domingo, 6 de noviembre de 2022

DÍA 7. MUERTE DEL JUSTO

DÍA 7. MUERTE DEL JUSTO

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ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:

 

Señor mío Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podáis castigarme

con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia

que me fuera impuesta. Amén

 

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DÍA 7

MUERTE DEL JUSTO


Es preciosa en la presencia de Dios

la muerte de sus Santos. Sal 115, 15

 

Si miramos la muerte a la luz de este mundo, nos espanta e inspira temor; pero con la luz de la fe es deseable y consoladora. Limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y la muerte no será ya más (Ap 21, 4).

Así es nuestra vida, tan breve como llena de miserias, enfermedades, temores y pasiones. La vida presente no nos ha sido dada para reposar, sino para trabajar, y con los trabajos merecer la vida eterna.

No temen los Santos aquel mandato de salir de esta vida que tanto amedrenta a los mundanos, ni se afligen por dejar los bienes terrenos, porque jamás tuvieron asido a ellos el corazón. Y lo que más consolará a un alma amante de su Dios cuando sepa que llega la muerte será el pensar que pronto ha de estar libre de tanto peligro de ofenderle, de tanta tribulación espiritual, y de tantas tentaciones del enemigo que podrían llevarle a perder su alma.

Por eso se regocijaba Santa Teresa cada vez que oía sonar la hora del reloj, alegrándose de que ya hubiese pasado otra hora de combate.

La muerte no es solamente fin de los trabajos, sino también puerta de la vida, como dice San Bernardo.

Así también exhortaba su madre al niño San Sinforiano cuando éste iba a recibir el martirio: «¡Oh, hijo mío, no van a quitarte la vida, sino a cambiarla en otra mejor!»

Dichoso en esta vida es aquel que está unido a Dios; pero, así como el navegante no puede tenerse por seguro mientras no llegue al puerto y salga libre de la tormenta, así no puede el alma ser verdaderamente feliz hasta que salga de esta vida en gracia de Dios.

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

¡Oh, amado Jesús mío, que para darme muerte feliz quisisteis sufrir muerte cruelísima en el Calvario! ¿Cuándo lograré veros?...

Deseo alcanzar el Cielo, no para más gozar, sino para mejor amaros. Amado Jesús, dadme vuestra bendición y decidme que soy vuestro, que seréis siempre mío, que os amaré y me amaréis perdurablemente...

¿Qué sería de mí si me hubieras enviado la muerte cuando me hallaba apartado de Vos?... Estaría en el infierno, donde no podría amaros. Inmensa es mi gratitud porque no me habéis abandonado y por las innumerables gracias que me habéis concedido para que os entregue mi corazón.

Dadme, pues, ¡oh, amado Jesús!, en el tiempo que me queda de vida, esfuerzo y ánimo para serviros antes que llegue la muerte. Dadme fortaleza para vencer la tentación y las pasiones, sobre todo aquellas que en la vida pasada más me movieron a ofenderos. Dadme paciencia para sufrir las enfermedades y las ofensas que el prójimo me hiciere.
Yo, por vuestro amor, perdono a los que me han ofendido, y os suplico que les otorguéis las gracias que desearen.

Y toda mi confianza pongo en vuestra intercesión, ¡oh, María, Madre mía, que tanto amáis a Dios y tanto deseáis que sea amado, haced que le ame mucho en esta vida, ¡a fin de que pueda amarle para siempre en la eternidad!*

 

PARA FINALIZAR CADA DÍA

 

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO  PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1