jueves, 17 de noviembre de 2022

DÍA 18. DEL INEFABLE BIEN DE LA GRACIA DIVINA Y DEL GRAN MAL DE LA ENEMISTAD CON DIOS

DÍA 18

DEL INEFABLE BIEN DE LA GRACIA DIVINA Y DEL GRAN MAL DE LA ENEMISTAD CON DIOS

*

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:

 

Señor mío Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podáis castigarme

con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia

que me fuera impuesta. Amén

 

*

DÍA 18

DEL INEFABLE BIEN DE LA GRACIA DIVINA Y DEL GRAN MAL DE LA ENEMISTAD CON DIOS.

 

No comprende el hombre su precio. Job, 28, 13

 

Dice el Señor que quien sabe apartar lo precioso de lo vil es semejante a Dios, que sabe desechar el mal y escoger el bien (Jer 15, 19). Veamos cuán grande bien es la gracia divina, y qué mal inmenso la enemistad con Dios.

Dios ha declarado en varios lugares que por medio de su gracia podemos hacernos amigos suyos si observamos y cumplimos su ley (Jn 15, 14) y aun mucho más, porque nos hace hijos suyos por medio del bautismo. Tal es la inefable dicha que nos alcanzó el divino amor por medio de Jesucristo. Considerad cuál caridad nos ha dado el Padre queriendo que tengamos nombre de hijos de Dios y lo seamos (1 Jn 3, 1). Es también, el alma que está en gracia, esposa del Señor.

Santa Catalina de Siena, al contemplar un alma en gracia, dijo que preferiría dar su vida a que aquella alma hubiese de perder tanta belleza. Por eso la Santa besaba la tierra por donde pasaban los sacerdotes, considerando que por medio de ellos recuperaban las almas la gracia de Dios.

Consideremos ahora el infeliz estado de un alma que se halla en desgracia de Dios. Está apartada de su Bien Sumo, que es Dios (Is 59, 2): de suerte que ella ya no es de Dios, ni Dios es ya suyo (Os 1, 9). De hijo de Dios, conviértase el pecador en esclavo de Satanás; de amigo predilecto, se trueca en odioso enemigo; de heredero de la gloria, en condenado al infierno.


AFECTOS Y SÚPLICAS

¡Oh, Dios mío! Cuando mi alma, por dicha suya, estaba en vuestra gracia, era vuestro templo y amiga, hija y esposa vuestra. Mas al pecar lo perdió todo, y fue vuestra enemiga y esclava del infierno. Con profunda gratitud veo, Dios mío, que me dais tiempo de recuperar vuestra gracia, me arrepiento de haberos ofendido a vuestra infinita bondad, y os amo sobre todas las cosas. Libradme del infierno y antes libradme del pecado, único mal que puede condenarme. Recibidme de nuevo en vuestra amistad, y por piedad, no me desdeñéis, pues quiero hacer cuanto pueda para reconquistar vuestra gracia. Decidme qué debo poner por obra para alcanzar vuestro perdón. Dadme ánimo para sufrir con paciencia cuantas cruces me enviéis y haced que abrace con amor los desprecios que reciba de los hombres, puesto que he merecido ser eternamente hollado por los demonios.

Haced, en suma, que obedezca en todo a vuestras inspiraciones, y venza todos los humanos respetos por amor a Vos. Resuelto estoy a no serviros más que a Vos, Dios mío, mi tesoro, mi esperanza y mi fortaleza (Sal 17, 2). Vuestros méritos, vuestras sacratísimas llagas, serán mi esperanza. De Vos espero la fuerza necesaria para seros fiel. Acogedme, pues, en vuestra gracia, ¡oh, Salvador mío!, y no permitáis que os abandone más otra vez. Desasidme de los afectos mundanos e inflamad mi corazón en vuestro santo amor.

María, mi esperanza, haced que mi alma arda en amor de Dios y auxiliadme con vuestra intercesión. Y, puesto que os gloriáis de salvar a los pobres pecadores que recurren a Vos, y yo de ser vuestro humilde siervo, socorredme y salvadme.

*

PARA FINALIZAR CADA DÍA

 

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.

*

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO  PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1