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miércoles, 31 de diciembre de 2014
FOTOGRAFÍAS DEL DÍA DE NAVIDAD
Ofrecemos a continuación unas fotografías por gentileza de Dña. Ana María Galvez de la misa cantada en la Natividad del Señor el día 25 de diciembre.
DOCE CAMPANADAS
1.Agradece el pasado como don de Dios.
2.Vive el presente con esperanzas y creatividad.
3.Di "sí" al paso de Dios por tu vida.
4.Confía, Dios te encomienda cosas grandes.
5.Valora lo pequeño, llegarás a lo grande.
6.Mira a la vida con sencillez y amor.
7.Ten buen humor, pase lo que pase.
8.Perdona y pide perdón.
9.Haz algo por el otro y serás feliz.
10.Atento, Dios te habla cada día.
11.Dios cuenta contigo.
12.Ama la vida, ama al mundo, ama a Dios.
ORACIÓN PARA EL ÚLTIMO DÍA DEL AÑO
Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.
En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.
TRES PENSAMIENTOS PARA ÚLTIMO DÍA DEL AÑO. DOM AZCARATE, OSB
Cada vez que el calendario nos trae, inexorable, esta fecha del 31 de diciembre, no pueden menos que preocupar al hombre pensador, y más todavía al fiel cristiano, estos tres graves pensamientos: el tiempo pasa, la muerte se acerca, la eternidad nos espera. Efectivamente:
* a. El tiempo pasa. El presente año ha pasado como un soplo, y como él pasarán todos los que nos restan vivir, sean pocos, sean muchos; sean felices, sean desgraciados. ¿Qué se ha hecho de las penas y de los dolores? ¿qué de las alegrías locas y de los placeres de este año transcurridos? Ni las penas ni las alegrías pasadas pueden ya volver. De ellas sólo queda el mérito de haber sufrido o gozado con conciencia pura y con alteza de miras, o, al revés, la responsabilidad de haberlo perdido todo por falta de espíritu cristiano. El tiempo pasa para todos, este año ha pasado para todos, nadie ha podido detener el reloj. ¡Cómo hubiese deseado el gozador de la vida, el pecador disoluto, que no hubiesen pasado sus horas de placer, sus días y sus noches de miel! Sin embargo pasaron para no volver. Ha pasado este año corriendo, volando; pero no ha pasado en vano. Muchos desearían que hubiese pasado sin dejar huella, como el vuelo del pájaro; que lo pasado, como dicen, quedará pisado, mas no es así. Todo el pasado queda sujeto al juicio de Dios.
* b. La muerte se acerca. La muerte galopa y se acerca de día en día para cada uno. A muchos, a innumerables, los ha alcanzado en este último año, y los ha alcanzado sorpresivamente. A muchos que hemos conocido sanos y alegres, en pocos minutos, o en pocas horas o en breves días, los hemos visto desaparecer. Ni la edad, ni el bienestar, ni la dignidad, ni la ciencia, ni el vicio, ni la virtud respeta la muerte inexorable. Todos tenemos nuestro día señalado, como lo tuvieron los que nos han precedido este mismo año y los años anteriores. Desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, y de muchos de ellos no queda ni el recuerdo. ¡Tanto afán por vivir, para vivir tan poco y tan tristemente! ¡Tanto cuidarse del cuerpo y del vestido y del negocio y de la honra, para perderlo todo tan presto y tan sin remedio! ¡Tanto alardear de las riquezas, de la hermosura, de las simpatías, de la influencia, para quedar de súbito reducido a un cajón de podredumbre!
* c. La eternidad nos espera. Nada sería que el tiempo pasase y que la muerte se acercara, si con ello todo se acabara. Mas no es así. Al morir, el hombre no muere del todo: perece la materia, pero el espíritu perdura. El cuerpo vuelve al polvo del sepulcro, de donde brotó; pero el alma retorna a Dios, que la creó. Todo lo que aquí es pasajero, todo fenece; sólo el alma sobrevive en este general cataclismo. Por eso el hombre, aunque muere, no muere para siempre, sólo cambia de vida: de la vida temporal pasa a la eterna, del tiempo a la eternidad. ¡La eternidad! ¡Qué realidad terrible! Muchos la niegan porque les convendría que no existiese; así sus vicios no tendrían ninguna sanción ultraterrena. Otros muchos, los más, no piensan en ella, porque no la comprenden. Mas ni por negarla ni por desconocerla, la eternidad deja de existir y de esperarnos. Nada fuera que la eternidad existiese, si esta fuese para todos bienaventurada y feliz. Pero no es así. Hay dos eternidades: la eternidad del cielo, para premio, y la eternidad del infierno, para castigo. Hay, pues, un premio eterno y un castigo eterno. Así lo ha dispuesto Dios, y nada ni nadie podrán hacer que no sea así. Si, pues, te espera una eternidad feliz ¡oh cristiano!, después de los sufrimientos de esta breve vida, ¿Por qué no la soportas con resignación y con una santa esperanza? Y si a ti también te espera la eternidad, pero una eternidad desgraciada, ¡oh pecador y gozador de la vida!, ¿por qué prefieres un placer sucio y fugaz a una eterna dicha?"
EXCLAMACIÓN DE SANTA TERESA EN EL FIN DE AÑO
EXCLAMACIÓN DE SANTA
TERESA EN EL FIN DE AÑO
Dadnos, Dios mío, Vos a entender qué
es lo que se da a los que pelean varonilmente en este sueño de esta miserable
vida. Alcanzadnos, oh ánimas amadoras, a entender el gozo que os da ver la
eternidad de vuestros gozos, y cómo es cosa tan deleitosa ver cierto que no se
han de acabar. ¡Oh desventurados de nosotros, Señor mío!, que bien lo sabemos y
creemos; sino que con la costumbre tan grande de no considerar estas verdades,
son tan extrañas ya de las almas, que ni las conocen ni las quieren conocer.
¡Oh gente interesal, codiciosa de sus gustos y deleites, que por no esperar un
breve tiempo a gozarlos tan en abundancia, por no esperar un año, por no
esperar un día, por no esperar una hora, y por ventura no será más que un
momento, lo pierden todo por gozar de aquella miseria que ven presente! (E 13).
martes, 30 de diciembre de 2014
ORACIÓN AL DULCE NIÑO DE BELÉN. Oración de San Juan XXIII
Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que tú sólo puedes dar. Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre.
Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad. Únelos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz. Amén.
REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE LA MISA DEL GALLO EN LA IGLESIA DEL SALVADOR
Ofrecemos este reportaje agradeciendo a Dña. Marisol Carmena su trabajo. Esta preparado en PPSX, por lo que recomendamos descargarlo para verlo.
NAVIDAD CON SANTA TERESA: MURAMOS POR LE SERVIR
MURAMOS POR LE SERVIR
Mi fe, yo lo vi nacido
de una muy linda Zagala.
Pues si es Dios ¿cómo ha querido
estar con tan pobre gente?
¿No ves, que es omnipotente?
Déjate de esas preguntas,
muramos por le servir,
y pues El viene a morir
muramos con El, Llorente,
pues es Dios omnipotente.
lunes, 29 de diciembre de 2014
ORACIÓN ANTE LA IMAGEN DEL NIÑO JESÚS. Oración de San Juan Pablo II
Dios, nuestro Padre,
tú amaste tanto a los hombres
que nos enviaste a tu único Hijo Jesús,
nacido de la Virgen María,
para salvarnos y conducirnos a ti.
Te pedimos que, con tu bendición, esta imagen de Jesús,
que viene de nuevo a nosotros,
sea, en nuestra casa, signo de tu presencia y de tu amor.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado,
que viene para dar la paz al mundo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
NAVIDAD CON SANTA TERESA: HOY NOS VIENE A REDIMIR
HOY NOS VIENE A REDIMIR
Hoy nos viene a redimir
un Zagal, nuestro pariente,
Gil, que es Dios omnipotente.
Por eso nos ha sacado
de prisión a Satanás;
mas es pariente de Bras,
y de Menga, y de Llorente.
¡Oh, que es Dios omnipotente!
Pues si es Dios, ¿cómo es vendido
y muere crucificado?
¿No ves que mató el pecado,
padeciendo el inocente?
Gil, que es Dios omnipotente.
domingo, 28 de diciembre de 2014
EL VERBO SE HA ABREVIADO
COMENTARIO AL EVANGELIO
DOMINGO INFRAOCTAVO DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Forma Extraordinaria del Rito Romano
La tradición patrística y medieval, al contemplar esta «Cristología de la Palabra», ha utilizado una expresión sugestiva: el Verbo se ha abreviado: «Los Padres de la Iglesia, en su traducción griega del antiguo Testamento, usaron unas palabras del profeta Isaías que también cita Pablo para mostrar cómo los nuevos caminos de Dios fueron preanunciados ya en el Antiguo Testamento. Allí se leía: “Dios ha cumplido su palabra y la ha abreviado” (Is 10,23; Rm 9,28)... El Hijo mismo es la Palabra, el Logos; la Palabra eterna se ha hecho pequeña, tan pequeña como para estar en un pesebre. Se ha hecho niño para que la Palabra esté a nuestro alcance». Ahora, la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro que podemos ver: Jesús de Nazaret.
Siguiendo la narración de los Evangelios, vemos cómo la misma humanidad de Jesús se manifiesta con toda su singularidad precisamente en relación con la Palabra de Dios. Él, en efecto, en su perfecta humanidad, realiza la voluntad del Padre en cada momento; Jesús escucha su voz y la obedece con todo su ser; él conoce al Padre y cumple su palabra (cf. Jn 8,55); nos cuenta las cosas del Padre (cf. Jn 12,50); «les he comunicado las palabras que tú me diste» (Jn17,8). Por tanto, Jesús se manifiesta como el Logos divino que se da a nosotros, pero también como el nuevo Adán, el hombre verdadero, que cumple en cada momento no su propia voluntad sino la del Padre. Él «iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). De modo perfecto escucha, cumple en sí mismo y nos comunica la Palabra divina (cf. Lc 5,1).
La misión de Jesús se cumple finalmente en el misterio pascual: aquí nos encontramos ante el «Mensaje de la cruz» (1 Co 1,18). El Verbo enmudece, se hace silencio mortal, porque se ha «dicho» hasta quedar sin palabras, al haber hablado todo lo que tenía que comunicar, sin guardarse nada para sí. Los Padres de la Iglesia, contemplando este misterio, ponen de modo sugestivo en labios de la Madre de Dios estas palabras: «La Palabra del Padre, que ha creado todas las criaturas que hablan, se ha quedado sin palabra; están sin vida los ojos apagados de aquel que con su palabra y con un solo gesto suyo mueve todo lo que tiene vida». Aquí se nos ha comunicado el amor «más grande», el que da la vida por sus amigos (cf. Jn 15,13).
En este gran misterio, Jesús se manifiesta como la Palabra de la Nueva y Eterna Alianza: la libertad de Dios y la libertad del hombre se encuentran definitivamente en su carne crucificada, en un pacto indisoluble, válido para siempre. Jesús mismo, en la última cena, en la institución de la Eucaristía, había hablado de «Nueva y Eterna Alianza», establecida con el derramamiento de su sangre (cf. Mt 26,28; Mc 14,24; Lc22,20), mostrándose como el verdadero Cordero inmolado, en el que se cumple la definitiva liberación de la esclavitud.
Este silencio de la Palabra se manifiesta en su sentido auténtico y definitivo en el misterio luminoso de la resurrección. Cristo, Palabra de Dios encarnada, crucificada y resucitada, es Señor de todas las cosas; él es el Vencedor, el Pantocrátor, y ha recapitulado en sí para siempre todas las cosas (cf. Ef 1,10). Cristo, por tanto, es «la luz del mundo» (Jn8,12), la luz que «brilla en la tiniebla» (Jn1,54) y que la tiniebla no ha derrotado (cf. Jn 1,5). Aquí se comprende plenamente el sentido del Salmo 119: «Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (v. 105); la Palabra que resucita es esta luz definitiva en nuestro camino. Los cristianos han sido conscientes desde el comienzo de que, en Cristo, la Palabra de Dios está presente como Persona. La Palabra de Dios es la luz verdadera que necesita el hombre. Sí, en la resurrección, el Hijo de Dios surge como luz del mundo. Ahora, viviendo con él y por él, podemos vivir en la luz.
Benedicto XVI
EVANGELIO DEL DÍA: ESTABAN MARAVILLADOS DE LOS QUE SE DECÍA DE ÉL
DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En aquel tiempo: José y María, madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón y dijo a María, su madre: Sábete que éste está puesto para ruina y para resurrección de muchos en Israel, y será signo de contradicción, y una espada traspasará tu alma, para que queden patentes los pensamientos de muchos corazones. Había allí una profetisa, llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; ésta era ya muy anciana, y había vivido siete años con su marido desde su virginidad. Y esta viuda, que tenía ochenta y cuatro años, no se apartaba del templo, sirviendo en él día y noche con ayunos y oraciones. Ésta, pues, como viniese a la misma hora, alababa al Señor y hablaba del Niño a cuantos esperaban la redención de Israel. Y cumplidas todas las cosas conforme a la Ley del Señor, volviéronse a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el Niño crecía y se robustecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en él.
Lc 2,33-40
NAVIDAD CON SANTA TERESA DE JESÚS: NO ESTÁ EL MERECER EN GOZAR
NO
ESTÁ EL MERECER EN GOZAR
“Esto me
dijo el Señor: ¿Piensas, hija, que está el merecer en gozar? No está sino en
obrar y en padecer y en amar. Ves mi vida toda llena de padecer y sólo en el
monte Tabor habrás oído mi gozo. No pienses, cuando veas a mi Madre que me
tiene en los brazos, que gozaba de aquellos contentos sin grave tormento. Desde
que le dijo Simeón aquellas palabras la dio mi Padre clara luz para que viese
lo que yo había de padecer. Cree, hija, que a quien mi Padre más ama, da mayores
trabajos, y a éstos responde el amor. ¿En qué te le puedo más mostrar que
querer para ti lo que quise para Mí? C.C. 26
sábado, 27 de diciembre de 2014
EL ROSARIO DE HOY CON SAN JUAN EVANGELISTA
Santo Rosario.
Por la
señal...
Monición inicial: Se celebra hoy la fiesta de san Juan, apóstol y
evangelista, hijo de Zebedeo, que junto con su hermano Santiago y con Pedro fue
testigo de la transfiguración y de la pasión del Señor, y al pie de la cruz
recibió de Él a María como madre. En su evangelio y en otros escritos se
muestra como teólogo, habiendo contemplado la gloria del Verbo encarnado y
anunciando lo que vio. Pidamos su intercesión para que también nosotros
acojamos a María en nuestra casa como verdadera madre nuestra.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS GOZOSOS
1.- La
encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.
“Quien guarda su palabra,
ciertamente en él el amor de Dios
ha llegado a su plenitud.
En esto conocemos que estamos en él.
Quien dice que permanece en él,
debe vivir como vivió él.” 1 Jn 2, 5-6
2.-La
Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
“Si caminamos en la luz,
como él mismo está en la luz,
estamos en comunión unos con otros,
y la sangre de su Hijo Jesús
nos purifica de todo pecado.” 1 Jn 1, 7
3.-El
nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén
“Todo el que ha nacido de Dios no peca
porque su germen mora en él;
y no puede pecar
porque ha nacido de Dios.
En esto se reconocen
los hijos de Dios y los hijos del
diablo:
todo el que no obra la justicia
no es de Dios,
y quien no ama a su hermano, tampoco.”
1 Jn 3, 9-10
“Amémonos unos a otros,
porque el amor es de Dios,
y todo el que ama
ha nacido de Dios y conoce a Dios.
Quien no ama no ha conocido a Dios,
porque Dios es Amor.” 1 Jn 4, 7-8
4.-La
purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo
"Si reconocemos nuestros pecados,
fiel y justo es él
para perdonarnos los pecados
y purificarnos de toda injusticia."
1 Jn 1,9
5.- El
niño Jesús perdido y hallado en el templo
“En esto sabemos que le conocemos:
en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo le conozco»
y no guarda sus mandamientos
es un mentiroso
y la verdad no está en él.” 1 Jn 2, 3-4
DOXOLOGÍA. Oración de San Juan Evangelista
Al que nos ama
y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados
y ha hecho de nosotros un Reino de sacerdotes
para su Dios y Padre,
a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad, viene acompañado de nubes;
todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron,
y por él harán duelo todas las razas de la tierra. Sí.
Amén.
Ap 1, 5-7
NAVIDAD CON SANTA TERESA: ESTAR AL PIE DE LA CRUZ COMO SAN JUAN
ESTAR AL PIE DE LA CRUZ
COMO SAN JUAN
¿Quién será el soberbio y miserable,
como yo, que cuando hubiere trabajado toda su vida con cuantas penitencias y
oraciones y persecuciones se pudieren imaginar, no se halle por muy rico y muy
bien pagado, cuando le consienta el Señor estar al pie de la Cruz con San Juan?
No sé en qué seso cabe no se contentar con esto, sino en el mío que de todas
maneras fue perdido en lo que había de ganar. (V 22, 5)
viernes, 26 de diciembre de 2014
REPORTAJE DEL IV DOMINGO DE ADVIENTO EN LA IGLESIA DEL SALVADOR
Con un poco de retraso, publicamos las fotos del IV domingo de Adviento en la Iglesia del Salvador, por gentileza de Dña. Ana María Galvez. Próximo ya el nacimiento del Salvador, la Iglesia ora en la oración colecta diciendo: Muestra, Señor, tu poder y ven, y socórrenos con tu gran fortaleza; para que tu misericordia, siempre propicia, se apresure a darnos graciosamente los auxilios que nuestros pecados nos retardan
NAVIDAD CON SANTA TERESA DE JESÚS: EL MARTIRIO
EL MARTIRIO
Como veía los martirios que por Dios los santos pasaban, me parecía que
compraban muy barato el ir a gozar de Dios, y deseaba yo mucho morir así (V 1,
5).
¿No sabéis, hermanas, que la
vida del buen religioso, que quiere ser amigo íntimo de Dios, es un largo
martirio? (C 12, 2).
jueves, 25 de diciembre de 2014
EVANGELIO DEL DÍA: Y EL VERBO DE DIOS SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS
MISA DEL DÍA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. El estaba en el principio en Dios. Por él fueron hechas todas las cosas, y sin él no se ha hecho cosa alguna de cuantas se han hecho; en él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, y la luz resplandece en las tinieblas y las tinieblas no la han recibido. Hubo un hombre enviado de Dios, cuyo nombre era Juan. Éste vino como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. Él no era la luz, sino el que había de dar testimonio de la luz. Existía la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba y el mundo fue hecho por él y el mundo no le conoció. Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, que son los que creen en su nombre, les dio potestad de llegar a ser hijos de Dios; los cuales nacen, no de la sangre, ni del deseo carnal, ni de querer de hombre, sino de Dios. y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y nosotros hemos visto su gloria, gloria cual debía recibir el Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan 1.1-14.
NAVIDAD CON SANTA TERESA: ¡AH, PASTORES QUE VELÁIS!
¡AH, PASTORES QUE
VELÁIS!
¡Ah, pastores que veláis,
por guardar vuestro rebaño,
mirad que os nace un Cordero,
Hijo de Dios Soberano!
Viene pobre y despreciado,
comenzadle ya a guardar,
que el lobo os le ha de llevar,
sin que le hayamos gozado.
Gil, dame acá aquel cayado
que no me saldrá de mano,
no nos lleven al Cordero:
¿no ves que es Dios Soberano?
¡Sonzas!, que estoy aturdido
de gozo y de penas junto.
¿Si es Dios el que hoy ha nacido,
cómo puede ser difunto?
¡Oh, que es hombre también junto!
La vida estará en su mano;
mirad, que es este el Cordero,
Hijo de Dios Soberano.
No sé para qué le piden,
pues le dan después tal guerra.
Mía fe, Gil, mejor será
que se nos torne a su tierra.
Si el pecado nos destierra,
y está el bien todo en su mano,
ya que ha venido, padezca
este Dios tan Soberano.
Poco te duele su pena;
¡oh, cómo es cierto del hombre,
cuando nos viene provecho,
el mal ajeno se esconde!
¿No ves que gana renombre
de pastor de gran rebaño?
Con todo, es cosa muy fuerte
que muera Dios Soberano.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
FELICITACIÓN NAVIDEÑA
La comunidad de la Iglesia del Salvador de Toledo (España)
le desea a todos su amigos y benefactores
una santa Navidad y un nuevo año lleno de las bendiciones de Dios.
ET VERBUM CARO FACTUM EST
COMENTARIO DEL EVANGELIO
Misa del día en la Natividad del Señor
Forma Extraordinaria del Rito Romano
El Verbo se hizo carne». Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; ¿cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor. El que ama quiere compartir con el amado, quiere estar unido a él, y la Sagrada Escritura nos presenta precisamente la gran historia del amor de Dios por su pueblo, que culmina en Jesucristo.
En realidad, Dios no cambia: es fiel a sí mismo. El que ha creado el mundo es el mismo que ha llamado a Abraham y que ha revelado el propio Nombre a Moisés: Yo soy el que soy… el Dios de Abraham, Isaac y Jacob… Dios misericordioso y piadoso, rico en amor y fidelidad (cf. Ex 3,14-15; 34,6). Dios no cambia, desde siempre y por siempre es Amor. Es en sí mismo comunión, unidad en la Trinidad, y cada una de sus obras y palabras tienden a la comunión. La encarnación es la cumbre de la creación. Cuando, por la voluntad del Padre y la acción del Espíritu Santo, se formó en el regazo de María Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, la creación alcanzó su cima. El principio ordenador del universo, el Logos, comenzó a existir en el mundo, en un tiempo y en un lugar.
«El Verbo se hizo carne». La luz de esta verdad se manifiesta a quien la acoge con fe, porque es un misterio de amor. Sólo los que se abren al amor son cubiertos por la luz de la Navidad. Así fue en la noche de Belén, y así también es hoy. La encarnación del Hijo de Dios es un acontecimiento que ha ocurrido en la historia, pero que al mismo tiempo la supera. En la noche del mundo se enciende una nueva luz, que se deja ver por los ojos sencillos de la fe, del corazón manso y humilde de quien espera al Salvador. Si la verdad fuera sólo una fórmula matemática, en cierto sentido se impondría por sí misma. Pero si la Verdad es Amor, pide la fe, el «sí» de nuestro corazón.
Y, en efecto, ¿qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor? La busca el niño, con sus preguntas tan desarmantes y estimulantes; la busca el joven, necesitado de encontrar el sentido profundo de la propia vida; la busca el hombre y la mujer en su madurez, para orientar y apoyar el compromiso en la familia y en el trabajo; la busca la persona anciana, para dar cumplimiento a la existencia terrenal.
«El Verbo se hizo carne». El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad. El «Emmanuel», el Dios-con-nosotros, ha venido como Rey de justicia y de paz. Su Reino —lo sabemos— no es de este mundo, sin embargo, es más importante que todos los reinos de este mundo. Es como la levadura de la humanidad: si faltara, desaparecería la fuerza que lleva adelante el verdadero desarrollo, el impulso a colaborar por el bien común, al servicio desinteresado del prójimo, a la lucha pacífica por la justicia. Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud.
Benedicto XVI
ROSARIO PARA LA NOCHEBUENA
Podría rezarse en familia antes de la cena de familia y seguido de la oración ante el Belén.
Monición inicial: A las puertas de la Noche Santa en la que se celebra el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén, recojámonos en oración para contemplar tan gran misterio: Dios se hace hombre.
Pidamos la intercesión de la Virgen María y de San José para reconocer y adorar en espíritu y verdad a este Niño que se ha hecho mendigo de nuestro amor.
MISTERIOS GLORIOSOS
1. La Resurrección
Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna.(Jn 1, 5) La Resurrección de Jesús es la prolongación de aquella luz que alumbró en la noche fría y tenebrosa de Belén. Con Jesús siempre hay esperanza, siempre hay posibilidad de futuro, siempre hay una nueva oportunidad.
Pidamos hoy por tantas personas que viven en la desesperación y en el sinsentido, por todos aquellos que se encuentran ahogados por problemas y situaciones de sufrimientos, por tantos que están perdidos o encerrados en medios de las tinieblas del pecado y del mal, para que descubran en el Niño Jesús la luz de sus vidas.
2. La Ascensión
Subió a las alturas, llevó cautivos, y dio sus dones a los hombres.(Ef 4, 8) El Hijo de Dios -sin necesidad alguna- tan solo movido por el amor y la obediencia al Padre se "despojó de su rango", se hizo pequeño, se abajó a la condición de criatura, se hizo niño indefenso y sin valor a los ojos del mundo... Glorioso y triunfante ahora en el cielo también en su humanidad, nos ha preparado sitio y nos espera a todos aquellos de los que quiso hacerse hermano.
Pidamos en este misterio para que todos los hombres acojan al Niño Jesús como Dios y Señor de sus vidas, por todos aquellos que todavía no lo conocen, por todos aquellos que se resisten a creer en él, pidamos por aquellos que impiden a la Iglesia darlo a conocer, también por aquellos que persiguen a los cristianos. No dejemos de pedir para que en todas las ámbitos de la vida social, política, laboral, económica se abran las puertas al Evangelio de Jesús que nos enseña a ser verdaderamente hombres: hijos de Dios y hermanos los unos de los otros.
3. La venida del Espíritu Santo
Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, destruyó el muro que los separaba y anuló en su propio cuerpo la enemistad que existía. (Ef 2, 14) El Niño Jesús ha venido no solo como mensajero de la paz. El es la paz, la unidad, el amor.
Pidamos por el cese de tantas separaciones y divisiones en el mundo que llevan al enfrentamiento de las guerras y conflictos entre las naciones: tengamos un pensamiento especial por sus víctimas, sobre todo los más indefensos y débiles. Pidamos por el cese de las divisiones en que separan a los hombres según lo que tienen o parecen tener, las divisiones generadas por las prejuicios, etc. Tengamos también una intención especial por la conversión de todos aquellos cristianos que viven en la desobediencia al Papa. En esta noche, pidamos también para que en las familias reine la unidad y la armonía; oremos insistentemente por aquellas que sufren el drama de la separación por diversos motivos.
4. La Asunción de María Santísima
"Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". (Lc 1, 52) El modo de actuar de Dios en la historia de la Salvación se resume en estas palabras del cántico de la Virgen María. El nacimiento de Jesús en Belén y durante toda su vida es la confirmación de que el camino para ir a Dios es la humildad.
Pidamos por los gobernantes de las naciones y por aquellos que se dedican a la bien común de las sociedades para que no caigan en la tentación de la búsqueda del poder y del propio beneficio, para que defiendan siempre a los más pobres y los más necesitados... Pidamos por todos aquellos que sufren las consecuencias atroces de la crisis económica, del desempleo, del reparto injusto de las riquezas... Pidamos por todo nuestra sociedad inmersa en un consumismo y materialismo deshumanizador para que recuerden que Cristo se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.
5. La Coronación de la Virgen como Reina del Universo
"Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley." (Gal 4, 4) Por la Virgen María, Dios ha decidido venir a nosotros. Ella ha sido elegida como la medianera, como el camino, como el punte para unir el cielo y la tierra. Ella sigue siendo también ahora la única que puede unirnos a Jesús, si con ella y como ella nos consideramos: "esclava del Señor".
Pidamos por todos aquellos que viven esclavizados en el pecado pensando que son libres. Pidamos para que la Virgen María nos enseñe a creer, amar y esperar en Jesús. Que ella nos enseñe su virtudes y la forma de tratar a su Hijo, al fruto bendito de su vientre. Pidamos para que esta navidad nosotros la imitemos en el amor hacia el prójimo.
EN ÉL SE PERFILA EL HOMBRE NUEVO QUE MIRA CON FE Y VALENTÍA EL FUTURO
COMENTARIO AL EVANGELIO
VIGILIA DE LA NAVIDAD
Forma Extraordinaria del Rito Romano
El evangelio de san Mateo narra cómo sucedió el nacimiento de Jesús situándose desde el punto de vista de san José. Él era el prometido de María, la cual «antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo» (Mt 1, 18). El Hijo de Dios, realizando una antigua profecía (cf. Is 7, 14), se hace hombre en el seno de una virgen, y ese misterio manifiesta a la vez el amor, la sabiduría y el poder de Dios a favor de la humanidad herida por el pecado. San José se presenta como hombre «justo» (Mt 1, 19), fiel a la ley de Dios, disponible a cumplir su voluntad. Por eso entra en el misterio de la Encarnación después de que un ángel del Señor, apareciéndosele en sueños, le anuncia: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1, 20-21). Abandonando el pensamiento de repudiar en secreto a María, la toma consigo, porque ahora sus ojos ven en ella la obra de Dios.
San Ambrosio comenta que «en José se dio la amabilidad y la figura del justo, para hacer más digna su calidad de testigo» (Exp. Ev. sec. Lucam II, 5: ccl 14, 32-33). Él —prosigue san Ambrosio— «no habría podido contaminar el templo del Espíritu Santo, la Madre del Señor, el seno fecundado por el misterio» (ib., II, 6: CCL 14, 33). A pesar de haber experimentado turbación, José actúa «como le había ordenado el ángel del Señor», seguro de hacer lo que debía. También poniendo el nombre de «Jesús» a ese Niño que rige todo el universo, él se inserta en el grupo de los servidores humildes y fieles, parecido a los ángeles y a los profetas, parecido a los mártires y a los apóstoles, como cantan antiguos himnos orientales. San José anuncia los prodigios del Señor, dando testimonio de la virginidad de María, de la acción gratuita de Dios, y custodiando la vida terrena del Mesías. Veneremos, por tanto, al padre legal de Jesús (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 532), porque en él se perfila el hombre nuevo, que mira con fe y valentía al futuro, no sigue su propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de Aquel que realiza las profecías y abre el tiempo de la salvación.
Benedicto XVI
EVANGELIO DEL DÍA: NO TEMAS RECIBIR A MARÍA TU ESPOSA PORQUE LO QUE HA ENGENDRADO ES OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
VIGILIA DE NAVIDAD
FORMA EXTRAORDINARIA DEL RITO ROMANO
El origen de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, que era justo, pero no quería difamarla, resolvió repudiarla en privado. Así lo tenía planeado, cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»
Mt 1, 18-21
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