ENCOMIÉNDASE LA ORACIÓN.
LUNES DE LA DECIMOSEGUNDA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO
SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
LUNES DE LA DECIMOSEGUNDA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
ENCOMIÉNDASE LA ORACIÓN.
1.- Pedid, y se os dará buscad, y hallareis: llamad, y abriros han (1). Este es el medio para alcanzar la gracia y la gloria. Necesitas de la gracia, pídela por la oración humilde. Búscala por los medios debidos, acompañados de la oración. Llama por la longanimidad. Repara por aquí cual sea tu oración: si es bastante humilde, si procede del conocimiento de la propia miseria, si pides de esta suerte. Pides acaso la humildad, pero no quieres la humillación; la pobreza, mas no quieres sufrir falta de cosa alguna; la paciencia, mas no quieres tener alguna pena, etc. Es esto lo mismo que querer y no querer, que pedir y desechar. Reconoce tu estolidez. Ora y determina observar esto: Si buscáis, busca, convertíos y venid. (2).
2.- Porque todos los que piden reciben: los que bus can, hallan, y al que llama se le abrirá (3). Este efecto de la oración es infalible y cierto, porque Dios así lo prometió. Cree y confía, con tal que quieras con voluntad bien ordenada, esto es, queriendo lo que Dios quiere: porque si quieres otra cosa, quieres como el enfermo, lo que le es nocivo. Cualquiera cosa que pidiéremos según su voluntad, nos oye (4). Mas esto siempre lo alcanzarás, o conceda Dios lo que le pides, o lo niegue; porque da lo equivalente que te es provechoso. Tal vez no has orado así hasta ahora, sino queriendo traer la divina voluntad a la tuya; no rendir la tuya a la divina. Error grande es este. No es esta confianza, sino presunción.
3.- Si vosotros, siendo malos, sabéis dar dones buenos a vuestros hijos; ¿cuánto más vuestro Padre dará cosas buenas a los que se las piden (5)? Este es un argumento con que la bondad divina, y la propensión natural de su amor para con nosotros, afirma nuestra confianza. Nos hizo hijos suyos por la adopción, y así se hizo padre. Como Dios y como padre sabe, puede y quiere lo que nos es provechoso. Ni otra cosa puede querer, si nosotros no le forzamos. ¿Por ventura no lo hizo así contigo mil veces? ¡Cuánto debes a un Dios tan bueno! ¡Cuánta confianza debes concebir en Él para adelante!
(1) Matth., 7. (2) Is., 21. (3) Matth., 7. (4) I Joan., 5.
(5) Matth., 7.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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