viernes, 12 de julio de 2024

13 de julio. AL TOMAR EL ESCAPULARIO LE LIBRA DE LA MUERTE. MES DE JULIO EN HONOR A LA VIRGEN DEL CARMEN

 


13 de julio

AL TOMAR EL ESCAPULARIO LE LIBRA DE LA MUERTE

“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.

 

MES DE JULIO EN HONOR

A LA VIRGEN DEL CARMEN

 

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en este ejercicio consagrado a vuestra devoción, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:

3 Avemarías

A continuación se lee el relato tomado de la obra “Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.

 

13 de julio

AL TOMAR EL ESCAPULARIO LE LIBRA DE LA MUERTE

“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.

 

Por el año 1898, había en El Havre cierto joven, de quince años, llamado José, hijo del capitán de un buque mercante.

En él embarcó nuestro joven, lleno de santa confianza.

El temerario jovenzuelo, haciendo imprudente alarde de su valor, fue arrancado por una ola gigante de la proa del buque al abismo del mar.

Tan sólo un marinero escuchó gritar débilmente a pocos metros de él, y conociendo por la voz que el caído era el hijo del capitán, se lanzó en compañía de otro marinero en la chalupa del barco a fin de socorrer al infortunado joven, que no sabía nadar.

Viendo que los marineros acudían presurosos a socorrerle, el joven, manteniéndose con notable prodigio sobre las aguas y mostrándoles con una mano el Santo Escapulario, gritaba que la Santísima Virgen le había salvado.

Lograron por fin recogerle y, conducido a hombros de uno de los marineros al navío, echóse en brazos de su padre, que lloraba de emoción, dicéndole en presencia de todos que la Virgen del Carmen le había salvado, pues al caer, mientras luchaba con las olas embravecidas, oyó una voz dulcísima que le decía:

-"Toma en tus manos el Escapulario y no perecerás".

Sintió en el mismo instante que una mano le asía, y, sosteniéndole suavemente, le impedía irse al fondo del abismo.

Luego que se restableció la calma y se apaciguaron los ánimos, hizo que todos, postrados de hinojos en la cubierta del buque, rezaran una Salve a la Virgen.

Oración final para todos los días

Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con una Salve:

 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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Querido hermano comparte esta devoción con tus familiares y amigos para que muchos conozcan y amen a la Virgen.

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Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.