DÍA 22.
PRIMER SÁBADO DE CADA MES
MES DE AGOSTO EN HONOR
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
wOraciones para comenzar todos los días:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con el Ángel de la Paz que enseñó a los tres pastorcitos de Fátima-Lucía, Francisco y Jacinta- a rezar para desagraviar los Corazones de Jesús y de María, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran,
no esperan y no os aman. (3 veces)
***
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Os adoro profundamente y Os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él mismo es ofendido
y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.
w Consideración diaria.
DÍA 22.
PRIMER SÁBADO DE CADA MES
La Virgen quiere este acto de reparación en sábado, porque es su día. El sábado es el último día de la semana, el día sagrado para el pueblo judío. En él, Dios descansó de su obra creadora, y este mismo descanso impuso al pueblo elegido. El sábado es el día que da paso y nos lleva al domingo, día de Cristo Resucitado. La Virgen María es la que nos conduce y nos da a Cristo. Ella es la que da paso al primer y octavo día, porque a través de ella vino Cristo a nosotros y a través de ella también entraremos en el octavo día que marca la eternidad. Su promesa así lo declara: “les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación.”
Primer sábado de mes, para que todo el mes estemos pendiente de ella y todo quede consagrado por su amor maternal y su protección.
La Virgen quiere que sean cinco sábados seguidos sin interrupción para reparar las principales blasfemias e injurias tal y como Nuestro Señor reveló a sor Lucía: blasfemias e injurias contra su Inmaculada Concepción, contra su Virginidad, contra su Maternidad divina y espiritual, la injuria de aquellos que inculcan en los niños y en los jóvenes el desprecio hacia Ella y las profanaciones de sus sagradas imágenes.
Sor Lucía estaba continuamente haciendo los primeros sábados de mes ofreciéndolos por la conversión de las almas. Terminaba unos y empezaba otros. Hay tantas almas que salvar, hay tantas almas por las que podemos ofrecerlos: familiares, amigos, personajes públicos... Seguramente nunca se le borró de su mente aquellas palabras que escuchó de niña en la aparición de agosto de 1917: “Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores. Son muchas almas las que van al infierno porque no hay quien se sacrifique y rece por ellas”.
¡Sólo en el cielo sabremos el número de almas que hayamos podido ayudar con nuestras oraciones y sacrificios!
wOraciones para terminar todos los días:
Terminemos nuestra oración, haciendo un acto de reparación al Inmaculado Corazón de María:
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Inmaculada Concepción de María. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Virginidad perpetua de Nuestra Señora. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la maternidad divina de María, rechazando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que infunden en los niños y en los jóvenes el desprecio hacia la Virgen Inmaculada. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que ultrajan, desprecian y maltratan las imágenes y representaciones de la Virgen Santísima. (Avemaría)
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CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN
de San Antonio María Claret
¡Oh, María! Madre de Dios y Madre nuestra, a Vos acudimos para consagrarnos a vuestro Inmaculado Corazón para que reines en nuestros corazones y en nuestra familia y nos ponemos bajo tu protección maternal.
Os consagramos nuestros cuerpos y nuestras almas, nuestra familia, nuestro hogar; todo cuanto somos y tenemos. Y para que esta consagración sea eficaz y verdadera, renovamos a vuestros pies las promesas que en nuestro nombre hicieron nuestros padres en el bautismo.
Renunciamos a las seducciones del mundo, enemigo de Dios y nuestro; sus criterios de riquezas, honores y placeres; sus escándalos y pecados. Renunciamos a nuestras malas pasiones y a las intrigas del demonio.
Y nos comprometemos a conservar nuestra fe, santificar nuestras costumbres y seguir los dictados del Magisterio de la Santa Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo y frecuentar los Santos Sacramentos. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.