viernes, 7 de noviembre de 2025

8. EJEMPLOS DE DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

No solamente con el continuo ejercicio de las más heroicas virtudes religiosas, sino mucho más por las austerísimas penitencias con que maceraba su carne subió a tal grado de perfección Fr. Antonio Corzo, capuchino, que era tenido comúnmente en grandísimo concepto de santidad. Pero llegado el fin de sus días no pudo seguir derechamente al cielo sin pasar antes y ser detenido en la penosísima cárcel del Purgatorio, de donde habiendo saldo por permisión divina, se dejó ver el enfermero del convento en el estado más deplorable; el cual, vuelto en sí de la primera sorpresa, ¿cómo dijo, Fr. Antonio condenado al Purgatorio, vos a quien creíamos en lo alto de la gloria? ¿Y cuál es y cuán grande la pena que sufrís? Doble es la pena, contestó el difunto, que yo padezco. La del sentido, es tan grave y tan atroz, que no se puede explicar; más la que no tiene comparación y supera a toda idea, es la pena de daño, que me priva de la prisión beatífica del sumo Bien.

Faltándome éste, todo me falta, y seré siempre la criatura más infeliz mientras estuviere lejos de él. Por lo cual, encomiéndame a todos los religiosos para que me ayuden eficazmente con sus sufragios, porque yo no puedo estar más sin mi Dios.


¡Oh Dios! Hacednos comprender finalmente qué cosa sea estar lejos de vos, para que, evitando todo peligro de perderos en esta vida, podamos unirnos con vos sin dilación alguna en la otra. Anal. de los PP. Capuck. año de 1548.