jueves, 8 de agosto de 2024

DÍA 9. TERCERA Y CUARTA PRERROGATIVAS DEL CORAZÓN CORPORAL DE LA SANTA VIRGEN. MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 


DÍA 9.

TERCERA Y CUARTA PRERROGATIVAS DEL CORAZÓN CORPORAL DE LA SANTA VIRGEN

MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

CON SAN JUAN EUDES

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

Oración inicial inspirada en la de san Juan Eudes

Oh Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, quiero conocer y amar más y mejor el Corazón Inmaculado de tu Madre, obra que sobrepasa infinitamente mi capacidad. La he emprendido por tu amor y por el amor de tu dignísima Madre, apoyado en la confianza que tengo en el Hijo y en la caridad de la Madre. Tú sabes, Salvador mío, que solo pretendo agradarte y rendir a ti y a tu divina Madre un pequeño tributo de gratitud por las misericordias que he recibido de tu Corazón paternal, por intermediación de su benignísimo Corazón. Ves igualmente que de mí mismo solo soy un abismo de indignidad, de incapacidad, de tinieblas, de ignorancia y de pecado. Por ello, renuncio de todo corazón a todo lo mío; me doy a tu divino espíritu y a tu santa luz; me entrego al amor inmenso que profesas a tu amadísima Madre; me doy al celo ardentísimo que tienes por su gloria y su honor. Toma posesión de mi entendimiento y anímalo; ilumina mis tinieblas; enciende mi corazón; conduce mis obras; bendice mi trabajo y que te plazca servirte de él para el acrecentamiento de tu gloria y del honor de tu bendita Madre; imprime finalmente en los corazones de los hombres la verdadera devoción al amabilísimo e inmaculado Corazón de María.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

DÍA 9.

TERCERA Y CUARTA PRERROGATIVAS DEL CORAZÓN CORPORAL DE LA SANTA VIRGEN

De libro El Corazón Admirable de la Madre de Dios de san Juan Eudes.

 

La tercera prerrogativa del Corazón corporal de la bienaventurada Virgen radica en que ella es el principio de la vida humana y sensible del Niño Jesús, mientras habitó en las dichosas entrañas de María. Mientras el niño está en el vientre de su madre el corazón de la madre es la fuente de la vida del hijo y también de su propia vida. La vida del niño depende de la vida misma de la madre.

Oh Corazón regio de la Madre de amor, de ti el Rey de los vivientes y de los muertos quiso que su vida dependiera de él por espacio de nueve meses. Oh Corazón incomparable que no tuviste sino una misma vida con el que es la vida del Padre eterno y la fuente de toda vida. Oh Corazón admirable, eres el principio de dos vidas nobles y preciosas: principio de la vida santísima de la Madre de Dios y principio de la vida humanamente divina y divinamente humana del Hombre-Dios.

No solo este Corazón maravilloso fue el principio de la vida de Jesús, durante los nueves meses que permaneció en el vientre virginal, sino que aún más contribuyó, durante varios años, a la conservación de esta vida tan digna e importante, pues por su calor natural, formó y produjo en los sagrados senos de la Virgen Madre la purísima leche de la que este Hijo se nutrió.

La cuarta prerrogativa de este amabilísimo Corazón es la se expresa en estas palabras de la santa Esposa a su divino Esposo, o sea de María a Jesús, que su Hijo y su Padre, su Hermano y Esposo justamente: Nuestro lecho está florido (Cantar 1, 15). Nuestro lecho está cubierto y embalsamado de flores. ¿De qué lecho se trata sino del Corazón purísimo de la santa Virgen en el que el Niño Jesús reposó suavemente?

Privilegio muy ventajoso del discípulo amado de Jesús fue haber reposado una vez en su pecho adorable y haber bebido en él luces y secretos maravillosos. Pero ¡cuántas veces este divino Salvador tomó su descanso en el seno y en el Corazón de su queridísima Madre! ¡Qué abundancia de luces, de gracias y bendiciones este Sol eterno, fuente de luces y gracias, derramó en el Corazón maternal en el que reposó cientos de veces; Corazón en el que jamás hubo impedimentos a la gracia divina; Corazón perfectamente dispuesto siempre a recibirlas; Corazón que él amaba más que a los demás corazones y por el que era más amado que de todos los corazones de los serafines! ¡Qué uniones y comunicaciones, que intercambios, qué fuegos hubo entre esos dos Corazones y esas dos hoguera de amor que el soplo divino del Espíritu Santo inflamaba sin cesar!

Oh Salvador mío, escucho tu voz que dice a toda alma fiel que la grabas como sello en tu corazón (Cantar 8, 6). Fue lo que tu santa Madre hizo excelentemente imprimiendo en su corazón una imagen viviente de tu vida, de tus costumbres y virtudes. Pero no te bastó. Quisiste tú mismo ponerte como sello en su Corazón para cerrarlo a todo lo que no es tuyo y para ser el único soberano y el Señor absoluto. Te imprimiste en ese Corazón maternal de manera digna del amor de tal Hijo al Corazón de tal Madre. Que todos los corazones y todos los espíritus de la tierra y del cielo te amen y bendigan eternamente por los favores sin cuento de que colmaste este Corazón adorable.

 

Jaculatoria: Oh Inmaculado Corazón de María, se mi reposo en medio del cansancio y la aflicción, mi refugio en la tormenta, y mi goce en las alegrías.

 

Propósito: Invitar a aquellas personas enfermas, probadas o que se encuentran en alguna tribulación a reposar en el Inmaculado Corazón de María. 

 

PARA FINALIZAR

Unidos al Ángel de la Paz, a los santos pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta, a las almas humildes y reparadoras, digamos:

 

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen, no adoran,

no esperan y no os aman. (3 veces)

***

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

os adoro profundamente

y os ofrezco

el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad

de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra,

en reparación de los ultrajes,

sacrilegios e indiferencias

con que El mismo es ofendido.

Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón

y del Corazón Inmaculado de María,

os pido la conversión de los pobres pecadores.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes y todos los santos amantes de los Sagrados Corazones, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.