XVI DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Comentario al Evangelio del domingo de la
Catena aurea de santo Tomás de Aquino
Lucas 14, 01-06 Y aconteció
que entrando Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos a comer
pan, ellos le estaban acechando. Y he aquí un hombre hidrópico estaba delante
de El. Y Jesús dirigiendo su palabra a los doctores de la ley y a los fariseos
les dijo: ¿si es lícito curar en sábado? Mas ellos callaron. El entonces le
tomó, le sanó y le despidió. Y les respondió y dijo: "¿Quién hay de
vosotros, que viendo su asno o su buey caído, no le saque luego en día de
sábado?" Y no le podían replicar a estas cosas. (vv. 1-6)
San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Aunque el
Señor conocía la malicia de los fariseos, aceptaba sus convites para ser útil a
los que asistían a ellos con sus palabras y milagros. Por esto sigue: "Y
aconteció que entrando Jesús un sábado en casa de uno de los principales
fariseos a comer pan, ellos le estaban acechando". Esto es, si faltaba a
la reverencia debida a la ley o si hacía algo de lo que estaba prohibido en día
de sábado. En efecto, habiendo llegado un hidrópico a presencia suya, por medio
de una pregunta reprimió la insolencia de los fariseos que se proponían
argüirle. Por esto dice: "Y he aquí que un hombre hidrópico estaba delante
de El. Y Jesús dirigiendo su palabra", etc.
Beda
Cuando se
dice que Jesús respondió, se hace referencia a lo dicho antes, que los fariseos
le estaban acechando, porque el Señor conoce los pensamientos de los hombres.
Teofilacto
Y por esto
en su pregunta se ríe de ellos como si estuvieran locos. Siendo así que Dios
mandaba santificar el sábado ( Gén 2), los fariseos prohibían hacer obras
buenas en él. Y el día que no admite las acciones de los buenos, puede llamarse
maldito.
Beda
Pero los
preguntados callaban con razón, porque ven que cualquier cosa que dijesen se
volvería contra ellos. Porque si es lícito curar en día de sábado, ¿por qué
acechar al Salvador por ver si cura? Y si no es lícito, ¿por qué ellos cuidan
sus rebaños en dicho día? Por esto sigue: "Mas ellos callaron".
San Cirilo, ubi sup
Menospreciadas
la asechanzas de los judíos, cura de su enfermedad al hidrópico, el cual,
temiendo a los fariseos, no pedía el remedio de su mal porque era sábado, sino
que únicamente estaba en su presencia para ver si se compadecía de él y lo
curaba. Conociendo esto, el Señor no le pregunta si quiere ser curado, sino que
le curó en seguid. Por esto sigue: "El entonces le tomó, le curó y le
despidió".
Teofilacto
En lo cual
no se propuso el Señor evitar el escándalo de los fariseos, sino hacer un
beneficio al que necesitaba de su favor. Conviene, pues, que nosotros, cuando
resulte un bien general, no nos cuidemos de si se escandalizarán los necios.
San Cirilo, ubi sup
Pero como
los fariseos callaron no sabiendo qué contestar, el Señor dio a conocer su gran
osadía por medio de serias reflexiones. Por esto sigue: "Y les respondió y
dijo: ¿Quién hay de vosotros que viendo su asno o su buey caído en un pozo, no
le saque luego en día sábado?".
Teofilacto
Como
diciendo: Si la ley prohíbe compadecerse en día sábado, no te cuides de si
peligra tu hijo en día sábado, ¿pero qué digo tu hijo, cuando ni dejas a tu
buey si lo ves en peligro?
Beda
En lo cual
convenció de tal modo a los fariseos que lo observaban, que los condenó por su
avaricia, puesto que tratando de librar un animal sólo consultaban su avaricia.
¿Con cuánta más razón, pues, debió Jesucristo librar al hombre, que es mucho
mejor que una bestia?
San Agustín, De quaest. Evang., lib. 2, cap. 29
Comparó con
justicia al hidrópico con el animal que cae en un pozo (porque el humor acuoso
era la causa de su mal), así como antes había comparado aquella mujer que había
encontrado ligada y la soltó, con el jumento que se desata para llevarle al
agua.
Beda
Solventa esta cuestión con un ejemplo apropiado para manifestar que ellos, que quebrantaban el sábado con obras de ambición, le argüían porque la quebranta con una obra de caridad. Por esto sigue: "Y no le podían replicar a estas cosas".
Hablando en
sentido místico, el hidrópico es comparado con aquél a quien el flujo
exorbitante de los apetitos carnales tiene como oprimido, la palabra hidrópico
trae su origen de la expresión humor acuoso.
San Agustín, ubi sup
También
comparamos al hidrópico muy oportunamente con un rico avariento. Porque así
como aquél, cuanto más abundan sus humores desordenados, tanta más sed tiene,
así éste, cuanto más abunda en riquezas de las que no hace buen uso, tanto más
las desea.
San Gregorio, Moral. 14,1 super Iob 18,9
Este
hidrópico fue curado en presencia del fariseo, porque por la enfermedad del
cuerpo del uno se expresa la enfermedad del corazón del otro.
Beda
Muy bien, por tanto, cita como ejemplo al buey y al asno significando a los sabios y a los ignorantes o a los dos pueblos, esto es, al judío, que está sometido al yugo de la ley y al gentil, a quien no domina razón ninguna. Porque el Señor saca del pozo de la concupiscencia a todos los sumergidos en él.
07-11 Y
observando también cómo los convidados escogían los primeros asientos en la
mesa, les propuso una parábola, y dijo: "Cuando fueres convidado a bodas,
no te sientes en el primer lugar, no sea que haya allí otro convidado más
honrado que tú, y que venga aquel que te convidó a ti y a él y te diga: Da el
lugar a éste, y que entonces tengas que tomar el último lugar con vergüenza;
mas cuando fueres llamado, ve y siéntate en el último puesto. Para que cuando
venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces serás honrado
delante de los que estuvieren contigo a la mesa. Porque todo aquél que se
ensalza humillado será: y el que se humilla será ensalzado". (vv. 7-11)
San Ambrosio
Primeramente
curó al hidrópico, en quien la hinchazón extraordinaria de la carne no permitía
funcionar bien al alma y extinguía el ardor del espíritu; después enseña la
humildad, refrenando el deseo de ocupar el primer lugar en el banquete nupcial.
Por ello prosigue: "No te sientes en el primer lugar, no sea que",
etc.
San Cirilo, ubi sup
Porque el
subir pronto a los honores que no merecemos, da a conocer que somos temerarios
y hace a nuestras acciones dignas de vituperio. Y continúa: "No sea que
haya allí otro convidado más honrado que tú".
Crisóstomo, in Cat. graec. Patr
Y así el
ambicioso de honor nunca obtiene lo que desea, sino que sufre repulsa y
buscando el modo de tener muchos honores nunca llega a ser honrado. Y como nada
hay que pueda compararse con la modestia, inclina al que lo oye a hacer lo
contrario, no sólo prohibiendo ambicionar el primer sitio, sino mandando que se
busque el último. Por esto sigue: "Mas cuando fueres llamado, ve y
siéntate en el último lugar", etc.
San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Si alguno no
quiere ser colocado delante de otros, lo obtiene por disposición divina. Por
esto prosigue: "Para que cuando venga el que te convidó, te diga: Da el
lugar a éste" y diciendo estas cosas no reprende con aspereza, sino que
advierte con mansedumbre; porque basta una advertencia entre los discretos y
así por la humildad alguno se corona de honores. Por esto sigue: "Y
entonces serás honrado delante de los que", etc.
San Basilio, in quaest. expl., qu. 21
Era
conveniente a todos ocupar el último lugar en los convites, según lo que manda
el Señor. Pero querer volver con obstinación al mismo es digno de reprensión,
porque altera el orden y produce tumulto. Por lo que una cuestión sobre esto os
igualará con los que se disputan el primer lugar. Por tanto, como aquí dice el
Señor, conviene que el que da un convite establezca el orden que cada uno debe
guardar en la mesa. Y así nos soportaremos mutuamente con paciencia o con
caridad, obrando honestamente en todo y según el orden, no según la apariencia
o la ostentación de muchos. Ni debemos manifestar que practicamos la humildad o
que la afectamos por violenta contradicción, sino más bien que la practicamos
por condescendencia o por paciencia. Mayor indicio de soberbia es la
repugnancia o la contradicción que ocupar el primer sitio cuando lo hacemos por
obediencia.
Teofilacto
No se crea
que la doctrina de Jesucristo ya expuesta es de poco interés e indigna de la
elevación y de la magnificencia de la palabra de Dios. Porque no se dirá que es
bueno un médico que promete curar a uno que tiene gota y que no quiere curar el
dolor de un dedo o de un diente. Y ¿cómo puede considerarse como pequeña la
pasión de vanagloria que agita o turba a los que quieren sentarse los primeros,
esto es, a los que quieren ocupar los primeros puestos? Convenía, pues, que el
maestro de la humildad cortase toda rama de esta mala raíz. Pero considera
también que estando ya la cena preparada, e inquietando la pasión de la
primacía a los vanidosos ante los ojos del Señor, esta amonestación era muy
oportuna.
San Cirilo, ubi sup
Una vez
demostrado (y con un ejemplo tan sencillo) el menosprecio que merecen los
ambiciosos y que los que no lo son merecen ser exaltados, añadió lo grande a lo
pequeño pronunciando una sentencia general cuando dice: "Porque todo aquél
que se ensalza humillado será y el que se humilla será ensalzado", lo cual
se dice según el juicio de Dios y no según la costumbre humana, por la que
muchos que desean honores los consiguen y otros que se humillan no llegan a
alcanzarlos.
Teofilacto
Sin embargo,
no siempre es tenido en consideración por todos los hombres el que se ingiere
en los honores y aun cuando sea honrado por algunos, otros lo vituperan y acaso
aquellos mismos que lo honran exteriormente.
Beda
Y como el evangelista llama parábola a esta amonestación, diremos lo que significa en sentido místico. Todo aquel que invitado viniese a las bodas de Jesucristo y de la Iglesia, unido a los miembros de la Iglesia por la fe, no se ensalce como si fuese superior a los demás, ni se gloríe por sus méritos; sino que cederá su lugar al que sea más digno, convidado después y que le aventaja en el fervor de los que siguen a Jesucristo y con modestia ocupará el último puesto conociendo que los demás son mejores que él en todo lo que se creía superior. Pero alguno se coloca en el último sitio, según aquellas palabras ( Eclo 3,20): "Cuanto más grande seas, humíllate más en todo". Y entonces, viniendo el Señor, hará bienaventurado con el nombre de amigo al que encuentre humilde y le mandará subir más alto. Y todo aquél que se humilla como un niño, es más grande en el reino de los cielos ( Mt 18,4). Así es que dice: "Entonces será para ti la gloria", para que no empieces a buscar ahora lo que te está reservado para el fin. Puede también entenderse esto respecto de la presente vida, porque el Señor todos los días entra a sus bodas despreciando a los soberbios y concediendo con frecuencia a los humildes tantos dones de su Espíritu, que los glorifican con su admiración los convidados, esto es, los fieles. De la conclusión general que se añade, se conoce claramente que la doctrina del Señor ya explicada debe entenderse en sentido figurado. Porque ni todo el que se ensalza delante de los hombres es humillado, ni todos los que se humillan en su presencia son ensalzados por ellos. Pero el que se eleva por su mérito será humillado por el Señor; y el que se humilla por sus beneficios será ensalzado por El.