domingo, 16 de febrero de 2020

ESTE SEMBRADOR QUE SIEMBRA ES EL HIJO DE DIOS. San Jerónimo



DOMINGO DE SEXAGÉSIMA
Comentario al Evangelio
Jesús está en medio de las olas, de un lado y de otro lo golpea el mar, y Él, seguro de su majestad, hace acercar a tierra su navecilla; pero el pueblo, no expuesto a ningún peligro ni rodeado de tentaciones que no podría soportar, está de pie a la orilla sin dar un paso, para oír lo que se le dice.
La muchedumbre no es de un solo parecer, sino de diversas voluntades en cada una de las personas. Por eso les habla en muchas parábolas, a fin de que según sus diferentes voluntades, reciban diversas enseñanzas. Y ha de observarse que nos le hablo en parábolas de todas las cosas, sino de muchas. En efecto, si todo se lo hubiera dicho en parábolas, el pueblo se hubiera retirado sin ningún aprovechamiento. Mezcla las cosas trasparentes  con las oscuras, para, por medio de las que entienden, incitarlos al conocimiento de las que no entienden.
He aquí que el que siembra salió a sembrar. Estaba dentro, se movía en casa, contaba secretos a los discípulos. Salió, por tanto, de su casa, el que siembra  la palabra de Dios para sembrarla en las muchedumbres. Y se significa que este sembrador que siembra es el Hijo de Dios y que siembra en el pueblo la palabra de su Padre. Y observarás al mismo tiempo que ésta es la primera parábola que está expuesta con su interpretación, y tengamos muy en cuenta que, dondequiera que el Señor explica sus palabras, y, a ruegos de sus discípulos, las razona en secreto, no queramos entender otra cosa ni más ni menos que lo expuesto por él.  
San Jerónimo