Adoremos
el poder del Emmanuel que ha venido a calmar la tempestad en la que iba a
perecer el género humano. Todas las generaciones habían clamado a él en su angustia,
gritando: ¡Sálvanos, Señor; que perecemos! Cuando llegó la plenitud de los tiempos,
salió El de su quietud, y no tuvo más que mandar, para aniquilar la fuerza de
nuestros enemigos. La malicia de los demonios, las tinieblas de la idolatría,
la corrupción pagana, todo cedió ante su presencia. Unos tras otros se fueron
convirtiendo a El todos los pueblos: desde el fondo de su ceguera y de sus
miserias, dijeron: ¿Quién es ese ante quien ninguna fuerza resiste? Y abrazaron
su ley. Con frecuencia aparece en los Anales de la Iglesia, esa fortaleza del
Emmanuel que hace desaparecer los obstáculos, aun en momentos en que los hombres
se alarman por su aparente tranquilidad.
¡Cuántas
voces escogió, para salvarlo todo, el momento en que los hombres lo creían todo
perdido! Lo mismo ocurre en la vida del cristiano.
A
veces no perturban las tentaciones, se diría que quieren anegarnos las olas y a
pesar de todo, nuestra voluntad permanece unida fuertemente a Dios. Es que
Jesús duerme en el fondo de nuestra barquilla, y nos protege con su sueño. Cuando
le despiertan nuestras súplicas, es ya para proclamar su triunfo y el nuestro,
porque para entonces ha vencido y nosotros con El.
En
aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. En esto se
produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él
dormía. Se acercaron y lo despertaron
gritándole: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Él les dice: «¿Por qué tenéis
miedo, hombres de poca fe?». Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y
vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados: «¿Quién es este, que
hasta el viento y el mar lo obedecen?».
+Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dispongámonos a
hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro
corazón; y hagamos un acto de fe, esperanza y caridad:
ACTO DE FE, ESPERANZA
Y CARIDAD
Creo en Dios Padre; Creo en Dios
Hijo; Creo en Dios Espíritu Santo;Creo
en la Santísima Trinidad;Creo en mi
Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.
Espero en Dios Padre;Espero en Dios Hijo;Espero en Dios Espíritu Santo;Espero en la Santísima Trinidad;Espero en mi Señor Jesucristo,Dios y hombre verdadero.
Amo a Dios
Padre;Amo a Dios Hijo;Amo a Dios Espíritu Santo;Amo a la Santísima Trinidad;Amo a mi Señor Jesucristo,Dios y hombre verdadero. Amo a María
santísima, madre de Diosy madre nuestra
y amo a mi prójimocomo a mí mismo.
Amo a San
José, alos ángeles y a mis hermanos los
santos,particularmente a mis santos
patrones y protectores. Amo a los que me aman, mis familiares y amigos, amo a
los que me odian y a los que les soy molesto o indiferente.Amo a los que he hecho mal o he inducido a
pecar. Pido para ellos y para mí, las gracias necesarias para la salvación. Amén.
Capítulo 13. Segunda parte
RESISTIR LAS TENTACIONES.
5.
El inicio de todas las malas tentaciones está en la inconstancia del ánimo y la
poca confianza en Dios porque es igual a un barco sin timón empujado de aquí
para allá por el oleaje, la persona apocada e inconstante en sus propósitos
tentada por eso de diversas maneras. El fuego pone a prueba el hierro y la
tentación al hombre honesto. Desconocemos de qué somos capaces pero la
tentación lo da a conocer. Debe estarse muy atento sobre todo al comienzo de la
tentación porque entonces es más fácil vencer al enemigo. Si cerramos las
puertas de la mente y le resistimos en la entrada apenas toca se acabará el
problema. Por eso alguien dijo: "Opónte al comienzo; después, la medicina
es inútil" (Ovidio Rem 2,91). Porque primero sobreviene a la mente
un simple pensamiento después, una llamativa imaginación, finalmente el deleite
y el impulso depravado y la aceptación. Así poco a poco, va ingresando el
maligno enemigo hasta el fondo por no haber sido rechazado al principio.
Mientras más descuidado sea uno en resistir tanto más débil se irá haciendo y
el enemigo contra él, más poderoso.
6.
Alguno padece más graves tentaciones al inicio de su conversión a Dios algún
otro, al final. Alguno la pasa mal durante toda su vida. Algunos son tentados
muy suavemente según la sabiduría y equidad de las disposiciones de Dios, que
decide de acuerdo con la condición y méritos de las personas y todas las cosas
las orienta a la salvación de sus elegidos.
7.
Por lo tanto, no debemos desesperarnos cuando sufrimos tentaciones sino más
bien rogar a Dios con fervor de manera que en toda tentación se digne ayudarnos
ya que, de hecho, según dijo Pablo las tentaciones serán de tal manera (1Co 10,
13) que podamos soportarlas. Humillemos nuestras almas bajo la mano de Dios en
toda tentación y tribulación porque salvará a los humildes de espíritu (Sal 34,
19) y los elevará.
8. En
las tentaciones y tribulaciones se prueba cuánto ha progresado cada uno, en eso
hay mucho mérito y se hace más patente la virtud. No es gran cosa que la
persona sea devota y entusiasta cuando no le pasa nada grave pero si se
sostiene con paciencia en tiempos adversos habrá esperanza de gran progreso.
Algunos se defienden de grandes tentaciones y cotidianamente son vencidos por
las pequeñas; esto es para que humillados, nunca se atrevan a confiar demasiado
de sí mismos ya que en tan modestas tentaciones fallan.
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Concluyamos
nuestra oración recitando las preces de las letanías del santo nombre de Jesús.
PRECES
DE LAS LETANÍAS
DEL SANTO
NOMBRE DE JESÚS
Jesús,
óyenos. Jesús, óyenos
Jesús,
escúchanos. Jesús, escúchanos
Sednos
propicio, perdónanos, Jesús
Sednos
propicio, escúchanos, Jesús
De
todo mal, líbranos, Jesús
De
todo pecado, líbranos, Jesús
De
tu ira,líbranos, Jesús
De
las asechanzas del demonio, líbranos,
Jesús
Del
espíritu impuro, líbranos, Jesús
De
la muerte eterna, líbranos, Jesús
Del
menosprecio de tus inspiraciones, líbranos,
Jesús
Por
el misterio de tu santa encarnación, líbranos,
Jesús
Por
tu natividad, líbranos, Jesús
Por
tu infancia, líbranos, Jesús
Por
tu divinísima vida, líbranos, Jesús
Por
tus trabajos, líbranos, Jesús
Por
tu agonía y pasión,líbranos, Jesús
Por
tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús
Por
tus sufrimientos, líbranos, Jesús
Por
tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús
Por
tu resurrección, líbranos, Jesús
Por
tu ascensión, líbranos, Jesús
Por
tu institución de la santísima eucaristía,líbranos, Jesús
Por
tus gozos, líbranos, Jesús
Por
tu gloria, líbranos, Jesús
Oremos:
Señor nuestro Jesucristo, que dijiste:
pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; te suplicamos
nosotros que pedimos la ternura de tu divino amor, que, amándote de palabra, de
obra y de todo corazón, nunca dejemos de bendecir tu santo nombre.
Haz, Señor, que reine siempre en
nosotros un temor respetuoso y un amor ardiente a tu santo nombre; ya que tu
providencia no abandona jamás a los que has establecido en la solidez de tu
amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
***
Sagrado Corazón
de Jesús, en vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso
Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles
Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos
y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido
hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y
amigos.
+Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dispongámonos a
hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro
corazón; y hagamos un acto de fe, esperanza y caridad:
ACTO DE FE, ESPERANZA
Y CARIDAD
Creo en Dios Padre; Creo en Dios
Hijo; Creo en Dios Espíritu Santo;Creo
en la Santísima Trinidad;Creo en mi
Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.
Espero en Dios Padre;Espero en Dios Hijo;Espero en Dios Espíritu Santo;Espero en la Santísima Trinidad;Espero en mi Señor Jesucristo,Dios y hombre verdadero.
Amo a Dios
Padre;Amo a Dios Hijo;Amo a Dios Espíritu Santo;Amo a la Santísima Trinidad;Amo a mi Señor Jesucristo,Dios y hombre verdadero. Amo a María
santísima, madre de Diosy madre nuestra
y amo a mi prójimocomo a mí mismo.
Amo a San
José, alos ángeles y a mis hermanos los
santos, particularmente a mis santos
patrones y protectores. Amo a los que me aman, mis familiares y amigos, amo a
los que me odian y a los que les soy molesto o indiferente.Amo a los que he hecho mal o he inducido a
pecar. Pido para ellos y para mí, las gracias necesarias para la salvación. Amén.
Capítulo 13. Primera parte
RESISTIR LAS TENTACIONES.
1.
Mientras vivimos en éste mundo no podemos estar sin aflicciones y tentaciones.
Por eso en el libro de Job está escrito: "Tentación es la vida del hombre
sobre la tierra" (Job 7, 1). Cada uno debe ser cuidadoso acerca de las
tentaciones y mantenerse atento en oración para que el demonio, que jamás
descansa sino que da vueltas alrededor buscando a quien devorar (1P 5, 8), no
encuentre modo de engañarle. Ninguno es tan perfecto y santo que no tenga a
veces tentaciones.
2.
No obstante, con frecuencia las tentaciones son muy útiles aunque sean molestas
y graves porque en ellas el hombre se humilla, se purifica y aprende. Por
muchas angustias y tentaciones todos los santos pasaron y aprovecharon y los
que no fueron capaces de soportarlas fueron reprobados y desfallecieron. No
existe comunidad tan santa ni lugar tan secreto donde no haya tentaciones y
adversidades.
3.
Nunca está el ser humano protegido totalmente de la tentación mientras viva
porque de nosotros mismos brota la tentación debido a que nacimos inclinados al
mal. Cuando una tribulación o tentación nos abandona otra sobreviene y siempre
tenemos algo por qué padecer ya que perdimos el gran bien de nuestra original
felicidad. Muchos procuran huir de las tentaciones y vienen a caer más
gravemente en ellas. No podemos vencerlas con solo huir sino con paciencia y
verdadera humildad llegaremos finalmente a ser más fuertes que nuestros
enemigos.
4.
Quien sólo externamente deshecha el mal pero no lo arranca de raíz poco
progresará. Porque pronto volverá a él la tentación y peor se sentirá. Poco a
poco, con paciencia y entusiasmo, con la ayuda de Dios, podrás superarte y no
con tu propia impaciencia y suficiencia. Acostúmbrate a aceptar buenos consejos
cuando te sientas tentado y no trates con dureza al que tiene tentaciones sino
más bien consuélalo como quisieras que lo hagan contigo.
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Concluyamos
nuestra oración recitando las preces de las letanías del santo nombre de Jesús.
PRECES
DE LAS LETANÍAS
DEL
SANTO NOMBRE DE JESÚS
Jesús,
óyenos. Jesús, óyenos
Jesús,
escúchanos. Jesús, escúchanos
Sednos
propicio, perdónanos, Jesús
Sednos
propicio, escúchanos, Jesús
De
todo mal, líbranos, Jesús
De
todo pecado, líbranos, Jesús
De
tu ira,líbranos, Jesús
De
las asechanzas del demonio, líbranos,
Jesús
Del
espíritu impuro, líbranos, Jesús
De
la muerte eterna, líbranos, Jesús
Del
menosprecio de tus inspiraciones, líbranos,
Jesús
Por
el misterio de tu santa encarnación, líbranos,
Jesús
Por
tu natividad, líbranos, Jesús
Por
tu infancia, líbranos, Jesús
Por
tu divinísima vida, líbranos, Jesús
Por
tus trabajos, líbranos, Jesús
Por
tu agonía y pasión,líbranos, Jesús
Por
tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús
Por
tus sufrimientos, líbranos, Jesús
Por
tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús
Por
tu resurrección, líbranos, Jesús
Por
tu ascensión, líbranos, Jesús
Por
tu institución de la santísima eucaristía,líbranos, Jesús
Por
tus gozos, líbranos, Jesús
Por
tu gloria, líbranos, Jesús
Oremos:
Señor nuestro Jesucristo, que dijiste:
pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; te suplicamos
nosotros que pedimos la ternura de tu divino amor, que, amándote de palabra, de
obra y de todo corazón, nunca dejemos de bendecir tu santo nombre.
Haz, Señor, que reine siempre en
nosotros un temor respetuoso y un amor ardiente a tu santo nombre; ya que tu
providencia no abandona jamás a los que has establecido en la solidez de tu
amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
***
Sagrado Corazón
de Jesús, en vos confío.
Inmaculado
Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso
Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles
Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos
y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido
hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y
amigos.