sábado, 26 de noviembre de 2022

DÍA 27. DE LA ORACIÓN Y DE LA PERSEVERANCIA

DÍA 27

DE LA ORACIÓN Y DE LA PERSEVERANCIA

 

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ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:

 

Señor mío Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podáis castigarme

con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia

que me fuera impuesta. Amén

 

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MEDITACIÓN DIARIA ASIGNADA A CADA DÍA

 

DÍA 27

DE LA ORACIÓN Y DE LA PERSEVERANCIA

Pedid y se os dará...,

porque todo aquel que pide, recibe. Lc 11, 9-10

 

Dios quiere que le pidamos las gracias necesarias para nuestra salvación; puesto que, en primer lugar, no podemos observar los divinos preceptos y salvarnos sin el auxilio actual del Señor, y, por otra parte, Dios no quiere, en general, darnos esas gracias si no se las pedimos.

Santa María Magdalena de Pazzi comenta que Dios queda, en cierto modo, obligado con el alma que le ruega, porque ella misma ofrece así ocasión de que el Señor satisfaga su deseo de dispensarnos gracias y favores.

Para orar bien es menester, en primer lugar, la humildad y, en segundo lugar, la confianza. Así nos lo enseñó Jesucristo diciéndonos que, al pedir gracias a Dios, las pidiéramos dándole el nombre de Padre y rogándole con la misma sencillez y confianza que un hijo tiene al recurrir a su padre.

Es preciso entender que el Señor, a menudo, nos niega los bienes temporales, previendo que nos dañarían para salvarnos. Por lo cual sólo debemos pedir las cosas temporales bajo la condición de que convengan al bien del alma. Y, al contrario, los espirituales, como el perdón, la perseverancia, el amor de Dios y otras gracias semejantes, con la firme confianza de alcanzarlas.

Con respecto a la perseverancia, entender que el que persevere hasta el final se salvará (Mt., 24, 13).

Tres son los enemigos del alma: mundo, demonio y carne. 

Has de saber que, de estos tres enemigos, el mundo, si cabe, es el peor, ya que el demonio se sirve de él y de los hombres malos que lo forman, para lograr los triunfos que obtiene. Las tentaciones, placeres o persecuciones que podamos sufrir y con las cuales el demonio trata de alejarnos de Dios, debemos combatirlas a fuerza de oración y haciéndonos continua violencia para no sucumbir al mal. Invocar los santísimos Nombres de Jesús y de María, frecuentar los sacramentos y tener vida de oración, son armas poderosísimas para resistir, firmes en la fe. El que así obrare, se salvará; y el que no, ciertamente, se condenará.

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

Dios mío, no os hubiera ofendido si en las tentaciones hubiese acudido a Vos.... Gracias os doy porque me habéis enseñado que toda mi felicidad se funda en la oración y en pediros los dones que necesito. Yo os pido, pues, en nombre de Jesucristo, que me deis gran dolor de mis culpas, la perseverancia en vuestra gracia, buena y piadosa muerte y la gloria eterna, y, sobre todo, el sumo don de vuestro amor y la perfecta conformidad con vuestra voluntad santísima.

Yo sé, Señor, que me perdonáis si de veras me arrepiento, pero mis enemigos no dejarán de combatirme hasta la hora de la muerte, y si no me ayudáis, volveré a perderme… Os ruego, pues, que me concedáis la gracia de que jamás deje de orar para recibir vuestra gracia y auxilio.

María Santísima, mi esperanza y amparo, de Vos espero la gracia de encomendarme a Vos y a vuestro divino Hijo en todas mis tentaciones. Socorredme, Reina mía, por amor de Cristo Jesús.

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PARA FINALIZAR CADA DÍA

 

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO  PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1