jueves, 25 de julio de 2024

26 de julio. UN PEZ CIERRA LA ROTURA DE LA QUILLA DE UN NAVÍO. MES DE JULIO EN HONOR A LA VIRGEN DEL CARMEN

 


26 de julio

UN PEZ CIERRA LA ROTURA DE LA QUILLA DE UN NAVÍO

 

MES DE JULIO EN HONOR

A LA VIRGEN DEL CARMEN

 

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en este ejercicio consagrado a vuestra devoción, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:

3 Avemarías

A continuación se lee el relato tomado de la obra “Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.

 

26 de julio

UN PEZ CIERRA LA ROTURA DE LA QUILLA DE UN NAVÍO

El valiente Don Juan de Austria, digno de eterno recuerdo por su victoria inmortal en Lepanto, navegaba para el puerto de Nápoles con cinco galeras y un galeón. En plena navegación y en mar abierto, les sorprendió furiosa tempestad, que zarandeaba sin tregua los frágiles cascos de las embarcaciones. Creció la tempestad. Los peligros se multiplicaban por instantes; galeras frágiles, de costuras mal calafateadas, hacían agua por mil sitios; la vía de agua, fatalmente, acabaría por hundir la nao.

En el crítico instante, el capitán Pedro de Luna, en presencia de toda la tripulación, saca del pecho el santo Escapulario, hinca sus rodillas, mientras lo besa con fervor, prometiendo ir como peregrino al Santuario de la Madonna Bruna del Carmine de Nápoles si la Señora les salva de tan inminente riesgo, por la virtud de su Santo Escapulario.

Como en otro tiempo las aguas del Tiberíades se calmarán al imperio de la voz de Cristo, así también en la Galera de D. Juan cesó de entrar agua por la vía abierta en el costado. La Virgen del Carmen hizo el milagro; un pez de gran tamaño se había introducido en el agujero del casco salvando a la tripulación.

Un barquito de plata y el Escapulario del capitán Pedro de Luna, colgados como exvotos en el templo de nuestra Madre del Carmen, en Nápoles, recordaron durante varias centurias el milagro obrado por la Virgen Santísima mediante su bendito Escapulario.

 

Oración final para todos los días

Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con una Salve:

 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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Querido hermano comparte esta devoción con tus familiares y amigos para que muchos conozcan y amen a la Virgen.

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Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.