DÍA 6.
LA BELLEZA DEL CORAZÓN DE MARÍA
MES DE AGOSTO EN HONOR
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
wOraciones para comenzar todos los días:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con el Ángel de la Paz que enseñó a los tres pastorcitos de Fátima-Lucía, Francisco y Jacinta- a rezar para desagraviar los Corazones de Jesús y de María, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran,
no esperan y no os aman. (3 veces)
***
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Os adoro profundamente y Os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él mismo es ofendido
y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.
w Consideración diaria.
DÍA 6.
LA BELLEZA DEL CORAZÓN DE MARÍA
La liturgia aplica a la Virgen María las palabras del Esposo del Cantar de los cantares: “Tú eres toda hermosa, amada mía, y no hay defecto en ti.” (Cant 4,7). La Virgen, llena de gracia, refleja en su cuerpo y en su alma la belleza de Dios.
A Dios lo conocemos por sus obras. Los filósofos de la antigüedad, en su búsqueda de Dios, al contemplar la creación descubrían en Dios tres atributos que entendían esenciales de la divinidad: Dios es bueno, Dios es veraz y Dios es bello. El hombre busca, desea y anhela lo bueno, la verdad y lo bello. La belleza produce en nosotros la atracción y el amor. Este deseo amoroso también nos conduce a Dios.
Dios ha comunicado esa belleza a su creación, y en particular, de un modo único y singular esa belleza resplandece en el Corazón Inmaculado de María: pues Ella es la obra perfecta de Dios, en Ella derramó todas las gracias. “Eres toda hermosa, oh, María, y la mancha original no está en ti.” Una belleza externa que refleja también la belleza de su alma, toda sin pecado, ni arruga; una belleza que brota de un corazón lleno de Dios, pues como se dice popularmente “la cara es espejo del alma”.
Al contemplar la belleza del Corazón Inmaculado de María recibimos una “saludable sacudida”, -en palabras de Benedicto XVI- que nos hace salir de nosotros mismos, nos arranca de la resignación, del acomodamiento del día a día e incluso nos hace sufrir, como un dardo que nos hiere, pero precisamente de este modo nos "despierta" y nos vuelve a abrir los ojos del corazón y de la mente, dándole alas e impulsándolo hacia lo alto; hacia Dios.
Al contemplar el Corazón de María descubrimos el reflejo de los atributos divinos -la bondad, la belleza y la verdad- que hacen resplandecer en el mundo el rostro luminoso de Dios bueno, admirable y justo.
wOraciones para terminar todos los días:
Terminemos nuestra oración, haciendo un acto de reparación al Inmaculado Corazón de María:
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Inmaculada Concepción de María. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Virginidad perpetua de Nuestra Señora. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la maternidad divina de María, rechazando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que infunden en los niños y en los jóvenes el desprecio hacia la Virgen Inmaculada. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que ultrajan, desprecian y maltratan las imágenes y representaciones de la Virgen Santísima. (Avemaría)
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CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN
de San Antonio María Claret
¡Oh, María! Madre de Dios y Madre nuestra, a Vos acudimos para consagrarnos a vuestro Inmaculado Corazón para que reines en nuestros corazones y en nuestra familia y nos ponemos bajo tu protección maternal.
Os consagramos nuestros cuerpos y nuestras almas, nuestra familia, nuestro hogar; todo cuanto somos y tenemos. Y para que esta consagración sea eficaz y verdadera, renovamos a vuestros pies las promesas que en nuestro nombre hicieron nuestros padres en el bautismo.
Renunciamos a las seducciones del mundo, enemigo de Dios y nuestro; sus criterios de riquezas, honores y placeres; sus escándalos y pecados. Renunciamos a nuestras malas pasiones y a las intrigas del demonio.
Y nos comprometemos a conservar nuestra fe, santificar nuestras costumbres y seguir los dictados del Magisterio de la Santa Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo y frecuentar los Santos Sacramentos. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.