ES SANO EL SORDO Y
MUDO.
VIERNES DE LA
DECIMOSEXTA SEMANA
DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su
majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo,
yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que
estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos
pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y
reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de
todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer
con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre
eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para
conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
VIERNES DE LA
DECIMOSEXTA SEMANA
DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS.
ES SANO EL SORDO Y
MUDO.
1.- Tomándole (1) al sordo y mudo,
que trajeron otros, y sacándole de entre la turba. El remedio para curar la sordera
y mudez espiritual, es apartarse del ruido del mundo, de los malos afectos y
liviandad de las conversaciones, y entrar dentro de sí por la humilde
consideración de su vileza. Esta es la soledad, en donde oye mejor el alma la
voz de Dios. Entró sus dedos en sus oídos, para cerrarlos a la vanidad. Y
este es el .segundo remedio: fortalecer los sentidos con el dedo de Dios, o con
la gracia del Espíritu Santo, para que no se abran al mundo. Y tocó su lengua
con su dedo, mojado con saliva. Por la cual se significa la gracia que había de
regir después a la lengua. Y mirando al cielo; tercer remedio: empezar a mirar
las cosas celestiales. Gimió: es el cuarto remedio aspirar a ellas. Examina en
ti si te apartas con el afecto del mundo, si fortaleces tus sentidos, si
gobiernas bien tu lengua, si meditas las cosas del cielo, si aspiras a ellas.
Repara lo que tienes que enmendar en esto.
2.- Y le dice: Ephpheta; que quiere, decir, ábrete
(2).
¡Cuántas veces te dice también a ti: Ábreme, hermana, esposa mía! (3). Y al punto
se abrieron sus oídos. ¡Oh, si los abrieras tú así a las inspiraciones
divinas! Y se soltó el lazo de su lengua, y hablaba rectamente. Pero tú con una
disoluta licencia, que das a tu lengua, hablas vanidades. Y; ¿cuánto has de
durar en esto? Y ¿no pones aun fin a tu torpeza?
3.- Y les mandó que a nadie lo dijesen (4). Como del todo
ajeno de jactancia; a la que tú acaso sirves más que a Dios. Pero cuanto más El
se lo mandaba, tanto más ellos lo publicaban. Alabanza es del bienhechor querer
ocultarse; pero es obligación del agradecimiento estimar el beneficio, y publicarle.
¡De cuánto eres tú deudor a Dios por este título! Decían: Todas las cosas hizo
bien, el que no puede querer ni hacer cosa mala. ¡Oh, si algún día diga también
de ti Dios: Todo lo hizo bien! ¡Qué consuelo será el tuyo! Si éste procurares
tener, tú le tendrás.
(1) Marc., 7. (2) Ibid. (3) Cant., 5. (4) Marc. 7.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias,
Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis
inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco
a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno!
Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre
para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos
confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación
mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega
por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por
nosotros.
Todos los santos y santas de Dios,
rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado
esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado
concebida.