Día 1
EL AMOR DE JESUCRISTO AL CORAZÓN DE SU MADRE.
MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
CON SAN JUAN EUDES
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
Oración inicial inspirada en la de san Juan Eudes
Oh Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, quiero conocer y amar más y mejor el Corazón Inmaculado de tu Madre, obra que sobrepasa infinitamente mi capacidad. La he emprendido por tu amor y por el amor de tu dignísima Madre, apoyado en la confianza que tengo en el Hijo y en la caridad de la Madre. Tú sabes, Salvador mío, que solo pretendo agradarte y rendir a ti y a tu divina Madre un pequeño tributo de gratitud por las misericordias que he recibido de tu Corazón paternal, por intermediación de su benignísimo Corazón. Ves igualmente que de mí mismo solo soy un abismo de indignidad, de incapacidad, de tinieblas, de ignorancia y de pecado. Por ello, renuncio de todo corazón a todo lo mío; me doy a tu divino espíritu y a tu santa luz; me entrego al amor inmenso que profesas a tu amadísima Madre; me doy al celo ardentísimo que tienes por su gloria y su honor. Toma posesión de mi entendimiento y anímalo; ilumina mis tinieblas; enciende mi corazón; conduce mis obras; bendice mi trabajo y que te plazca servirte de él para el acrecentamiento de tu gloria y del honor de tu bendita Madre; imprime finalmente en los corazones de los hombres la verdadera devoción al amabilísimo e inmaculado Corazón de María.
Se meditan los textos dispuestos para cada día.
Día 1
EL AMOR DE JESUCRISTO AL CORAZÓN DE SU MADRE.
De libro El Corazón Admirable de la Madre de Dios de san Juan Eudes.
El Corazón de María es llamado justamente Corazón admirable pues es abismo de maravillas, solo conocido perfectamente por su Hijo Jesús, el único que puede hablar dignamente de él.
Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, al escoger, entre todas las criaturas, a esta incomparable Virgen para ser su Madre, su nodriza y su gobernante; y pues su infinita bondad nos la dio como Madre y refugio en todas las necesidades, quiere que la veneremos, la honremos y la amemos como él la ama.
La exaltó y honró por encima de todos los hombres y los ángeles; quiere igualmente que le rindamos más respeto y veneración que a todos los ángeles y que a todos los hombres. Pues él es nuestra Cabeza y nosotros sus miembros, animados por su espíritu, debemos seguir sus inclinaciones, caminar por sus sendas, continuar su vida en la tierra y practicar las virtudes que practicó, quiere que nuestra devoción a su divina Madre sea continuación de la suya. Es decir, que tengamos los sentimientos de honor, de sumisión y de amor que él tuvo acá abajo y que le tiene eternamente en el cielo. Ella ocupó y ocupará por siempre el primer puesto en su corazón. Ella fue siempre y será por toda la eternidad el primer objeto de su amor, después de su Padre eterno. Quiere él asimismo que, después de Dios, sea el principal punto de nuestras devociones y el primero de nuestra veneración. Por eso, después de los servicios que debemos a su divina Majestad, no podemos hacerle mayores y más agradables, que servir y honrar a su dignísima Madre.
Nuestra inteligencia no puede llegar a estimar y a amar algo sin conocer lo que lo hace digno de ser estimado y amado. Por esta razón, el amor infinito de que este Hijo único de María está abrasado por los intereses de su querida Madre lo ha llevado a manifestarnos muy cuidadosamente, por boca de los santos Padres y por los oráculos de las divinas Escrituras, incluso en este valle de tinieblas, una partecita de las excelencias incomparables de que la ha enriquecido, y se reserva la joya, que sobrepasa infinitamente la muestra, para el país de las luces que es el cielo.
Entre estos divinos oráculos encuentro uno en el capítulo doce del Apocalipsis que es como un resumen de cuanto se puede decir y pensar de más grande y portentoso sobre esta maravillosa Princesa. Estás contenido en las siguientes palabras: Un signo grande apareció en el cielo. “Signo grande, prodigio asombroso, milagro prodigioso apareció en el cielo. Una mujer revestida del sol con la luna bajo sus pies, que tenía en su cabeza una corona de doce estrellas”. ¿Qué prodigio es éste? ¿Quién es esta mujer milagrosa? San Epifanio, san Agustín, san Bernardo, y otros santos doctores son concordes en que es la Reina de las mujeres, soberana de los hombres y los ángeles, Virgen de vírgenes, la mujer que llevó en sus entrañas virginales un hombre perfecto, un Hombre-Dios, Mujer que rodeaba a un varón (Jer 31, 22).
Aparece en el cielo porque vino del cielo. Es la más ilustre de las obras maestras del cielo. Es la emperatriz del cielo, gloria y delicias del cielo. Nada hay en ella que no sea celeste. Mientras tuvo su morada en la tierra, según su condición corporal, era totalmente espíritu, pensamiento, corazón y amor en el cielo.
La reviste el sol eterno de la divinidad. La enriquecen las perfecciones de la esencia divina que la rodea hasta el punto que está del todo transformada en luz y sabiduría, en poder y bondad, en la santidad de Dios y en las demás grandezas, como lo veremos más adelante.
La luna está bajo sus pies, como si todo el mundo estuviera debajo de ella. Solo Dios está por encima de ella y goza de poder absoluto sobre todas las criaturas.
Está coronada de doce estrellas porque todas las virtudes que brillan en ella soberanamente, todos los misterios de su vida, son otros tantos astros, más luminosos que todas las luminarias del cielo. Todos los privilegios y prerrogativas que Dios le ha otorgado sobrepasan incomparablemente lo que hay de más brillante en el firmamento. Todos los santos del cielo y de la tierra son su corona y su gloria, con mejor título que los filipenses son para san Pablo su gozo y su corona (Fp 4, 1).
¿Por qué el Espíritu Santo le asigna la calidad de “Gran milagro? Para que conozcamos que es todo milagrosa. Quiere anunciar por doquier las maravillas de que está colmada. La quiere poner ante los ojos de todos los habitantes del cielo y de la tierra como una portento digno de admiración. Quiere que sea objeto de embeleso para ángeles y hombres.
Jaculatoria: Jesús mío, dame conocer y amar el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre.
Propósito: Invitar a alguna persona a realizar el mes del Inmaculado Corazón.
PARA FINALIZAR
Unidos al Ángel de la Paz, a los santos pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta, a las almas humildes y reparadoras, digamos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran,
no esperan y no os aman. (3 veces)
***
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación de los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias
con que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
San Juan Eudes y todos los santos amantes de los Sagrados Corazones, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.