SE HA DE DEJAR LA SOLICITUD DE LAS COSAS TEMPORALES;
SE HA DE BUSCAR EL REINO DE DIOS.
SÁBADO DE LA DECIMOPRIMERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO
SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
SÁBADO DE LA DECIMOPRIMERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
SE HA DE DEJAR LA SOLICITUD DE LAS COSAS TEMPORALES;
SE HA DE BUSCAR EL REINO DE DIOS.
1.- Por eso os digo: No estéis cuidadosos de vuestra alma por lo que habéis de comer, ni de vuestro cuerpo por lo que habéis de vestir (1). Prohíbe la demasiada solicitud en lo que toca al cuerpo y las cosas necesarias; porque no es cosa menos inútil, que si uno quisiera añadir un codo a su estatura. 2. Porque este demasiado cuidado impide el cuidado del alma, que debe ser el primero. ¿Por ventura no es más el alma que la comida? ¿Para qué, pues, andas tan solícito del lugar, de la ocupación, de tus comodidades? Cuanto más te acongojas por estas cosas, tanto menos miras por tu alma. Y ¡cuán poco es el cuidado que de ella tienes! Pondera cuanto más valga.
2.- Porque sabe vuestro Padre que necesitáis de todas estas cosas (2). Enseña que el cuidado de estas cosas se ha de dejar a Dios, que da pasto a las aves, que viste a los lirios. Él lo sabe ciertamente, no con ciencia solo especulativa, sino de una paternal providencia. La solicitud que tienes de vivir aquí o allí para lograr mejor salud, de no admitir por lo mismo esta o aquella ocupación, es argumento de desconfianza: ¿Por ventura no procuran esto las gentes, que no tienen fe? Arrójate, pues, en el regazo de la Providencia divina; porque ella es la que tiene solicitud de ti (3).
3.- Buscad, pues, primero el reino de los cielos y su justicia (4). El reino de Dios es nuestra gloria y nuestra bienaventuranza. Por el nombre de justicia se entienden los medios que nosotros debemos poner. Aquí, pues, se ha de poner el principal cuidado; de otra suerte en menos tienes ese cuidado, que cualquier otro: si le pospones así, no le lograrás ciertamente. No puedes a la verdad agradar a Dios, si aprecias menos lo que manda que más estimes. De donde sucede, que vaya retirando sus gracias. Además que tú trabajas con más ahincó por aquello que más aprecias. Si tienes, pues, más estimación de otra cosa que del reino de los cielos, en ella emplearas tus trabajos. Pero ¿acaso no es locura ante- poner cualquiera cosa a la gloria de Dios, al reino de los cielos? Sea, pues, tu primer cuidado lo que Jesús ordena. Mira al fin para qué fuiste criado. Pon, sin perdonar a trabajo, los medios para alcanzarle.
(1) Matth., 6. (2) Ibid. (3) I Pet., 5. (4) Matth., 6.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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