COMENTARIO AL EVANGELIO
XIV DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Mirad las aves del cielo cómo no siembran ni siegan ni encierran en
graneros suyos y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más
que ellas? (6,26). El apóstol manda que no sepamos más de lo que conviene
saber (Rom 12,3). Esta norma debe observarse también en el presente pasaje.
Hay, desde luego, algunos que, como quieren salir de los términos paternos y
volar hacia lo alto, se zambullen en lo más bajo, pues dicen que las aves son
los ángeles del cielo y las demás fortalezas al servicio de Dios, a quienes,
sin preocupación por su parte, alimenta la providencia de Dios. Si esto es así,
como ésos quieren que se entienda ¿Cómo es que sigue lo que se dice a los
hombres; ¿No valéis vosotros más que
ellas? Luego ha de entenderse sencillamente que, si las aves, sin
preocupación ni penalidades, son alimentadas por la providencia de Dios, las
cuales hoy, son y mañana no serán, cuya alma es mortal y que cuando han dejado
de existir ya no existirán nunca jamás, ¡Cuánto más los hombres a quienes se
promete la eternidad, son regidos por el albedrio de Dios!