domingo, 14 de agosto de 2022

JESUCRISTO ES EL FUNDAMENTO POR SU HUMILDAD. San Ambrosio

 


JESUCRISTO ES EL FUNDAMENTO POR SU HUMILDAD. San Ambrosio

 

Del Libro de los Oficios de San Ambrosio, Obispo.

Lib. 1, cap. 28 y 29.

Grande es el esplendor de la justicia; tiene su razón de ser en el interés de los demás; protege nuestras relaciones y estrecha nuestros lazos sociales; somete todas las cosas a su juicio; asiste al prójimo, le proporciona el dinero que necesita, no le niega sus servicios, le defiende en las ocasiones críticas. ¿Quién no desearía llegar a esas alturas de la virtud, si no se adelantara la avaricia a debilitar y enervar su fuerza? Entregándonos a la pasión de aumentar nuestros bienes, de multiplicar aquí abajo nuestras posesiones, de superar a los demás en riquezas, pierde nuestra alma el sentimiento de la justicia y olvida la obligación de la beneficencia.

La excelencia de la justicia es que no hace acepción de lugar, ni de tiempo, ni de persona, sino que se debe a todos, aun a los enemigos; si con un adversario se fija un lugar y un día para librar un combate, cambiar de lugar o adelantarse al día estipulado sería contra justicia. Se trata a uno de una manera o de otra, según que se le ha hecho prisionero, ya en una batalla encarnizada o en un ataque peligroso, ya gracias a una asistencia providencial o por cierta casualidad. Si la justicia prevalece aun en la guerra, ¿cuánto más no deberá observarse en la paz?

El fundamento de la justicia es la fe; los corazones justos tienen por regla meditar la fe, y el justo que se acusa a sí mismo, establece la justicia sobre la base de la fe; al confesar la verdad pone de manifiesto su justicia. El Señor dijo por Isaías: “He aquí que Yo pondré en los cimientos de la nueva Sion una piedra”. Se refería a Jesucristo, fundamento de la Iglesia. Jesucristo es la fe de todos, y la Iglesia representa la justicia, que es derecho común de todos. En la Iglesia hay comunidad de oración, de obras, de pruebas y sufrimientos. Es justo el que es digno de Jesucristo, que hizo abnegación de sí mismo. Por eso San Pablo puso a Jesucristo por fundamento, a fin de que sobre Él elevásemos obras de justicia, ya que la fe es su fundamento.