19 de septiembre
SAN JENARO, Obispo y sus
COMPAÑEROS, Mártires
No sé de dónde sois, apartaos de Mí, todos vosotros
obradores de iniquidad. Allí será el llanto
y el rechinar de dientes.
(Lucas, 13, 27-28).
San Jenaro, noble napolitano, obispo de
Benevento, fue arrojado a una hoguera, pero las llamas no le hicieron ningún
mal. Se puso a cantar las alabanzas de Dios, y los ángeles le respondieron en
armonioso concierto. Fue torturado y después expuesto, en vano, a los leones,
y, por último, condenado a muerte. Apenas el juez había pronunciado su
sentencia cuando quedó ciego; pero San Jenaro le devolvió la vista y, por este
milagro, convirtió a cinco mil paganos. Irritado el tirano de ver que esta
multitud renunciaba a los ídolos, condenó a su benefactor a ser decapitado,
hacia el año 305.
Festo, diácono, y Desiderio, lector,
participaron de su martirio y de su gloria.
MEDITACIÓN TRES CONSIDERACIONES SOBRE
EL INFIERNO
I. El fuego que tortura a los condenados es un fuego
ardiente, pero sin luz; éstas son las tinieblas exteriores de
que habla el Evangelio. En estas tinieblas se encontrarán todos los males
imaginables, sin mezcla de bien alguno. Piensa en todos los suplicios que han
sufrido los mártires, en los dolores que causan las enfermedades más crueles, y
después de esto di: El Infierno es todavía algo más espantoso que todos estos
tormentos. Sería preciso concebir la omnipotencia de Dios y la malicia del
pecado, para comprender la grandeza de los suplicios del infierno. El
fuego del infierno es el tesoro de la cólera de Dios. (Tertuliano)
II. Represéntate a los miserables a quienes en estas
llamas atormentan los demonios. Escucha sus quejas, sus lamentos, sus horribles
blasfemias. Piensa en el nauseabundo olor que respiran, en la hiel en que se
abrevan, en el fuego que penetra todos sus huesos. ¿Será posible que uno se
exponga a estos sufrimientos por el placer de un momento?
III. La memoria de los condenados les representará los
miserables placeres que causaron su pérdida, y lo poco que les hubiera bastado
para salvarse. Su inteligencia concebirá entonces la grandeza del bien que han perdido
y del mal en el que se han precipitado. Su voluntad quedará para siempre
obstinada en el mal; querrán morir para no sufrir más; ni siquiera habrá muerte
ya. Hagamos penitencia, ahora que todavía es el tiempo de ello. Tarde
será arrepentirnos frente al fuego del infierno, que penetrará hasta la médula
de nuestros huesos, hasta nuestros pensamientos. (Eusebio).
El pensamiento del infierno
Orad por las almas del Purgatorio.
ORACIÓN
Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de vuestros santos mártires Jenaro y sus compañeros, haced, en vuestra bondad, que regocijándonos con sus méritos, sintamos inflamarse nuestra piedad ante el espectáculo de sus virtudes. Por I. C. N. S. Amén