verdaderamente dignos de poseer todos los corazones de los ángeles y de los hombres!
Vosotros seréis, de aquí en adelante, la regla de mi conducta,
y en todas las ocasiones trataré de inspirarme en vuestros sentimientos.
Quiero que mi corazón no esté, en adelante, sino en el de Jesús y María,
o que el de Jesús y María estén en el mío,
para que ellos le comuniquen sus movimientos
y que el mío no se agite ni se mueva, sino conforme a la impresión que de ellos reciba"