30 de julio
REFRENA LA IMPETUOSA CORRIENTE DE UN RÍO
“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
MES DE JULIO EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en este ejercicio consagrado a vuestra devoción, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:
3 Avemarías
A continuación se lee el relato tomado de la obra “Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
30 de julio
REFRENA LA IMPETUOSA CORRIENTE DE UN RÍO
“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
Daniel de la Virgen María (+1678), nos refiere que en el lugar llamado Roberto, a tres millas de Trento, el río Lenno creció tantísimo por efecto de las lluvias torrenciales, que venía desbordado y haciendo muchísimos estragos, que era una espantosa ruina para toda la comarca.
Viendo los vecinos ser insuficientes todos los medios naturales para conjurar tamaño peligro y precaverse de aquella inevitable ruina, acudieron al Señor, haciendo constantes rogativas, mas no por eso decrecían las aguas ni cesaba el caudal del río de hacer cada vez más estragos; no acertando con el medio por el cual Dios Nuestro Señor deseaba darles la paz y el consuelo.
Mas he aquí que, acudiendo con reiteradas súplicas a la oración los religiosos del convento carmelita de Roberto, dignóse la Virgen Santísima inspirárselo.
El Prior de dicho convento, P. Jerónimo de Dóminis, tomó el Escapulario, lo bendijo solemnemente en la iglesia en presencia de todo el pueblo y, seguidamente, marchó en pro cesión con toda la comunidad a las márgenes del río.
Allí, seguido de una inmensa multitud de fieles, hizo una fervorosa oración a Dios y a su bendita Madre, pidiéndole se dignase manifestar en tan inminente peligro su valiosísima protección, ya que había dicho a su siervo San Simón "ser su bendito Escapulario señal de salud en los peligros", y que por su virtud se sirviera refrenar las corrientes impetuosas de aquel río desbordado.
Dicho esto, con vivísima fe, arrojó al agua el bendito Escapulario. Y, ¡oh prodigio!, apenas tocó el agua el celestial vestido de María, notóse al punto que las enfrenó y las puso a raya, pues todos advirtieron con estupor y asombro que se fueron sensible y paulatinamente recogiendo y estrechando hasta quedar reducidas al cauce normal y natural del río.
Oración final para todos los días
Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con una Salve:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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Querido hermano comparte esta devoción con tus familiares y amigos para que muchos conozcan y amen a la Virgen.
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Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.