domingo, 23 de noviembre de 2025

24. RAZONES GENERALES QUE NOS OBLIGAN A SOCORRER A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

DÍA 24

RAZONES GENERALES QUE NOS OBLIGAN A SOCORRER A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

 

MES DE NOVIEMBRE

EN SUFRAGIO DE

LAS BENDITAS ALMAS

DEL PURGATORIO

Francisco Vitali

 Por la señal…

ORACIÓN INICIAL

Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.

Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.

 

Se lee lo propio de cada día.

DÍA 24

MEDITACIÓN

Razones generales que nos obligan a socorrer a las almas del Purgatorio

El amor es la vida del corazón y la naturaleza ha impreso de tal modo este sentimiento en todos los vivientes que no sólo lo experimenta la criatura racional hacia sus semejantes, sino también las bestias hacia los de su especie; ese sentimiento no se extingue en el hombre con la muerte, sino que dura más allá del sepulcro. No hay nación tan bárbara sobre la tierra, que no tenga cuidado de sus muertos, que no sienta piedad de sus almas y que no procure sufragarlos de alguna manera. La misma naturaleza, pues, nos lleva a tener compasión del infelicísimo estado de las almas del Purgatorio, a las que estamos unidos por la humanidad, y sería una crueldad el resistir a un sentimiento tan vivo del corazón humano. La religión no rompe los vínculos de la naturaleza, antes bien los estrecha, los refuerza, los perfecciona. El vínculo de la fraternidad universal que tenemos con todos los hombres por razón de la descendencia de nuestro primer padre Adán, es mucho más íntimo y perfecto entre nosotros los cristianos por razón de la religión que nos reúne a todos en Jesucristo. Él es la cabeza de todos los fieles, y cada uno de estos es miembro de su cuerpo místico, la Iglesia. Debemos, pues, mirar a las almas del Purgatorio como una parte del todo, como a una porción de nosotros mismos, porque no están separadas de la Iglesia, sino que antes bien forman la porción más escogida que presto será glorificada en el Cielo. Trasladémonos pues, en espíritu al Purgatorio con los sentimientos de una religión llena de caridad y consolemos a aquellas afligidísimas almas en sus angustias. La razón de patria nos constituye más vecinos y allegados a aquellos que tuvieron con nosotros un mismo y común suelo natal. El conocimiento especial de cada uno de ellos, las diversas relaciones que a ellos nos ligan, la uniformidad de costumbres y de los hábitos que se adquieren viviendo en su compañía son otros tantos títulos en nuestro corazón que nos obligan a tener una peculiar consideración con nuestros conciudadanos, así en esta como en la otra vida. En esta misma vida comenzamos las relaciones de la patria que se completan después en aquella gran patria del Cielo, en donde estaremos todos reunidos en una eterna caridad. Mas hasta tanto esto no se cumple, siempre nos obligan los deberes de patria, que deben animarnos a ser tanto más generosos para con el Purgatorio, cuanto que se encuentran ya en el último grado de necesidad aquellas almas benditas. Traigamos por tanto continuamente a la memoria los tres referidos títulos de naturaleza, de religión y de patria, y así nos moveremos eficazmente a generosa piedad para con los difuntos.

 

ORACIÓN

¡Gran Dios!, tú inspiraste e imprimiste en los corazones de los hombres las leyes de la naturaleza, tú, las máximas de la religión, tú, el amor a la patria, para que viviendo se ayudasen entre sí y no se olvidasen los unos de los otros después de la muerte. ¡Ah!, tú que eres el autor de todo generoso sentimiento, renueva entre nosotros la observancia de leyes tan santas, la emulación de tan venerables máximas, la práctica de amor tan saludable, para que, inflamado nuestro corazón de este triplicado espíritu de beneficencia, pueda derramar con generosa abundancia sufragios en el Purgatorio. Amén.

 

JACULATORIA

Eterno Padre, por la preciosísima sangre de Jesús, misericordia.

(x3)

V. No te acuerdes, Señor, de mis pecados.

R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.

V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.

R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.

V. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.

R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.

 

Padre nuestro… (se recita en silencio)

 

V. Libra, Señor, sus almas.

R. De las penas del infierno.

V. Descansen en paz.

R. Amén.

V. Señor, escucha nuestra oración.

R. Y llegue a ti nuestro clamor.

 

Oremos. Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, especialmente por las almas de nuestros familiares, amigos y bienhechores (pueden nombrarse por su nombre  propio), para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

V. Dales, Señor, el descanso eterno.

R. Y brille para ellos luz perpetua.

V. Descansen en paz.

R. Amén.