jueves, 31 de agosto de 2023

DÍA 1. APRENDED DE MÍ, QUE SOY MANSO Y HUMILDE

MEDITACIÓN PARA ALCANZAR HUMILDAD

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ORACIÓN PARA PEDIR LA HUMILDAD

de San Alfonso María de Ligorio

en su obra “Práctica de amor a Jesucristo”

 

¡Oh Verbo encarnado!, os ruego por los méritos de vuestra santa humildad, que os hizo abrazar tantas injurias e ignominias por amor nuestro, que me libréis de la soberbia y me comuniquéis una partecita de vuestra humildad.

Y ¿cómo podría yo quejarme de los oprobios que se me hicieren, cuando tantas veces me hice reo del infierno? Jesús mío, por los merecimientos de tantos desprecios como sufristeis en vuestra pasión, dadme la gracia de vivir y morir humillado en esa tierra, como vos vivisteis y moristeis humillado por mí.

Por amor vuestro quisiera verme despreciado y abandonado de todos, pero sin vos nada puedo.

Os amo, soberano bien mío; os amo, amador de mi alma; os amo y propongo sufrir por vos afrentas y persecuciones, traiciones, dolores, sequedades y desamparos; me contento, único amor de mi alma, con no ser de vos abandonado.

No permitáis que me aparte nunca de vos.

Dadme deseo de complaceros, fervor para amaros, paz en los trabajos y en todas las adversidades, y dadme resignación y paciencia.

Apiadaos de mí; nada merezco, pero todo lo espero de vos, que me redimisteis con vuestra sangre.

También lo espero todo de vos, Reina y Madre mía, María, que sois refugio de pecadores. Amén.

 

***

DÍA 1.

APRENDED DE MÍ, QUE SOY MANSO Y HUMILDE

De la obra “Sobre los grados de la humildad y  la soberbia” de san Bernardo de Claraval.

 

1. Antes de empezar a hablar de los grados de humildad que propone San Benito, no para enumerarlos, sino para subirlos, quiero mostrarte, si puedo, adónde nos llevan. Así, conocido de antemano el fruto que no espera a la llegada, no nos abrumará el trabajo de la subida.

2. Cuando el Señor dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nos declara el esfuerzo del camino y el premio al esfuerzo. A la humildad se le llama camino que lleva a la verdad. La humildad es el esfuerzo; la verdad, el premio al esfuerzo. ¿Por qué sabes, dirás tú, que este pasaje se refiere a la humildad, siendo así que dijo de un modo indefinido "Yo soy el camino"? Escúchalo más concretamente: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.

3. Se propone como ejemplo de humildad y como modelo de mansedumbre. Si lo imitas, no andas en tinieblas, sino que tendrás la luz de la vida. Y ¿qué es la luz de la vida sino la verdad? La verdad ilumina a todo hombre que viene a este mundo; indica dónde está la vida verdadera. Por eso, al decir: Yo soy el camino y la verdad, añadió: y la vida. Como si dijera: Yo soy el camino, que llevo a la verdad; yo soy la verdad, que prometo la vida; yo soy la vida, y la doy; pues dice él mismo: Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.

4. Mas si tú dices "Veo perfectamente el camino, la humildad; deseo el fruto, la verdad; mas, ¿qué haré si el esfuerzo del camino es tan pesado que no puedo llegar al premio deseado?", Él te responde: Yo soy la vida, el viático de donde sacarás energías para el camino.

5. El Señor grita a los extraviados y a quienes ignoran el camino: Yo soy el camino a los que dudan, y a quienes no creen Yo soy la verdad; y a los que ya suben arrastrando su cansancio Yo soy la vida. Me parece que en el pasaje propuesto queda suficientemente claro que el conocimiento de la verdad es fruto de la humildad.

6. Fíjate además en estos textos: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas (sin duda haciendo referencia a los secretos de la verdad) a los sabios y prudentes, esto es, a los soberbios, y se las has revelado a los pequeños, es decir, a los humildes. También aquí se inculca que la verdad se esconde a los soberbios y se revela a los humildes.

 

JACULATORIA: Jesús, quiero recorrer el camino de la humildad.

 

PRÓPOSITO: Recordad frecuentemente durante este día que el camino de la verdad es el premio de los humildes.

 

LETANÍAS DE LA HUMILDAD

Venerable Cardenal Merry del Val

 

Jesús manso y humilde de corazón, óyeme.

 

Del deseo de ser lisonjeado, líbrame Jesús

Del deseo de ser alabado, líbrame Jesús

Del deseo de ser honrado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús

Del deseo de ser preferido a otros, líbrame Jesús

Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús

 

Del temor de ser humillado, líbrame Jesús

Del temor de ser despreciado, líbrame Jesús

Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús

Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús

Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús

Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame Jesús

Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús

Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame Jesús

 

Que otros sean más estimados que yo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean preferidos a mí en todo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda. Jesús dame la gracia de desearlo

 

Oración:

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Benito y San Bernardo, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.

lunes, 28 de agosto de 2023

SEÑOR JESÚS, QUE ME CONOZCA A MI, Y QUE TE CONOZCA A TI. Oración de San Agustín

 


SEÑOR JESÚS, QUE ME CONOZCA A MI, Y QUE TE CONOZCA A TI. 

Oración de San Agustín

Señor Jesús, que me conozca a mí,
y que te conozca a Ti.
Que no desee otra cosa sino a Ti.
Que me odie a mí y te ame a Ti,
y que todo lo haga siempre por Ti.
Que me humille y que te exalte a Ti.
Que no piense nada más que en Ti.
Que me mortifique, para vivir en Ti,
y que acepte todo como venido de Ti.
Que renuncie a lo mío y te siga sólo a Ti.
Que siempre escoja seguirte a Ti.
Que huya de mí y me refugie en Ti,
y que merezca ser protegido por Ti.
Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti.
Que sea contado entre los elegidos por Ti.
Que desconfíe de mí
y ponga toda mi confianza en Ti,
Y que obedezca a otros por amor a Ti.
Que a nada dé importancia sino tan sólo a Ti.
Que quiera ser pobre por amor a Ti.
Mírame, para que sólo te ame a Ti.
Llámame, para que sólo te busque a Ti,
y concédeme la gracia
de gozar para siempre de Ti. Amén.

 

domingo, 27 de agosto de 2023

APRENDAMOS DEL LEPROSO A SER AGRADECIDOS CON DIOS. HOMILÍA

EVANGELIO DEL DOMINGO: JESÚS, MAESTRO, TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS

XIII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

FORMA EXTRAORDINARIA DEL RITO ROMANO

Una vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».  Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?». Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Lucas 17, 11-19
TEXTOS DE LA MISA XIII domingo después de Pentecostés
 
COMENTARIO AL EVANGELIO

LA LEPRA ES FIGURA DE LA FALSA DOCTRINA, DE CUYA MANCHA CORRESPONDE SÓLO A UN BUEN MAESTRO EL PURIFICARNOS. San Agustín

LA CARIDAD, LA MEJOR ACCION DE GRACIAS. San Agustín
 MANTIENE SU ANTIGUO NOMBRE, PARA QUE SE MANIFIESTE EL PODER DE DIOS. San JErónimo
  
PARA VIVIR SANTAMENTE, ES NECESARIO EVITAR LAS MALAS COMPAÑÍAS. San Alfonso María de Ligorio
 
 SOBRE LAS TENTACIONES DE IMPUREZA Y LOS MEDIOS PARA VENCERLAS. San Juan Bautista de la Salle

Benedicto XVI LA FE SALVA AL HOMBRE
 POR LA CONFESIÓN, NOS VEMOS LIBRES DE LA LEPRA DEL PECADO. Homilía
 

LOS DIEZ LEPROSOS, LOS DIEZ MANDAMIENTOS. Homilía

LA SAGRADA ESCRITURA MUESTRA EN LA VICTORIA DE LOS FUERTES. San Gregorio

NO SEAMOS INGRATOS PARA CON DIOS. Homilía

ID Y MOSTRAOS A LOS SACERDOTES. D. Juan Pablo Donoso

LOS DOS PUEBLOS. Dom Gueranger

 


LOS DOS PUEBLOS

Dom Gueranger

 

XIII domingo después de Pentecostés

 

LOS DOS PUEBLOS. — El leproso samaritano, curado de su horrible enfermedad, figura del pecado, representa, en compañía de nueve leprosos de nacionalidad judía, la raza desacreditada de los gentiles, admitida al principio por misericordia a participar de las gracias destinadas a las ovejas perdidas de la casa de Israel. La diferente conducta de estos diez hombres con ocasión del milagro obrado en ellos, corresponde a la actitud de los dos pueblos de que son figura, ante la salvación que el Hijo de Dios trajo al mundo. Esa conducta demuestra una vez más el principio establecido por el Apóstol: "No todos los que han nacido en Israel son israelitas, ni todos los descendientes de Abraham son hijos suyos; sino que por Isaac, dijo Dios a Abraham se contará tu descendencia. Esto es, no los hijos de la carne son hijos de Dios, sino los hijos de la promesa son tenidos por descendencia".

La Santa Iglesia no se cansa de recordar una y muchas veces esta comparación de los dos Testamentos y el contraste que los dos pueblos ofrecen. Por tanto, antes de continuar, debemos responder a la extrañeza que tal insistencia tiene que despertar en ciertas almas no habituadas a la sagrada Liturgia. La clase de espiritualidad que hoy reemplaza en muchos a la antigua vida litúrgica de nuestros padres, no los dispone más que a medias para entrar en este orden de ideas. Están únicamente acostumbrados a vivir frente a sí mismos, y frente a la verdad tal como ellos se la imaginan, ponen la perfección en el olvido de todo lo demás; y de esta manera no es de admirar que a tales cristianos les resulte totalmente incomprensible el continuo recordar un pasado que, según ellos, terminó hace ya siglos. Pero la vida interior verdaderamente digna de este nombre no es lo que esos cristianos se imaginan; nunca hubo escuela de espiritualidad, ni ahora ni antes, que colocase el ideal de la virtud en el olvido de los grandes hechos de la hlstoria, de tanto interés para Ja Iglesia y para Dios mismo. Además, ¿qué es lo que sucede con demasiada frecuencia a los hijos que en esto se apartan de la Madre común? Sencillamente, que en el aislamiento voluntario de sus oraciones privadas, pierden de vista, por justo castigo de Dios, el fin supremo de la oración, que es la unión y el amor. A la meditación la despojan del carácter de conversación íntima con Dios que la reconocen todos los maestros de la vida espiritual; por lo que pronto no será más que un ejercicio estéril de análisis y razonamientos en que predomine la abstracción.

Después de la gran obra de la Encarnación del Verbo, que vino a la tierra para manifestar a través de los siglos en Cristo y sus miembros a Dios, no hay hecho más importante ni en el que Dios haya mostrado ni muestre tanto interés como el de la elección de los dos pueblos llamados por El sucesivamente al beneficio de su alianza. "Son sin arrepentimiento los dones y la vocación de Dios", nos dice el Apóstol; los judíos, enemigos hoy porque rechazan el Evangelio, no dejan de ser amados y-aun muy amados, carissimi, en atención a sus padres. Por eso, llegará un tiempo, esperado por el mundo, en que la negación de Judá se retractará, sus iniquidades se borrarán, y las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob tendrán cumplimiento literal. Entonces se verá la divina unidad de ambos Testamentos; los dos pueblos sólo harán uno con Cristo su Cabeza. Entonces, plenamente consumada la alianza de Dios con el hombre, tal como Dios mismo la quiso en sus designios eternos, una vez que la tierra habrá dado su fruto y el mundo cumplido su fin, las tumbas devolverán a sus muertos y la historia terminará en la tierra para dejar a la humanidad glorificada explayarse en la plenitud de la vida a los ojos de Dios.

LECCIÓN DEL MILAGRO. — Volvamos brevemente a la explicación literal del Evangelio. El Señor, más bien que mostrarnos su poder, lo que pretende es instruirnos simbólicamente. Por eso no les otorga a los enfermos la salud con una sola palabra como lo hizo en otro caso parecido: "Lo quiero, queda curado", había dicho un día a un pobrecito leproso que imploraba su socorro en los comienzos de su vida pública, y la lepra desapareció al instante. Los leprosos del Evangelio de hoy quedan sanos tan sólo al ir a presentarse a los sacerdotes. Jesús los envía a ellos, como lo hizo con el primero, dando de ese modo ejemplo a todos, desde el principio hasta el último día de su vida mortal, del respeto que se debe a la antigua ley mientras no sea abrogada; en efecto, esta ley concedía a los hijos de Aarón el poder, no de curar la lepra, sino de distinguirla y fallar sobre su curación.

Pero ha llegado el tiempo de una ley más augusta que la del Sinaí, de un sacerdocio cuyos juicios no tendrán ya por objeto el averiguar el estado del cuerpo, sino el raer eficazmente, mediante la pronunciación de su sentencia de absolución, la lepra de las almas. La curación que en los diez leprosos se obró antes de llegar a presentarse a los sacerdotes que buscaban, debería bastar para hacerlos ver en el Hombre-Dios el poder del nuevo sacerdocio anunciado por los profetas.