DÍA 10.
LA VIRGEN LE MOSTRÓ SU CORAZÓN
MES DE AGOSTO EN HONOR
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
wOraciones para comenzar todos los días:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con el Ángel de la Paz que enseñó a los tres pastorcitos de Fátima-Lucía, Francisco y Jacinta- a rezar para desagraviar los Corazones de Jesús y de María, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran,
no esperan y no os aman. (3 veces)
***
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Os adoro profundamente y Os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él mismo es ofendido
y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.
w Consideración diaria.
DÍA 10.
LA VIRGEN LE MOSTRÓ SU CORAZÓN
Detengamos nuestra atención en el gesto de la Virgen hacía sor Lucía. Acompañada del niño Jesús, la Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo su Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas.
Le mostró su Corazón: Un gesto que manifiesta el deseo de dársenos a conocer. La Virgen quiere que la conozcamos, que entremos en el misterio de su corazón inmaculado. Dice san Luis María Grignon: “la excelsa María ha permanecido hasta ahora desconocida y ésta es una de las razones de que Jesucristo no sea todavía conocido como debe serlo. De suerte que, si el conocimiento y reinado de Jesucristo han de dilatarse en el mundo, como ciertamente sucederá, esto acontecerá como consecuencia necesaria del conocimiento y reinado de la Santísima Virgen, quien lo trajo al mundo la primera vez y lo hará resplandecer la segunda.”
El gesto de la Virgen al mostrar su Corazón es mostrarnos los secretos de su persona. Nuestra Señora no tiene miedo a mostrarnos su Corazón, pues en Él no hay nada que no pueda mostrarse. Un Corazón inmaculado, limpio, transparente. Un Corazón totalmente modelado por Dios. Un Corazón donde no hay lugar a “malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.” En definitiva, un Corazón todo de Dios, totalmente lleno de Él; y porque es todo de Dios se da totalmente a nosotros. No se guarda para sí mismo, ni se reserva para el pecado, ni lo ocupa con vanos pensamientos. Se da a Dios y se da a nosotros. Al mostrarnos su Corazón Inmaculado en su mano, la Virgen nos habla de su inmensa caridad hacia nosotros, de esa espada de dolor que la hace Corredentora junto con su Hijo, Nuestro Redentor. Las palabras dichas anteriormente en Fátima a la niña Lucía “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio” hallan su expresión plástica en este gesto de la Virgen.
wOraciones para terminar todos los días:
Terminemos nuestra oración, haciendo un acto de reparación al Inmaculado Corazón de María:
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Inmaculada Concepción de María. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Virginidad perpetua de Nuestra Señora. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la maternidad divina de María, rechazando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que infunden en los niños y en los jóvenes el desprecio hacia la Virgen Inmaculada. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que ultrajan, desprecian y maltratan las imágenes y representaciones de la Virgen Santísima. (Avemaría)
***
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN
de San Antonio María Claret
¡Oh, María! Madre de Dios y Madre nuestra, a Vos acudimos para consagrarnos a vuestro Inmaculado Corazón para que reines en nuestros corazones y en nuestra familia y nos ponemos bajo tu protección maternal.
Os consagramos nuestros cuerpos y nuestras almas, nuestra familia, nuestro hogar; todo cuanto somos y tenemos. Y para que esta consagración sea eficaz y verdadera, renovamos a vuestros pies las promesas que en nuestro nombre hicieron nuestros padres en el bautismo.
Renunciamos a las seducciones del mundo, enemigo de Dios y nuestro; sus criterios de riquezas, honores y placeres; sus escándalos y pecados. Renunciamos a nuestras malas pasiones y a las intrigas del demonio.
Y nos comprometemos a conservar nuestra fe, santificar nuestras costumbres y seguir los dictados del Magisterio de la Santa Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo y frecuentar los Santos Sacramentos. Amén.
***
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.