domingo, 18 de junio de 2017

CUATRO CAUSAS DE LA INSTITUCION DE LA EUCARISTIA. Santo Tomas de Villanueva




Las dos obras más grandes de Dios han sido la Encarnacion y la Eucaristía. De la primera conocemos el final: “Por nosotros, hombres, y por nuestra salud” Pero de la segunda no suele ser tan vulgar el conocimiento.
Los santos doctores acostumbran reducir las causas a cuatro.
CONSOLAR AL HOMBRE
Por eso se instituyo en el momento en que Cristo se despide de los suyos. No los deja huérfanos ¿Qué sería de la Iglesia y de nosotros si no tuviésemos el consuelo del sagrario?
MEMORIAL DE SU PASION
Hacedlo en memoria mía. No era justo que se olvidara la pasión del Señor, y todo en la santa misa, desde los vestidos y gestos del sacerdote hasta la presencia eucarística real, todo debe recordárnosla. Este es el Cordero de nuestra Pascua.
UN SACRIFICIO NUEVO
Abolidas las figuras, se nos da este nuevo sacrificio, ofrecido por Cristo cuando en el seno de su Madre dejo a Dios: Rechazas las ofrendas y víctimas, pero me has dado un cuerpo (Ps. 39,7). Lo anuncio Malaquías, como que había de ofrecerse puro e inmaculado en todo el mundo (Mal. 1,10), cual si quisiera indicar que todos los sacrificios del Antiguo habían sido sustituidos por esta nueva ofrenda.
Notad que la sangre de los antiguos sacrificios no se ofrecía solo en culto de adoración, sino que servía para purificar y santificar, puesto que con ella se ungía a los sacerdotes y reyes y se rociaba al mismo pueblo. Según la ley, casi todas las cosas han de ser purificadas con sangre (Hebr. 9,22). También la sangre del Señor en la Eucaristía es algo más que un sacrificio de adoración, porque al unirse con nosotros en forma de sacramento, nos santifica y asimila a Cristo.
SACRAMENTO QUE SANTIFICA
Hemos llegado a ello. Si la sangre de animales (Hebr. 9,18) lo hacía antiguamente ¿Qué no hará este pan que alimenta la vida del hombre) Ps.103, 15), pan y vino, símbolos del sustento? El pan que yo os daré será mi carne, vida del mundo (Io. 6,51).
Santo Tomas de Villanueva
Por gentileza de Dña. Ana María Galvez