7 de julio
HERIDO POR UN RAYO
“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
MES DE JULIO EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en este ejercicio consagrado a vuestra devoción, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:
3 Avemarías
7 de julio
HERIDO POR UN RAYO
“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
El día 12 de octubre del año 1656, levantóse de súbito una terrible tempestad precedida de gran aparato de relámpagos y truenos, que llenó de consternación y pánico a toda la comarca de Segorbe.
Hallándose en el campo el vecino de Castellfort, Santiago Caspe, cayó sobre él un rayo que le circundó todo de fuego, reduciendo en un segundo a cenizas todos sus vestidos, y, pasando a su cuerpo, hizo en él tan horrible y espantosa carnicería que casi todo su cuerpo quedó quemado como un carbón.
Solamente la parte anterior del Escapulario y lo que cubría quedó intacto. Este fue el primer prodigio, al que siguió no haber perdido la vida.
Hallóse tan sosegado y tan apacible y tan ajeno a toda turbación en su ánimo, que pudo clamar con toda deliberación y advertencia a María Santísima nuestra Madre, para que le amparase, y al poco rato recobraba el habla y, con descaecidas voces, pedía confesión. Hizo la Virgen Santísima que pudieran oírle desde un caserío no lejano, donde se había refugiado el cura. Corrieron a aquel lugar y quedaron todos atónitos y absortos al contemplar tan horrible espectáculo. Se confesó, y, pasados unos días, dijo a los que le asistían:
-"Tened paciencia y perdonad por amor de Dios lo que os molesto, pues hasta el sábado, día de mi Madre bendita del Carmen, no he de salir de esta vida para irme a gozar de Ella".
Y, en efecto así fue.
Oración final para todos los días
Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con una Salve:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
***
Querido hermano comparte esta devoción con tus familiares y amigos para que muchos conozcan y amen a la Virgen.
***
Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.