NOVENA A SAN JOSÉ
con
san Alfonso María de Ligorio
ORACIONES
PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por la señal…
Acto de contrición: Señor mío, Jesucristo
INVOCACIONES
·
Eterno
Padre, por el amor que tienes a san José escogido por ti entre todos para
representarte en la tierra, ten piedad de nosotros.
Gloria Patri.
·
Eterno
Hijo, por el amor que tienes a san José, tu fiel custodio en la tierra, ten
piedad de nosotros. Gloria
Patri.
·
Eterno
Espíritu Santo, por el amor que tienes a san José, custodio de la Virgen María,
tu dilectísima esposa, ten piedad de nosotros. Gloria Patri
Se lee lo correspondiente a cada día. Antes de la jaculatoria se
hace un momento de silencio para pedir la gracia que se desea obtener por la
intercesión de San José. Se recita la jaculatoria y se reza un padrenuestro,
avemaría y gloria. Los textos de esta novena están extractados de las Visitas a
San José compuestas por San Alfonso María de Ligorio.
ORACIONES
PARA FINALIZAR CADA DÍA.
Pídase
la gracia que se desea alcanzar en esta novena por intercesión de San José.
Para concluir puede recitarse
un padrenuestro, avemaría y gloria con la oración siguiente o rezar las
letanías del santo.
Acordaos, purísimo Esposo de la Santísima
Virgen María, dulce protector mío San José, que jamás se ha oído decir que
ninguno de los que han acudido a vuestra protección y reclamando vuestro
auxilio, haya quedado sin consuelo. Con esta confianza vengo a vuestra
presencia y me encomiendo fervorosamente a Vos. No despreciéis mi súplica, ¡Oh
Padre adoptivo del Redentor!, antes bien, acogedla benignamente. Amén
LETANÍAS A SAN JOSÉ
Señor, ten
piedad
Cristo, ten
piedad
Señor, ten
piedad
Cristo, óyenos
Cristo,
escúchanos
Dios, Padre
Celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo
Redentor del mundo,
Dios, Espíritu
Santo,
Santísima
Trinidad, un solo Dios,
San José,
ruega por nosotros
Descendiente
ilustre de David,
Lumbrera de los
Patriarcas,
Esposo de la
Madre de Dios,
Custodio
purísimo de la Virgen,
Padre defensor
del Hijo de Dios,
Solícito
defensor de Cristo,
Jefe de la
Sagrada Familia,
José justísimo,
José castísimo,
José
prudentísimo,
José fortísimo,
José
obendientísimo,
José fidelísimo,
Espejo de
paciencia,
Amante de la
pobreza,
Modelo de
obreros y artesanos,
Gloria de la
vida doméstica,
Custodio de las
vírgenes,
Amparo de las
familias,
Consuelo de los menesterosos,
Esperanza de los
enfermos,
Patrono de los
moribundos,
Terror de los
demonios,
Protector de la
Santa Iglesia,
Cordero de Dios,
que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor
Cordero de Dios,
que quitas los pecados del mundo, óyenos, Señor
Cordero de Dios,
que quitas los pecados del mundo,
ten piedad de nosotros.
V/. Ruega por nosotros, san José,
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Oh Dios,
que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima
Madre de tu Hijo, concédenos tener como intercesor en el cielo a quien
veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos. Amén.
***
AVE MARÍA
PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
***
PRIMER
DÍA. ¿Qué Ángel o que
Santo, dice San Basilio, ha merecido ser llamado Padre del Hijo de Dios? Sólo
San José tiene derecho a este título incomparable. Con este sólo nombre de
Padre, fue José honrado por Dios más que los Patriarcas, Profetas, los
apóstoles y los Pontífices, ya que todos estos tienen el nombre de siervos; mas
San José lleva merecidamente el nombre de Padre.
¡Oh glorioso Patriarca! Yo venero en Vos
al elegido de eterno Padre para que compartiese con Él la altísima e
incomparable autoridad que goza sobre su Unigénito Hijo. Hacedme experimentar vuestra
gran privanza con Dios, y vuestra tierna caridad para conmigo, alcanzándome
todas las gracias que necesito para conseguir la eterna salvación.
Jaculatoria.— San José, Padre adoptivo del Hijo de
Dios, rogad por nosotros.
***
SEGUNDO
DÍA. Habiendo Dios destinado
a San José para ejercer el noble cargo de padre sobre la augusta persona del
Verbo encarnado, debe tenerse por cierto que le confirió todas las dotes de
sabiduría y santidad que le eran menester para ello.
¡Oh, bienaventurado Patriarca! Vos que ahora
estáis en el Cielo, cerca de vuestro amado Jesús, tened compasión de mí, que
vivo todavía en este valle de miseria, rodeado de tantos enemigos y siempre
expuesto al peligro de perder la gracia de Dios. Socorredme, pues,
amorosamente; cubridme con las alas de vuestro poderoso patrocinio, y no dejéis
de protegerme hasta que me halle en posesión de la patria bienaventurada.
Jaculatoria.— Alcanzadme, glorioso San José, las
gracias que necesito para mi salvación.
***
TERCER
DÍA. Según San Juan
Damasceno, el Señor dio a San José, con el fin de falicitarle su cargo cerca de
Jesús, las tres principales cualidades de un excelente padre, esto es: el amor,
la vigilancia y la autoridad. Diole la autoridad de padre para que el Hijo de
Dios le obedeciese en todas las cosas; la solicitud y vigilancia de padre, a
fin de que le asistiese y custodiase con todo cuidado tan precioso tesoro; y,
finalmente, le dio el afecto de un tiernísimo padre.
¡Oh, Santo Patriarca! Vos, que tanto
deseáis ver amado a Jesús, alcanzadme un ardiente amor para con este Redentor
divino.
Jaculatoria.— Protegednos, bendito Patriarca, con
paternal amor.
***
CUARTO
DÍA. El ejemplo de
Jesucristo, que quiso en la tierra honrar a San José, hasta el extremo de
sujetarse en todo a su autoridad, debería excitar en nosotros mucha devoción a
este gran Santo; pues merece ser muy honrado de los hombres quien por el Rey de
reyes fue tan honrado y enaltecido.
Vos sois también nuestro padre, oh
glorioso San José, y nosotros vuestros hijos, que ya somos hermanos de Jesús.
Por este título tenemos derecho a la ternura de vuestro corazón paternal, y
aguardamos confiados vuestra protección en esta vida, y especialmente en la
hora de nuestra muerte.
Jaculatoria.— Concedednos la gracia de implorar vuestro
patrocinio con filial confianza.
***
QUINTO
DÍA. Pasmados quedaron
los hebreos cuando Josué mandó al sol que se detuviese y vieron que el sol le
obedeció. Mas, ¿qué comparación puede caber entre Josué, que se ve obedecido
del sol, criatura inanimada, y José, que se ve obedecido de Jesucristo, que es
el mismo Hijo de Dios?
Humildísimo San José: ¡cuáles serían los
sentimientos de vuestro corazón, cuando veíais a Dios sometido a vuestras
órdenes!
Oh, poderoso abogado de nuestras almas:
rogad por mí a este divino Redentor, decidle que me perdone mis pecados;
decidle también que me desprenda de las criaturas y de mí mismo; decidle, en
fin, que me encienda en su santo amor, y después disponga de mí como le agrade.
Jaculatoria.— Alcanzadme que obedezca siempre la
voluntad de Dios.
***
SEXTO
DÍA. “No sé –decía Santa
Teresa- cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en los años que pasó
con el Niño Jesús, sin dar gracias a San José por lo bien que les ayudó en
ellos.” Sí, porque el Santo Patriarca estuvo siempre al lado de María para
asistirla y ayudarla en todas sus necesidades, así en Nazaret, como en todas
partes.
¡Oh, bienaventurado San José!: por aquel
mutuo amor que siempre reinó entre Vos y vuestra santísima Esposa María,
alcanzadme la gracia de servirla fielmente; de honrarla y amarla con todas mis
fuerzas; amadla Vos, bendecidla y glorificadla por mí, a fin de que por vuestro
medio se le tribute el culto que se le debe y yo no puedo dignamente darle.
Jaculatoria.—
Concededme, San José
celosísimo, que honre y sirva a Jesús y a María como Vos los servisteis y
honrasteis.
***
SEPTIMO
DÍA. San José es llamado
en el Evangelio hombre justo, hombre perfecto, que posee todas las virtudes.
Poseía, por consiguiente, José, fe viva, esperanza firme, caridad ardiente para
con Dios y el prójimo, humildad profundísima, y todas las demás virtudes.
¡Oh, gran Santo, modelo perfectísimo de
justicia y santidad!, dignaos alcanzarme las virtudes que poseísteis Vos en tan
alto grado, y sobre todo un amor ardientísimo a Jesucristo y a su santísima
Madre.
Jaculatoria.— Guiadme, santo Esposo
de María, por la senda de la perfección.
OCTAVO DÍA. Si los dos
discípulos que iban a la villa de Emaús se sintieron inflamados de amor divino
en los pocos momentos que acompañaron al Salvador y oyeron sus palabras, ¿qué
deberemos pensar de las llamas de santa caridad que se encenderían en el
corazón de José conversando por espacio de cerca de treinta años con
Jesucristo, acariciándole y recibiendo las caricias de aquel amado Niño?
¡Oh
afotunadísimo San José, que por tantos años tuvisteis la envidiable suerte de
beber en la fuente de la divina caridad! Alcanzadme amor fervoroso y
perseverante hacia Jesús, que me haga despreciar todo otro amor y me separe
totalmente de las criaturas, para unirme estrechamente al Sumo Bien.
Jaculatoria.— Glorioso San
José, haced que yo ame a mi Señor Jesús.
***
NOVENO DÍA. La vida de José
en presencia de Jesús y de María, era una continua oración, rica en actos de
fe, de confianza, de amor, de completa resignación a la voluntad divina, y de
consagración entera de sí mismo a la gloria de Dios. Por eso el glorioso
Patriarca, que después de María excedió en mérito y santidad a los demás
Santos, también los supera a todos en la gloria del Cielo.
Santo
Patriarca mío, alcanzadme que viva siempre unido con Dios, resistiendo los
asaltos del infierno, y que muera amando a Jesús y a María.
Jaculatoria.— Jesús, José y María, con Vos descanse en paz el
alma mí