JESUCRISTO ES EL FUNDAMENTO POR SU HUMILDAD. San Ambrosio
Del Libro de los Oficios de San Ambrosio, Obispo.
Lib. 1, cap. 28 y 29.
Grande es el esplendor de la justicia; tiene su razón de ser en el interés de los demás; protege nuestras relaciones y estrecha nuestros lazos sociales; somete todas las cosas a su juicio; asiste al prójimo, le proporciona el dinero que necesita, no le niega sus servicios, le defiende en las ocasiones críticas. ¿Quién no desearía llegar a esas alturas de la virtud, si no se adelantara la avaricia a debilitar y enervar su fuerza? Entregándonos a la pasión de aumentar nuestros bienes, de multiplicar aquí abajo nuestras posesiones, de superar a los demás en riquezas, pierde nuestra alma el sentimiento de la justicia y olvida la obligación de la beneficencia.
La excelencia de la justicia es que no hace acepción de lugar, ni de tiempo, ni de persona, sino que se debe a todos, aun a los enemigos; si con un adversario se fija un lugar y un día para librar un combate, cambiar de lugar o adelantarse al día estipulado sería contra justicia. Se trata a uno de una manera o de otra, según que se le ha hecho prisionero, ya en una batalla encarnizada o en un ataque peligroso, ya gracias a una asistencia providencial o por cierta casualidad. Si la justicia prevalece aun en la guerra, ¿cuánto más no deberá observarse en la paz?
El fundamento de la justicia es la fe; los corazones justos tienen por regla meditar la fe, y el justo que se acusa a sí mismo, establece la justicia sobre la base de la fe; al confesar la verdad pone de manifiesto su justicia. El Señor dijo por Isaías: “He aquí que Yo pondré en los cimientos de la nueva Sion una piedra”. Se refería a Jesucristo, fundamento de la Iglesia. Jesucristo es la fe de todos, y la Iglesia representa la justicia, que es derecho común de todos. En la Iglesia hay comunidad de oración, de obras, de pruebas y sufrimientos. Es justo el que es digno de Jesucristo, que hizo abnegación de sí mismo. Por eso San Pablo puso a Jesucristo por fundamento, a fin de que sobre Él elevásemos obras de justicia, ya que la fe es su fundamento.