sábado, 24 de agosto de 2024

Y ESCOGIÓ DOCE DE ELLOS QUE NOMBRÓ APÓSTOLES. Catena Aurea de santo Tomás de Aquino

 


24 de agosto

SAN BARTOLOMÉ APÓSTOL

Comentario al Evangelio de la Catena Aurea de santo Tomás de Aquino

LUCAS 6, 12-16 Y aconteció en aquellos días, que salió al monte a hacer oración, y pasó toda la noche orando a Dios. Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos: y escogió doce de ellos (que nombró Apóstoles). A Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, a Andrés su hermano, a Santiago, y a Juan, a Felipe y a Bartolomé, a Mateo y a Tomás, a Santiago de Alfeo, y a Simón, llamado Zelador, y a Judas hermano de Santiago, y a Judas Iscariote, que fue el traidor. (vv. 12-16)
 

Glosa

Levantándose los enemigos de Jesús contra sus milagros y contra su doctrina, eligió a sus apóstoles como defensores y testigos de la verdad, a cuya elección quiso que precediese la oración; por lo que dice: "Y aconteció en aquellos días", etc.
 

San Ambrosio

No quieras abrir los oídos de malicioso, creyendo que el Hijo de Dios rogaba porque era débil, para alcanzar lo que El no podía hacer; Autor de la potestad, Maestro de la obediencia, nos excita con su ejemplo a cumplir los preceptos de la virtud.
 

San Cirilo

Observemos qué es lo que hizo Jesucristo en este caso, cómo nos enseñó a insistir en las oraciones divinas separadamente, esto es, en secreto y cuando nadie nos vea; prescindiendo también de todo cuidado mundano, para que nuestra alma se levante a la contemplación de las cosas divinas; así nos lo enseña el Salvador cuando oraba solo, saliéndose a un monte.
 

San Ambrosio

En todas partes ora solo. Los ruegos de los hombres no comprenden las determinaciones de Dios; y nadie hay que pueda participar de los pensamientos de Jesucristo. No sube al monte todo el que ora, sino el que ora elevándose de las cosas de la tierra a las del cielo; pero no aquel que anda solícito por las cosas del mundo, por las riquezas y por los honores. Todos los que son perfectos suben al monte, por lo que encontrarás en el Evangelio que sólo los discípulos subieron con el Señor al monte. En esto se da a conocer al cristiano, y se le prescribe la forma con que debe orar, cuando prosigue: "Y pasó toda la noche orando a Dios", etc. ¿Cuánto es lo que tú debes hacer por salvar tu alma, cuando Jesucristo pasa toda la noche orando por ti?
 

Crisóstomo, hom 42 ad prop. Antioch

Levántate tú también durante la noche, porque entonces es cuando el alma está más pura; las mismas tinieblas y el silencio convidan al alma de una manera eficaz al recogimiento. Además si miras al cielo, agujereado de estrellas, como si estuviese alumbrado por infinitas luces, y si consideras que los que de día danzan e injurian en nada se diferencian de los muertos; entonces detestarás todo exceso humano. Todas estas cosas son muy a propósito para elevar el espíritu; entonces no mortifica la vanagloria, ni fastidia la pereza, ni preocupa la envidia; no quita el fuego el color del hierro tan perfectamente como la oración nocturna cambia el proceder de los pecadores. Del mismo modo que aquel que siendo mortificado de día por los rayos del sol se refrigera por la noche, así las lágrimas, que se derraman por la noche, sirven como de rocío, y aprovechan para vencer la concupiscencia y desterrar cualquier temor; pero si el hombre no se refresca con este rocío, se secará durante el día. Por cuya razón, aun cuando no reces mucho de noche, ora siquiera una vez cuando te despiertes, y esto es suficiente; muestra que la noche no es buena solamente para el descanso del cuerpo, sino también para el alma.
 

San Ambrosio

¿ Puesto que Jesucristo oró antes de enviar a sus apóstoles, qué es lo que tú debes hacer cuando pretendes acometer alguna empresa buena? Prosigue, pues: "Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos", etc. Esto es, a aquellos a quienes destinaba a propagar entre los hombres los medios de salvación y a difundir la fe sobre la tierra. Advierte también la disposición de Dios: no elige a los sabios, ni a los ricos, ni a los nobles, sino a pescadores y a publicanos, para enviarlos; a fin de que no apareciese que atraía a los hombres a su gracia por medio de las riquezas, o de la autoridad del poder o de la nobleza; para que prevaleciese la razón de la verdad, no la gracia de la discusión.
 

San Cirilo

Véase cuál fue el primer cuidado del evangelista; no solamente dice que fueron elegidos los apóstoles, sino que hace mención de ellos de una manera nominal, para evitar que alguien se atreva a inscribir a otros en el catálogo de los apóstoles. "Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés".
 

Beda

No lo ha llamado por primera vez así, sino mucho antes, cuando llevado por Andrés, le dice: "Tú te llamarás Cephas, que quiere decir Pedro" ( Jn 1,42). Y queriendo San Lucas referir los nombres de los apóstoles, teniendo que nombrar a San Pedro por necesidad, da a entender de una manera sencilla que antes no se llamaba así, sino que el Señor fue quien le dio este nombre.
 

Eusebio

La segunda combinación es la de Santiago y de San Juan; de donde prosigue: "A Santiago y Juan", los dos hijos de Zebedeo, que también eran pescadores. Después de estos dos hace mención de San Felipe y San Bartolomé. San Felipe, según dice San Juan, era de Betsaida, conciudadano de San Andrés y de San Pedro; y que el mismo San Bartolomé, era un hombre sencillo, falto de conocimientos, y de trato social. San Mateo, además, era de los que recaudaban las contribuciones cuando fue llamado; de él hace mención cuando dice: "A Mateo y a Tomás".
 

Beda

San Mateo por humildad se pospone a Santo Tomás, mientras que los otros evangelistas le colocan primero; prosigue: "A Santiago de Alfeo, y a Simón, llamado el Zelador".
 

Glosa

Porque fue de Caná de Galilea, que quiere decir Zelo, lo cual se añade, para diferenciarle de Simón Pedro. Prosigue: "A Judas, hermano de Santiago, y a Judas Iscariote, que fue el traidor".
 

San Agustín, de cons. evang. 2, 30

En el nombre de Judas de Santiago, parece que discrepa San Lucas de San Mateo, quien le llama Tadeo. ¿Pero quién ha prohibido jamás que un hombre tenga dos o tres nombres? Fue elegido Judas el traidor no por imprudencia, sino por providencia. Habiendo tomado el Señor sobre sí todas nuestras debilidades, no rehusó este destino de la enfermedad humana, y quiso ser entregado por su apóstol, a fin de que tú mismo, si tu compañero te entrega, soportes con moderación el error de tu juicio y la pérdida de tu beneficio.
 

Beda

En sentido místico, el monte sobre el que Jesús eligió a sus apóstoles, da a conocer la elevación de la santidad que debía encontrarse en ellos, para que así pudiesen predicarla; por esta razón había sido publicada la ley en la cumbre de un monte.
 

San Cirilo

Por si conviene conocer la etimología de los nombres de los Apóstoles, sépase que Pedro quiere decir el que desata o el que reconoce; San Andrés poder ilustre o el que responde; Santiago el que suplanta el dolor; San Juan, gracia del Señor; San Mateo donado o concedido; San Felipe boca grande u orificio de lámpara; San Bartolomé hijo del que detiene las aguas; Santo Tomás abismo o gemelo; Santiago de Alfeo, el que suplanta los pasos de la vida; Judas, confesión, y Simón, obediencia.

               

17-19          Y bajando con ellos, se paró en un llano, y la turba de sus discípulos, y un gran gentío de toda la Judea, y de Jerusalén, y de la marina, y de Tiro y de Sidón, que habían venido a oírle, y a que los sanase de sus enfermedades. Y los que eran atormentados de espíritus inmundos eran curados. Y toda la muchedumbre quería tocarle, porque salía de El virtud, y los sanaba a todos. (vv. 17-19)
 

San Cirilo

Una vez realizada la reunión de los apóstoles, y congregados otros varios de entre los judíos, y de la región marítima de Tiro y de Sidón, -que eran idólatras-, los constituyó en doctores de todo el mundo, para libertar a los judíos de la servidumbre de la ley y apartar a los idólatras del error gentil, llevándolos al conocimiento de la verdad; por lo que dice: "Y bajando con ellos, se paró en un llano, y la turba de discípulos y un gran gentío de toda la Judea, y de Jerusalén, y de la marina", etc.
 

Beda

No dice marina a causa del mar de la Galilea, que estaba próximo, lo cual no sería extraordinario, sino que quiere hablar del gran mar -en el cual ponían también a Tiro y Sidón-, de quienes se dice: "Y de Tiro, y de Sidón", cuyas ciudades, como estaban ocupadas por gentiles, con razón se las llama por su nombre, para que se vea cuánto se había extendido ya la fama y el poder del Salvador, el cual, como había venido a predicar a todas las ciudades, quería enseñar a todas a recibir y a aceptar su doctrina; y así prosigue: "Que habían venido a oírle".
 

Teofilacto

Esto es, a curar sus almas, y a sanar de todas sus enfermedades, o sea del cuerpo.
 

San Cirilo

Después que hubo escogido los apóstoles, hizo muchos y grandes milagros, para que los judíos y los gentiles, que habían venido, conociesen que ellos habían sido distinguidos por Jesucristo con la dignidad del apostolado; y que El no era como los demás hombres, sino más bien Dios, como Verbo encarnado; y prosigue: "Y todas las gentes procuraban tocarle; porque salía de El virtud y los sanaba a todos". Cristo no recibía la virtud de otro, sino que, siendo Dios por naturaleza, curaba a todos los enfermos, derramando sobre ellos su propia virtud.
 

San Ambrosio

Observese todo diligentemente: de qué manera también asciende con los apóstoles y desciende hacia la muchedumbre, de qué modo lo seguía la muchedumbre hacia lo alto; luego, a donde descendía, llegaban los enfermos: pues, en las alturas no pueden estar los enfermos.
 

Beda

Rara vez se observará que las turbas hayan seguido a Jesús a las alturas, ni que haya curado algún enfermo en la cumbre de un monte; sino que una vez curada la fiebre de las pasiones, y encendida la luz de la ciencia, ha hecho subir a cada uno hasta la cumbre de la perfección evangélica. Las gentes, que pudieron tocar al Salvador, se curaron por la virtud de Este, como ya hemos visto que el leproso se curó, cuando le tocó el Señor. El tacto del Salvador equivale a la curación, porque el tocarle es tanto como el creer en El, y aquel por quien es tocado se cura en virtud de la gracia del Señor.