sábado, 15 de noviembre de 2025

16. MODO DE SUFRAGAR A LAS ALMAS DEL PURGATORIO POR VÍA DE GRACIA. MES DE LA BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

DÍA 16

Modo de sufragar a las almas del Purgatorio por vía de gracia

 

MES DE NOVIEMBRE

EN SUFRAGIO DE

LAS BENDITAS ALMAS

DEL PURGATORIO

Francisco Vitali

 Por la señal…

ORACIÓN INICIAL

Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.

Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.

 

Se lee lo propio de cada día.

DÍA 16

MEDITACIÓN

Modo de sufragar a las almas del Purgatorio por vía de gracia

De dos maneras se puede procurar alivio a las almas de los difuntos por vía de gracia: cuando la Iglesia, con intercesión pública o privada, implora del Altísimo que sean libradas del Purgatorio. Entre las públicas intercesiones, es la más eficaz, cuando Nuestro Señor Jesucristo, cabeza de la Iglesia, se pone por medianero en el Santo sacrificio de la misa, pues entonces se renueva el sacrificio del Calvario y se ofrece la sangre, la carne, la humanidad y la divinidad del Salvador como precio de su rescate; y siendo este sacrificio, por razón de la víctima, de un valor infinito, una sola misa sería suficiente por sí misma para librar a todas las almas del Purgatorio, más porque el fruto se aplica a medida de la intención del oferente, de la aceptación del Señor y de la disposición de las mismas almas, por eso debemos apresurarnos lo más que nos sea posible en su sufragio, en lo que experimentarán un gran alivio.

El otro modo de intercesión pública, es cuando la Iglesia congregada en reuniones o cuerpo implora en las solemnidades sagradas piedad para con los difuntos. ¡Oh cuan eficaces son para el Purgatorio las oraciones hechas en común! Rogó la Iglesia por la libertad del apóstol San Pedro y un ángel resplandeciente de viva luz bajó del cielo a la tenebrosa prisión y, rompiendo las cadenas y los grillos de que estaba cargado, le salvó de las manos de Herodes. Semejantes milagros se renuevan frecuentemente en el Purgatorio cuando la Iglesia ruega por las almas de los difuntos para que sean libres de los vínculos de sus culpas. A la eficacia de la oración pública desciende el ángel de paz y de luz a aquella profunda cárcel para romper las cadenas que las oprimen y conducirlas a la gloria bienaventurada. Protesta el Señor por boca de David que, si el pueblo fiel le invoca a favor de aquellas infelices no podrá dejar de escuchar sus oraciones. Levantemos, pues, todos reunidos las manos a Dios para obtenerles la libertad porque tan ardorosamente suspiran.

También las oraciones privadas de los fieles obtienen para aquellas almas desoladas refrigerio y salud. Nosotros ofrecemos a Dios fervorosas súplicas y subiendo a lo alto nuestra oración hace descender la Divina misericordia al Purgatorio. La oración es la llave del Cielo, el medio más eficaz para mover el corazón de Dios; a la oración de Elías se abrieron las cataratas del firmamento y cayó tan abundante lluvia que refrigeró a la desolada Samaría; y por las oraciones de los vivos, se conmueven de tal modo las entrañas misericordiosas del Señor que derrama a manos llenas sobre las almas de los difuntos las gracias, el perdón, la libertad y la gloria. ¡Oh cuán fácil es socorrer al Purgatorio! ¡Podrá alguno escusarse con decir que no le es dado hacer limosnas o que su complexión es tal que no puede practicar ásperas penitencias! mas, ¿quién podrá alegar sinceramente que no puede orar? Roguemos, pues, ya en lo privado, ya en las Iglesias públicas con asiduidad al Señor para que se mueva a piedad de nuestros difuntos.

 

ORACIÓN

Piedad, piedad, ¡oh Señor!, de tantas almas que gimen en medio de tan crueles tormentos; piedad invoca vuestro pueblo postrado a vuestros pies; piedad pide la Iglesia con devotas oraciones; piedad implora para ellas el Verbo Encarnado que en el augusto altar renueva el sacrificio de sí mismo. Vos habéis prometido escuchar la voz de vuestro pueblo, oír las plegarias de la Iglesia, no podéis dejar de oír y escuchar las súplicas y las voces de la sangre de Jesucristo. ¡Ah!, todos a una voz os ruegan por la libertad de las almas del Purgatorio. ¡Oh!, no se niegue la gracia a tanto intercesor y triunfe sobre las miserias de aquellas vuestra misericordia y vuestra piedad. Amén. 

 

 

JACULATORIA

Eterno Padre, por la preciosísima sangre de Jesús, misericordia.

(x3)

V. No te acuerdes, Señor, de mis pecados.

R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.

V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.

R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.

V. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.

R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.

 

Padre nuestro… (se recita en silencio)

 

V. Libra, Señor, sus almas.

R. De las penas del infierno.

V. Descansen en paz.

R. Amén.

V. Señor, escucha nuestra oración.

R. Y llegue a ti nuestro clamor.

 

Oremos. Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, especialmente por las almas de nuestros familiares, amigos y bienhechores (pueden nombrarse por su nombre  propio), para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

V. Dales, Señor, el descanso eterno.

R. Y brille para ellos luz perpetua.

V. Descansen en paz.

R. Amén.