COMENTARIO DE SAN JERÓNIMO
DOMINGO
DENTRO DE LA OCTAVA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
Y lo acostó en un pesebre por no haber para ellos sitio alguno en la posada (Lc 2,7ss). Y fue la madre quien lo acostó. José, en cambio, no se atrevía a tocas a Aquel que él sabía que no era hijo suyo. Se llenaba de gozo y de admiración viendo al recién nacido, pero no se atrevía a tocarlo. “Y lo acostó en un pesebre” ¿Y por qué precisamente en un pesebre? Para que se cumpliera el vaticinio presagiado por el profeta Isaías (1,3): “Conoció el buey a su amo y el asno el pesebre de su Señor” Escrito encontramos en otro pasaje: “A los hombres y a las bestias salvaras Tu, Señor” (Sal 35,7). Si hombre eres, aliméntate con pan; si eres animal, acércate al pesebre. Por no haber sitio alguno para ellos en la posada. Muy acertadamente dijo: “No había sitio alguno para ellos en la posada”, pues llena completamente estaba de infidelidades propias de los judíos. No hallo morada alguna en el sancta sanctórum que refulgía de oro, piedras preciosas, sedas y plata; no nace entre el oro y las riquezas, sino entre el estiércol, es decir, en un establo (pues en todo establo hay estiércol), donde se hallaban nuestros vicios más inmundos. Entre el estiércol nazca para levantar a quienes en el estiércol se encontraban. “Alza del estiércol al pobre” (Sal 112,7). Nace entre el estiércol, donde también se encontraba sentado Job (Job 2,8), quien más tarde recibió una recompensa: “Por no haber sitio alguno para ellos en la posada”. Consuélese quien sea pobre, José y María, la madre del Señor, no tenían ni un esclavillo ni una criada, solos vienen desde Galilea de Nazaret. No poseían tampoco un jumento. Ellos mismos son al mismo tiempo amos y esclavos. Algo inaudito; dirigen sus pasos a una posaba suburbana, no al interior de la ciudad. Y es que la tímida pobreza no se atreve a aparecer entre los ricos. Mirad cuán grande era su pobreza; van a una posada; pero el evangelista no dice que esta se hallara en la carretera principal, sino en una vía secundaria, es decir, no se encuentra en el camino, sino a la vera del camino; no en el camino de la ley, sino en la senda del evangelio, senda en la cual ellos estaban. En ninguna otra parte había lugar alguno disponible para el nacimiento del Salvador, más que en un pesebre en el que se ataba a las bestias de carga, y a los asnos. ¡Ay, si pudiera contemplar aquel pesebre en el cual reposo el Señor! Hoy en día, en honor de Cristo, hemos limpiado la suciedad de aquel lugar y lo hemos adornado con objetos de plata, aunque para mí tiene más valor aquello que se quitó. Propio es de paganos el oro y la plata; la fe cristiana prefiere, en cambio, aquel otro pesebre lleno de estiércol. Aquel que nació en ese pesebre rechaza el oro y la plata. No es que este criticando a quienes, con el fin de tributarle un honor, obraron de tal modo (así como tampoco a aquellos que en el templo fabricaron vasos de oro); lo que me admira es que el Señor, creador del mundo entero, no naciera en medio de oro y plata, sino en un lugar lleno de lodo.