Los que comienzan a hacer oración son los
que sacan el agua del pozo, que lo hacen con mucho trabajo de su parte, pues se
han de cansar en recoger los sentidos, y como están acostumbrados a ir
dispersos, les cuesta mucho recogerse. Es necesario que se vayan acostumbrando
a que no les importe ver ni oir... durante las horas de la oración, buscando la
soledad para en ella pensar en su vida pasada...
Al principio les aflige pensar en los
pecados de su vida porque no acaban de entender que se arrepienten de ellos; y
sí lo hacen, pues se determinan a servir a Dios tan de veras. Han de meditar la
vida de Cristo y el entendimiento se cansa de esto. Esto lo podemos hacer
nosotros...
Esto es comenzar a sacar agua del pozo, y
quiera Dios que tenga agua. Por lo menos no queda por nosotros, que ya vamos a
sacarla y hacemos lo que podemos para regar estas flores (V11, 9-10; CN 1).