martes, 23 de julio de 2024

SEGUNDA Y TERCERA BIENAVENTURANZA. MIÉRCOLES DE LA NOVENA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 



SEGUNDA Y TERCERA BIENAVENTURANZA.

MIÉRCOLES DE LA NOVENA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

MIÉRCOLES DE LA NOVENA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

SEGUNDA Y TERCERA BIENAVENTURANZA.

 

1.- Bienaventurados los mansos (1). No solo los que refrenan los turbulentos, y aun los menores movimientos de la ira, sino también, como dice Clemente Alejandrino (2), los que serenan la infiel pelea que se levanta en el alma, entre la ira y el apetito de las cosas que apetecen las pasiones. Ya ves que aquí se te descubre un campo tan dilatado para considerarte a ti, cuanto latamente se extiende el apetito de lo concupiscible e irascible. Cotéjate con el ejemplar de Cristo en tratar a los pecadores, en sufrir las injurias, etc. Imagina que te dice: Aprended de Mí que soy manso (3).

2.- Porque ellos poseerán la tierra (4). ¿Cuál? Des­ pues la tierra de los vivientes; ahora la de sus corazones. Esta no la poseen los iracundos, porque con su cólera se salen como fuera de sí. Pero el que toma bien las reprensiones posee su corazón (5). Esto es, el que no se aíra ni se conmueve. ¡Qué felicidad es gozar de esta tranquilidad y paz interior! Como es infeliz una plaza, que aunque esté, muy bien fortalecida, sustenta dentro de sí traidores, dice san Juan Crisóstomo (6), así no hay cosa más feliz como librarse de alguna guerra intestina. Esta bienaventuranza o dicha te puedes causar a ti. Y ¿quién te lo estorba?

3.- Bienaventurados los que lloran (7), por la compunción los pecados propios; por compasión los ajenos; por devoción las miserias de esta vida que está en el destierro de la patria; por ansia la dilación de la vida eterna. Considera lo que tú lloras; ¿el haber perdido a Dios o las comodidades sensuales? ¿Los males del cuerpo, o los del espíritu? Porque ellos serán consolados. ¿Por quién? Por el Dios de toda consolación (8). ¿En dónde? No sólo en el cielo, en que enjugará Dios toda lágrima; (9) pero también en esta vida, en que al lloro de la compunción o devoción, o acompaña o se sigue un admirable consuelo: Mas ¡ay de vosotros los que reís con el mundo y pasáis vuestros días gozando de sus bienes; porque para siempre sollozareis y lloraréis (10)!

 

(1) Matth., 5. (2) L.4 Strom. (3) Matth., 11.

(4) Matth., 5. (5) Prov., 15. (6) Hom. 34 in Joan.

(7) Matth., 5. (8) II Cor., 1. (9) Apoc., 21. (10) Luc., 6.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros. 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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