grandeza de la Eucaristía queda reflejada en que todo un Dios, omnipotente y altísimo, quiso encerrarse en un trozo de pan para darse todo por entero, sin reservarse nada para Sí.

En segundo lugar, el inmenso amor se descubre al contemplar que nuestro Redentor no se satisfizo con haberse unido solamente a nuestra naturaleza humana, sino que, además quiso, en palabras de San Francisco de Sales, penetrar nuestras almas y unirse íntimamente con los corazones y cuerpos de sus fieles a través de este Sacramento admirable.

Así dice San Juan Crisóstomo que a ese mismo Señor a quien los ángeles no se atreven ni a mirar «nos unimos nosotros y nos convertimos con Él en un solo cuerpo y una sola carne».

Por último, consideremos el gran deseo que tiene Jesucristo de que le recibamos en la santa Comunión que, al alma que lo recibe con vivo deseo, la enciende en ardentísimas llamas de su amor divino.

Diréis, quizá, que no os atrevéis a comulgar con frecuencia porque no sentís en vosotros ese fuego del divino amor. Pero esa excusa, como observa Gerson, sería lo mismo que decir que no queréis acercaros a las llamas porque tenéis frío. Cuanta mayor tibieza sintamos, tanto más a menudo debemos recibir el Santísimo Sacramento, con tal que tengamos deseos de amar a Dios.

Debemos estar eternamente agradecidos a Nuestro Señor porque quiso permanecer con nosotros en la Eucaristía para no dejarnos solos en este valle de lágrimas.

Ved, pues, a Jesucristo que vive en los altares como encerrado en prisiones de amor. Le toman del Sagrario los sacerdotes para exponerle ante los fieles o para la santa Comunión, y luego le guardan nuevamente. Y el Señor se complace en estar allí de día y de noche...

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

¡Oh, Jesús, Redentor mío y amor de mi alma! ¡A cuán alto precio pagasteis vuestra morada en la Eucaristía! Sufristeis primero dolorosa muerte antes de vivir en nuestros altares, y luego innumerables injurias en el Sacramento por asistirnos y regalarnos con vuestra real presencia. Y, en cambio, nosotros nos descuidamos y olvidamos de ir a visitaros, aunque sabemos que os complace nuestra visita y que nos colmáis de bienes cuando ante Vos permanecemos. Perdonadme, Señor, que yo también me cuento en el número de esos ingratos...

Mas desde ahora, Jesús mío, os visitaré a menudo, me detendré cuanto pueda en vuestra presencia para daros gracias, y amaros, y pediros mercedes, que tal es el fin que os movió a quedaros en la tierra, acogido a los sagrarios y prisionero nuestro por amor. A Vos, Señor, deseo unirme a menudo en este Sacramento, a fin de apartarme de todas las cosas que no sean Vos. Ayudadme, Redentor mío, por los merecimientos de vuestra Pasión.

Rogad a Jesús por mí, Santa María y puesto que Vos abrasáis en el amor divino a todos vuestros amantes siervos, inflamad en él mi corazón, que tanto os ama.

*

 

 

PARA FINALIZAR CADA DÍA

 

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.

*

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO  PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1