sábado, 8 de noviembre de 2025

9. EJEMPLOS DE DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

El alma de una piadosa matrona muerta en Luxemburgo, empezó a aparecerse en la fiesta de todos los santos, a una devota doncella, pidiéndole sus sufragios. Cuantas veces iba ésta a la iglesia, y se acercaba a la mesa eucarística le seguía aquella alma, la cual, a la elevación de la hostia sacrosanta, se inflamaba en el rostro de tanto ardor, que parecía un serafín del cielo.

Pero fuera del templo no se dejaba ver jamás; por lo cual le preguntó la doncella, qué quería significar con aquello, y exhalando ella un profundo suspiro: ¡Ah! no sabes, exclamó, ¡cuán gran pena sea el estar lejos de Dios!

No hay comparación que lo pueda expresar. Vivísimo es el deseo, intolerable el ansia, inmenso el ímpetu que me lleva a Dios, y el carecer de él por castigo, me pone en tanta desolación, que es nada el mismo intensísimo fuego que me rodea. Para mitigar su aspereza, el Señor me ha concedido venir al templo, y adorarle en su casa, en la tierra, hasta que llegue a gozarle en su corte en el cielo.

Y aún bajo la sombra de los misterios, su presencia, consuela tanto a mi espíritu, que vivo sólo por él, ¿qué será cuando llegue a verle claramente en el cielo? y diciendo esto, rogaba a la devota joven que le acelerase tan feliz momento con sus piadosos sufragios, los que se apresuró ella a acumular con tal empeño, que a diez de diciembre la vio más resplandeciente que un sol, volar al seno de Dios.

¡Oh alma bienaventurada! Dios es el centro, el fin, el todo de la criatura racional. Fijemos bien esta máxima en nuestra mente, y no buscaremos en la tierra otro bien que a Dios, y en la otra no tendremos sino a Dios por nuestra eterna recompensa. P. Joan E. Nieremb. de la Herm. de Dios, lib. 2,11.