29 de julio
¡QUIERO CONFESARME!
MES Y NOVENA EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
ORACION PARA COMENZAR
Y FINALIZAR CADA DÍA
MES DE JULIO EN HONOR
A LA VIRGEN DEL CARMEN
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en este ejercicio consagrado a vuestra devoción, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:
3 Avemarías
A continuación se lee el relato tomado de la obra “Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús. Del 7 al 15 de julio se añade la oración propia de cada día de la novena.
29 de julio
¡QUIERO CONFESARME!
“Prodigios del Escapulario” del P. Rafael María López-Melús.
El siervo de Dios Don Ángel Herrera Oria, periodista, cardenal y santo contó este caso que le sucedió a él mismo.
El Superior de los carmelitas descalzos de Santander llamó por teléfono al Sr. Obispo D. Ángel y le dijo:
- "¿A qué hora me podrá recibir?"
- "Véngase inmediatamente". Voy a su casa y me dice:
- ¡Cuánto lo siento! ¡No voy a estar en Santander ese día!
Le tengo mucha devoción a la Santísima Virgen del Carmen y todo lo carmelita, a Santa Teresa y San Juan de la Cruz, muchísima devoción. ¡Qué maravilloso el Santo Escapulario del Carmen! Tenga la bondad y escúcheme: No hace todavía quince días, me llamaron a la cárcel. Un pobrecito, sin perdón divino ni humano; esposadas las manos; fieros los ojos..., le dije:
- ¿Hijo, crees en Dios?
- Sí y espero que Él me haga justicia ...
- ¿Crees que hay cielo e infierno?
- ¿No voy a creer?
-Confiésate, pues, para comulgar.
- Eso nunca, no creo en los curas...
Transcurren unos minutos, durante los cuales el sacer dote da unas vueltas, atendiendo a otros. Nuevamente vuelve a él:
- Hijo, ¿crees en Dios?
- Ya le he dicho que sí, que creo en Dios como el primero.
- ¿Crees en Jesucristo Redentor?
- También.
- Confiésate para comulgar.
- No me interesa; eso es cosa de curas; y usted perdone si le falto.
Otra breve ausencia y torna a la carga:
- ¿Crees en Dios?
- Que sí, Padre, y espero que me haga justicia ...
- ¿Crees en Jesucristo?
- También.
- ¿Crees en la Santísima Virgen María, Madre de Dios?
(Un levantar de ojos; un suspiro...)
- También creo en la Virgen...
- Confiésate, pues y comulga, hijo mío.
- Que no, déjeme ya en paz...
Por tercera vez le deja rumiando su negativa; y ¡vuelve!
El mismo interrogatorio...
- ¿Crees en la Santísima Virgen María?
- Como creo en mi madre...
- ¿Me aceptas un Escapulario de la Virgen del Carmen?
- ¿Por qué no? Póngamelo usted.
Se lo metió en el bolsillo. (Él tenía las manos atadas y no era plan de desabrocharle el pecho ni exhibirlo...)
El pobre, fue a sacarse el pañuelo para secarse los húmedos ojos y se le cayó el Escapulario.
-Don Ángel, se me ha caído, hágame el favor. Don Ángel lo recogió y se lo entregó.
- ¿Quieres confesarte?
- ¡¡Sí, señor!!
"Era el Escapulario de la Virgen del Carmen quien hizo el milagro".
Oración final para todos los días
Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con una Salve:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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Querido hermano comparte este ejercicio con tus familiares y amigos para que muchos conozcan y amen a la Virgen.
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Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.