miércoles, 16 de octubre de 2024

LA MISIÓN DE LOS SETENTA Y DOS DISCÍPULOS. JUEVES DE LA VIGESIMOPRIMERA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


LA MISIÓN DE LOS SETENTA Y DOS DISCÍPULOS.

JUEVES DE LA VIGESIMOPRIMERA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

JUEVES DE LA VIGESIMOPRIMERA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

LA MISIÓN DE LOS SETENTA Y DOS DISCÍPULOS.

 

1.- Señaló el Señor otros setenta y dos, y los envió delante de sí (1). La vida del maestro conserva atento al discípulo. A sus ojos no dejará de cumplir con lo que debe. Por eso debes tú andar en la presencia de Dios. Y decíales: La mies es mucha, y pocos los operarios: Para que uno supliese la falta de muchos; y tú aprendieses, pudiendo hacer muchas cosas, a quererlas y a entrar en ellas con alegría por Dios. Rogad, pues, al dueño de la mies, que envíe obreros. No los quiere ociosos; pero ocioso serás en parte, si, pudiendo hacer muchas cosas rehúsas algunas. Quiere que los operarios sean enviados; no que ellos elijan el lugar, procuren o saquen como por fuerza lo ocupación. Aguarda, pues, tú también a que te envié la obediencia; pero no escojas a dónde has de ir. Si elijes, estribas en ti mismo; si eres enviado, en Dios ¿Cuál quieres de estas dos cosas?

2.- Id: mirad que os envío como a corderos entre lobos (2). No como corderos, a pastos deliciosos al sentido. Theofilacto sobre esto dice: Predíceles persecuciones, para que no se turbasen mas si de repente y sin prevención les venían ¿Qué ánimos tienes tú para semejantes misiones? ¿Estás cierto de las dificultades; pero también estás cierto de la grande gloria, que a Dios se sigue? ¿Cuál de esto en ti preponderá? Entre tanto, para hacerte sufrir cosas grandes, tolera las menores.

3.- El que os oye, a Mí me oye; y el que os desprecia, a Mí me desprecia (3). Los que son enviados de Cristo, van investidos de su autoridad. Como embajadores representan la persona de su rey. Reconoce esta autoridad en tus superiores, y los obedecerás más pronto y alegremente. Porque lo que te hace difícil la obediencia, es que miras como a hombre puro al que manda. Di: si vieras y oyeras al mismo Dios que te mandaba lo mismo, ¿no obedecerías con una facilidad muy pronta?

 

(1) Luc., 10 (2) Ibid. (3) Luc., 10.

 

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.