21 de septiembre
SAN MATEO, Apóstol y evangelista
Jesús vio a un hombre sentado en el
banco de los
impuestos, llamado Mateo, y le dijo: Sígueme; y él,
levantándose, lo siguió.
(Mateo, 9, 9).
San Mateo, "Leví, el publicano", dejó, al
llamarlo Jesucristo, sus bienes reunidos percibiendo impuestos. Después de la
Ascensión, escribió primero su Evangelio a pedido de los hebreos convertidos,
fuese después a predicar a Egipto y de allí pasó a Etiopía, donde resucitó a la
hija del rey. La hija mayor del rey, Ifigenia, oyó del Apóstol el elogio de la
virginidad y se obligó con voto de perpetua castidad ella y otras doscientas
jóvenes. Hirtaco, usurpador del reino, quiso casarse con ella, pero San Mateo la
animó a perseverar en su voto. El bárbaro rey envió soldados que masacraron al
santo Apóstol al pie del altar.
I. Nuestro Señor, viendo a San Mateo sentado en el
banco de los impuestos, lo llamó para hacerlo su discípulo. De inmediato se
levantó San Mateo y lo siguió. Jesucristo pasa, nos mira y nos llama:
rindámonos a la invitación de la gracia, cuando Jesús se haya alejado, quien
sabe si aún lo podamos encontrar... Levantémonos prontamente, renunciemos al
pecado con una voluntad firme de no volver a caer en él. Desde tanto tiempo nos
llama Jesucristo, y siempre estamos en el mismo estado, siempre tibios en su
servicio, siempre apegados a nuestros placeres.
II. San Mateo es uno de los cuatro evangelistas; mas
no se contentó con escribir el admirable Evangelio que tenemos en nuestras
manos, quiso predicar a los etíopes lo que había escrito. Tú no puedes escribir
ni anunciar el Evangelio como hizo él, pero puedes y debes obedecer al
Evangelio tanto como él. Tienes fe: que tus actos estén de acuerdo
con tu creencia. Hay que acordar nuestra vida con el Evangelio. (San
Crisólogo)
III. San Mateo fue mártir, se puede decir, de la hermosa
virtud de la castidad. Tu vida debe ser un martirio continuo. Es preciso que te
prives de tus placeres más dulces, que mueras incesantemente a ti mismo por la
mortificación de tus sentidos, de tus pasiones y de tu voluntad propia. Esto es
duro, lo confieso, pero el paraíso bien merece la pena de que se sufra algo. Es
duro, sí, pero mucho más duro será para los réprobos oír esta sentencia: ¡Id,
malditos, al fuego eterno!
La fidelidad a la vocación
Orad por la propagación de la fe.
ORACIÓN
Asistidnos, Señor, por los méritos de San Mateo,
vuestro Apóstol y Evangelista, a fin de que su intercesión nos procure los
dones que no podemos obtener por nosotros mismos. Por J. C. N. S. Amén.