sábado, 27 de agosto de 2022

DÍA 28. LAS SAGRADAS IMÁGENES DEL INMACULADO CORAZÓN

DÍA 28.

LAS SAGRADAS IMÁGENES DEL INMACULADO CORAZÓN

 

MES DE AGOSTO  EN HONOR

AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 

wOraciones para comenzar todos los días:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Con el Ángel de la Paz que enseñó a los tres pastorcitos de Fátima-Lucía, Francisco y Jacinta- a rezar para desagraviar los Corazones de Jesús y de María, decimos:

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen, no adoran,

 no esperan y no os aman. (3 veces)

***

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo,

Os adoro profundamente y Os ofrezco

el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma

y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra,

en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias

con que Él mismo es ofendido

y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón

y del Corazón Inmaculado de María,

os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.

 

w Consideración diaria.

DÍA 28.

LAS SAGRADAS IMÁGENES DEL INMACULADO CORAZÓN

La quinta blasfemia que se ha de reparar en los primeros sábados de mes es la de aquellos que profanan las sagradas imágenes. El odio y el desprecio hacia Dios y hacia la Virgen no queda solamente en una pasión desordenada, o en meras actitudes o palabras, sino que normalmente se manifiesta en obras mediante el desprecio, la burla y el maltrato a todo lo que se  a ellos se refiere, y muy particularmente a sus imágenes.

El Dios invisible se ha hecho visible, aquel que no puede ser contenido en los cielos se ha hecho hombre, ha tomado nuestro cuerpo, se ha hecho tangible. Dios, en Jesucristo, tiene rostro. Y desde este momento, está justificada la necesidad que tenemos de tener imágenes o representaciones de la persona a la que amamos,  sabiendo que no adoramos y veneramos más que a quién esta imagen representa.

¿Cómo hemos de tratar las sagradas imágenes? Son sacramentales, instituidos por la Iglesia como cauces de la gracia, por tanto hemos de tratarlas como signos sagrados, con piedad y devoción. Las imágenes expuestas al culto público o privado deben ser bendecidas, se les honra con incienso, se les alumbra con cirios, se reza delante de ellas.  Privilegiadas son las imágenes del Divino Salvador a las que se le rinde culto de adoración, no a la materia con la que están hechas, sino a aquel a quien representan: el mismo Hijo de Dios que nació de la Virgen Inmaculada. 

La Virgen nos pide reparación por los sacrilegios contra sus sagradas imágenes. Este es el pecado de aquellos que por odio a Dios destruyen, mutilan, se burlan o juegan con lo sagrado. Pero muchas veces somos nosotros lo que no tratamos debidamente las cosas sagradas: la falta de delicadeza e irreverencia por parte de los sacerdotes y de los fieles. Hemos de reparar con delicadeza y piedad.  Profanaciones, sacrilegios y debida reverencia también ante las imágenes impresas o pintadas… Profanaciones o faltas de respeto tan cotidianas como los típicos calendarios de pared o de bolsillo, o las estampas que hemos de intentar quemarlas respetuosamente o sepultarlas en la tierra.

El reparar por los sacrilegios contra las imágenes de la Virgen nos lleva también a pensar en sus imágenes vivas: toda mujer nos recuerda  a la Madre de Dios, nueva Eva; particularmente las religiosa consagradas, pero también las madres de familia, las jóvenes y las niñas. Toda falta de respeto contra la mujer y sus derechos es también ofensa a la Madre de Dios. ¡Cuánta vejación de las mujeres en nuestros días con el falso feminismo y la ideología de género!

Reparar por los sacrilegios contra las imágenes de la Virgen nos ha de hacer caer en la cuenta de que la Iglesia es imagen de la Virgen. Cuántas injurias, blasfemias, odio, desprecios e intentos de dañarla y de hundir la barca de Pedro.

Nuestra devoción en el templo y en la oración y nuestra delicadeza en el trato de las cosas santas, así como la debida formación, es una forma muy bella de enseñar a los niños  y a los jóvenes el amor a Dios y a la Virgen. 

 

wOraciones para terminar todos los días:

Terminemos nuestra oración, haciendo un acto de reparación al Inmaculado Corazón de María:

·        En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Inmaculada Concepción de María. (Avemaría)

·        En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Virginidad perpetua de Nuestra Señora. (Avemaría)

·        En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la maternidad divina de María, rechazando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres. (Avemaría)

·        En reparación por aquellos que infunden en los niños y en los jóvenes el desprecio hacia la Virgen Inmaculada. (Avemaría)

·        En reparación por aquellos que ultrajan, desprecian y maltratan las imágenes y representaciones de la Virgen Santísima. (Avemaría)

***

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN

de San Antonio María Claret

¡Oh, María! Madre de Dios y Madre nuestra, a Vos acudimos para consagrarnos a vuestro Inmaculado Corazón para que reines en nuestros corazones y en nuestra familia y nos ponemos bajo tu protección maternal.

Os consagramos nuestros cuerpos y nuestras almas, nuestra familia, nuestro hogar; todo cuanto somos y tenemos. Y para que esta consagración sea eficaz y verdadera, renovamos a vuestros pies las promesas que en nuestro nombre hicieron nuestros padres en el bautismo.

Renunciamos a las seducciones del mundo, enemigo de Dios y nuestro; sus criterios de riquezas, honores y placeres; sus escándalos y pecados. Renunciamos a nuestras malas pasiones y a las intrigas del demonio.

Y nos comprometemos a conservar nuestra fe, santificar nuestras costumbres y seguir los dictados del Magisterio de la Santa Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo y frecuentar los Santos Sacramentos. Amén.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos de Dios, rogad por nosotros.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.