jueves, 10 de agosto de 2023

DÍA 6. NOVENA A LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

NOVENA A LA ASUNCIÓN

DE LA VIRGEN MARÍA AL CIELO

EN CUERPO Y ALMA.

 

Por la señal…

 

ORACIÓN A LA ASUNCIÓN

DE MARÍA SANTÍSIMA.

De Pío XII

¡Oh, Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los hombres!, nosotros creemos, con todo el fervor de nuestra fe, en tu triunfal asunción en cuerpo y alma a los cielos, donde eres aclamada Reina por todos los coros de los ángeles y todo el ejército de los santos, y nosotros nos unimos a ellos para alabar y bendecir al Señor, que te ha exaltado sobre todas las demás criaturas, y para ofrecerte el obsequio de nuestra devoción y de nuestro amor.

Sabemos que tu mirada, que maternalmente acarició a la humanidad doliente y humilde de Jesús en la tierra, se sacia ahora en el cielo con la vista de la gloriosa humanidad de la Sabiduría increada, y que la alegría de tu alma, al contemplar cara a cara la adorable Trinidad, hace exultar tu corazón de inefable ternura, y nosotros, pobres pecadores, a quienes el peso del cuerpo hace pesado el vuelo del alma, te suplicamos que purifiques nuestros sentidos, para que aprendamos desde la tierra a gozar de Dios, sólo de Dios, en el encanto de las criaturas.

Confiamos en que tus ojos misericordiosos se inclinen sobre nuestras angustias, sobre nuestras luchas y sobre nuestras flaquezas; que tus labios sonrían a nuestras alegrías y nuestras victorias; que oigas la voz de Jesús que te dice de cada uno de nosotros, como de su discípulo amado: “Aquí está tu hijo”, y nosotros, que te llamamos Madre nuestra, te escogemos, como Juan, por guía, fuerza y consuelo de nuestra vida mortal.

Tenemos la vivificante certeza de que tus ojos, que han llorado sobre la tierra regada con la sangre de Jesús, se volverán hacia este mundo, atormentado por la guerra, por las persecuciones y por la opresión de los justos y de los débiles, y entre las tinieblas de este valle de lágrimas, esperamos de tu celestial luz y de tu dulce piedad, alivio para las penas de nuestros corazones y para las pruebas de la Iglesia y de la Patria.

Creemos, finalmente, que, en la gloria donde reinas, vestida de sol y coronada de estrellas, eres, después de Jesús, el gozo y la alegría de todos los santos y de todos los ángeles, y nosotros, desde esta tierra donde somos peregrinos, confortados con la fe en la futura resurrección, volvemos los ojos hacia Ti, vida, dulzura y esperanza nuestra.

Atráenos con la suavidad de tu voz, para mostrarnos un día, después de nuestro destierro, a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

 

DÍA 6. LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.

La gloria de que gozaba María se transfundió al cuerpo, y en cuerpo y alma subió al Cielo. ¡Qué entrada tan solemne hizo Ella!

El autor Joaquín Casañ Alegre, en su Vida de la Virgen dice: “María terminó su existencia terrenal cuando la voluntad de Dios su Hijo plugo a sus inescrutables juicios. Dejó la existencia terrenal y al Empíreo fue ascendida por la Trinidad Santísima, dejándonos a los hijos de Eva en este destierro, bajo su dulce amparo, siendo nuestra esperanza, nuestro consuelo y puerto en nuestras desgracias, que nos acoge siempre benévola cuando la fe y las lágrimas de nuestro corazón herido brotan de nuestros ojos, siendo el consuelo de los afligidos, la eterna salud de los enfermos que a Ella imploran, Reina y Señora de nuestros corazones y auxilio del alma cristiana en los naufragios de la vida y esperanza nuestra a la que encaminamos nuestras oraciones y ponemos por intercesora de su divino Hijo.

     Pero si ascendió a los cielos, dejó para nuestro consuelo el perfume de su pura existencia, que seguirá reinando y embriagando de dulce amor y ardiente caridad a nuestras almas, en las que reina y reinará como eterna verdad, confesada por el amor de su Hijo, que la puso por Madre e intercesora entre los hijos de Adán, lavados de la culpa por su santísima sangre. Y María seguirá reinando en nuestras almas, y con el dulce nombre de Madre la invocaremos como Madre de nuestras almas. (…)

     Ascendió a los cielos después de su glorioso tránsito, y allí, gozando de la presencia de su Santísimo Hijo, goza del premio de su pureza inmaculada, la que fue arca santa que encerró el cuerpo de Dios al descender a la tierra, siendo hermoso tabernáculo que gozó del privilegio incomparable de dar la existencia humana al Hijo de Dios.

María, nuestro amparo y Madre, acoge nuestro trabajo, llevado a cabo lleno de fe y esperanza en tu santa misericordia y que en tu honor y gloria te ofrecemos como ofrenda pobre, mezquina y pequeña de nuestro amor, y que a tus pies deponemos. Acoge nuestra ofrenda, hija del corazón, y ruega por nosotros a tu Santísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nuestro Redentor y Salvador del pecado.”

 

PRECES FINALES

 

Pida cada uno la gracia que se desea alcanzar por intercesión de la Virgen María.

 

1.ª — Oh María, por vuestra santa muerte, alcanzadme una muerte libre de todo pecado. Amen.— Avemaría.

2.ª — Oh María, por vuestra resurrección a una vida inmortal y gloriosa, obtenedme que resucite yo glorioso con los justos en el ultimo día. Amen.— Avemaría.

3.ª— Oh María, por vuestra Asunción al Cielo, en cuerpo y alma, alcanzadme que logre yo salvar mi alma y gozar eternamente en vuestra compañía. Amen.— Avemaría.

4.ª — Oh María, por vuestra exaltación sobre los Ángeles y por vuestro poder sobre los demonios, alcanzadme que venza al infernal enemigo y que sepa dominar mis pasiones. Amen.— Avemaría.

5.ª — Oh María, por vuestra coronación sobre todo lo creado y por haber sido elegida Abogada de todos los hombres, alcanzadme una filial confianza en Vos y acordaos de mí en todas mis necesidades, peligros y tentaciones. Amén. — Avemaría.

 

Oración Final. Oh Virgen, que habéis sido exaltada sobre todos los coros de los Ángeles, miradnos compasiva a los que somos hijos vuestros y que luchamos aun en este valle de lágrimas y miserias. Salvadnos. Amén.

 

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.