miércoles, 11 de septiembre de 2024

SANA EL SEÑOR A LA HIJA DE LA CANANEA. JUEVES DE LA DECIMOSEXTA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


SANA EL SEÑOR A LA HIJA DE LA CANANEA.

JUEVES DE LA DECIMOSEXTA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

JUEVES DE LA DECIMOSEXTA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

SANA EL SEÑOR A LA HIJA DE LA CANANEA.

 

1.- Mas ella (1) constantísima se llegó, así como de deseos, llena de confianza, y le adoró con humildad profunda, diciendo con una modesta vergüenza: Señor a quien obedece todo, ayúdame, pues puedes, a mí, afligida con el trabajo de mi hija. ¡Cuántas virtudes aquí ejercita, que deben acompañar a la oración! El cual, respondiendo, la dice: No es justo tomar el pan de los hijos, la gracia de los milagros, prometida a los judíos, como a hijos, y echarla a los perros, a los gentiles, idólatras. ¡Desabrida respuesta fuera de la costumbre del Señor! ¿Qué sueles hacer tú al oír una palabra picante? ¿Qué a una repetida repulsa? pero ¿qué hizo esta mujer?

2.- Mas ella (2), sin resentirse (que tú no omitirías), sin queja alguna (en que prorrumpirías tú) dijo: Es así, Señor. (Con prudencia y humildad se reputa por perra y como tal quiere ser tratada de un Señor tan bueno.) Porque también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus dueños. ¡Cuánta constancia, paciencia, prudencia, humildad y fe!

3.- Entonces Jesucristo vencido de su constancia y humildad la dice (3), al modo de quien se admira para instrucción de los presentes, para que cuando a una levanta, de a muchos firmeza: ¡O mujer! no ya perra, que como mudaste el afecto, te mudo también el nombre. Tú te reconociste perra, y Yo te reconozco por humana; que dice san Agustín (4). Grande es tu fe. No dejan de ser grandes las virtudes que muestra; pero es alabada su fe, que ha movido a las demás. Hágase según lo quieres. Como si dijera: Ahí tienes a tu voluntad mi poder. Argumento grande de la divina Bondad, en que has de esperar y estribar tú todo.

 

(1) Matth., 15. (2) Matth., 15. (3) Ibid. (4) Serm. 61 de Temp.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.