6 DE AGOSTO
LA TRANSFIGURACION DE NUESTRO SEÑOR
Dom Gueranger
EL MISTERIO DE LA ADOPCIÓN DIVINA. — En efecto, según la doctrina de Santo Tomás, la adopción de los hijos de Dios que consiste en una conformidad de imagen con el Hijo de Dios por naturaleza puede darse de dos modos: primero por la gracia de esta vida, y esta es la conformidad imperfecta, y segundo por la gloria de la patria y esta es la conformidad perfecta, según aquellas palabras de S. Juan: “Nosotros somos desde ahora los hijos de Dios y, sin embargo, no aparece lo que seremos más tarde; sabemos que cuando aparezca Jesús, le seremos semejantes porque le veremos así como es él”. La palabra eterna: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy ha tenido dos ecos en el tiempo: en el Jordán y sobre el Tabor, y Dios, que no se repite nunca no ha hecho en esto excepción a la regla de no volver a decir lo que dijo una vez, pues aunque los dos términos empleados en las dos circunstancias sean idénticos, con todo eso no tienden los dos al mismo fin, prosigue diciendo siempre Santo Tomás, sino para mostrar el modo diferente con que el hombre participa de la semejanza de la filiación eterna. En el Bautismo del Señor, donde fue declarado el misterio de la primera regeneración, como en su Transfiguración que nos manifiesta la segunda, la Trinidad apareció toda: el Padre en la voz, el Hijo en su humanidad, y el Espíritu Santo, primero en forma de paloma, después en la nube luminosa; pues si en el bautismo confiere la inocencia que está representada por la sencillez de la paloma, en la Resurrección dará a los elegidos la claridad de la gloria y el frescor rejuvenecedor que están significados por la nube luminosa.
ENSEÑANZA DE LOS PADRES. — “Subamos a la montaña, exclama S. Ambrosio; supliquemos al Verbo de Dios que se nos muestre en su esplendor y hermosura; que se fortifique, que progrese felizmente y que reine en nuestras almas. ¡Pues, oh misterio profundo! según tu medida crece o decrece en ti el Verbo. Si no alcanzas esa cima más elevada que el pensamiento humano, no se te aparece la Sabiduría; el Verbo se te muestra como en un cuerpo sin brillo ni gloria.”
Si la vocación que se te manifiesta en este día tan grande y tan santa, entonces “reverencia al llamamiento de Dios”, dice a su vez Andrés de Cretano te desconozcas a ti mismo, no rechaces un don tan grande, no te muestres indigno de la gracia, no seas tan flojo en tu vida que pierdas este tesoro celestial. Deja la tierra en la tierra, y a los muertos que entierren a sus muertos; despreciando todo aquello que pasa, todo aquello que muere con el siglo y la carne; sigue inseparablemente hasta el cielo a Cristo que por ti caminó por este mundo. Que el temor y el deseo te ayuden para apartar de ti la desconfianza y guardar el amor. Entrégate todo entero; se dócil al Verbo en el Espíritu Santo, para seguir el fin tan dichoso, tan puro como es tu deificación con él, goce de bienes inenarrables. Por el celo de las virtudes, por la contemplación de la verdad llega a la Sabiduría que es el principio de todo y en la que subsisten todas las cosas.