COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DÍA
JUEVES DESPUÉS DE CENIZA
Forma Extraordinaria
del Rito Romano
La "salud"
es una realidad que todo lo abarca, integral: que va del "estar bien"
que nos permite vivir serenamente una jornada de estudio y de trabajo, o de
vacación, hasta la salus animae, la salud del alma, de la que depende nuestro
destino eterno. Dios se ocupa de todo esto, sin excluir nada. Se ocupa de
nuestra salud en sentido pleno. Lo demuestra Jesús en el Evangelio: Él curó a
enfermos de todo tipo, pero también liberó a los endemoniados, perdonó los
pecados, resucitó a los muertos. Jesús reveló que Dios ama la vida y quiere
liberarla de toda negación, hasta la más radical que es el mal espiritual, el
pecado, raíz venenosa que contamina todo. Por esto, al mismo Jesús se lo pude
llamar -Salud- del hombre: Salus nostra Dominus Jesus. Jesús salva al hombre
poniéndolo nuevamente en relación saludable con el Padre en la gracia del
Espíritu Santo; lo sumerge en esta corriente pura y vivificante que libera al
hombre de sus "parálisis" físicas, psíquicas y espirituales; lo cura
de la dureza del corazón, de la cerrazón egocéntrica y le hace gustar la
posibilidad de encontrarse verdaderamente a sí mismo, perdiéndose por amor de
Dios y del prójimo.
Benedicto XVI, 8 de
mayo de 2011