DEJA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS
Yo
deseo servir a este Señor; no pretendo otra cosa sino agradarle; no quiero
alegría, ni descanso, ni otro bien más que hacer la voluntad de Dios (V 25,
19).
¡Oh, alma mía!, deja hacer la
voluntad de tu Dios; eso te conviene; sirve y espera en su misericordia, que
remediará tu pena cuando la penitencia de tus culpas haya ganado algún perdón
de ellas; no quieras gozar sin padecer.