SAN PEDRO ANDANDO SOBRE LAS AGUAS.
LUNES DE LA
DECIMOSEXTA SEMANA
DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su
majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo,
yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que
estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos
pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y
reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de
todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer
con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre
eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para
conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
LUNES DE LA
DECIMOSEXTA SEMANA
DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS.
SAN PEDRO ANDANDO
SOBRE LAS AGUAS.
1.- Dijo Pedro: Señor., si tú eres, mándame que vaya a
Ti sobre las aguas (1). Amor fue este, que no sufre tardanzas en llegar a
Cristo. Pide que se lo mande, creyendo que supliría la obediencia lo que a las
humanas fuerzas les falta; confiando así, que sobre las aguas y puesto en los
peligros por orden del Señor estaría seguro. Y le dice: Ven. Y bajando Pedro de
la navecilla andaba sobre las aguas para llegar a JESÚS, Repara ¡qué fervoroso
e intrépido a la orden del Señor! Si tuvieras tú tal confianza, ¡qué no harías
por la obediencia!
2.- Pero viendo un viento recio, temió (2). De una confianza
grande, en desconfianza viene a caer. Así de repente nos mudamos, si
continuamente no afirmamos el ánimo que habemos hecho. Y como empezase a hundirse.
No fue el viento el que le puso en aquel riesgo, sino el temor, precedido de la
desconfianza. Jamás harás cosa grande, si de una confianza firme no te animas;
porque no pudiendo por ti cosa alguna has de juntarte por la confianza con el
que lo puedo todo. Clamó: Señor, líbrame. Luego que empiezas a titubear, no
dilates recurrir a Dios en la tentación.
3.- Y al punto (3). Ni Jesús dilata
el socorro. Extendió su mano (aun antes que Pedro), le cogió, y detuvo.
Reconoce la benignidad y poder de Jesús, y confía en Él. Y le dice: Hombre
de poca fe, ¿por qué dudaste? Dale a entender, que el peligro estuvo en
su poca fe, no en el viento. ¡Oh que de veces debes tu ser reprendido de poca
fe, cuando por alguna dificultad rehúsas cualquier cargo, * no te atreves a
emprender algún ejercicio santo, alguna obra de caridad o hecho generoso en el
servicio de Dios, para el cual no te juzgas con fuerzas! Dite a ti mismo en
tales lances: Hombre de poca fe, no dudes.
(1) Matth., 14. (2) Matth., 14. (3) Ibid.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias,
Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis
inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco
a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno!
Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre
para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos
confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación
mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega
por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por
nosotros.
Todos los santos y santas de Dios,
rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado
esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado
concebida.